21. STAY

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Rindou se asusta por un microsegundo, preguntándose seriamente que haría si a Wakasa le da un infarto de verdad; ahí, frente a la cámara, en una videollamada en vivo con dos adolescentes posiblemente lo suficientemente traumados como para soportarlo.

No se lo pregunta más y ruega silenciosamente por qué no suceda, mientras Imaushi sigue celebrando frente a su laptop sentado en su cama matrimonial.

Hace una hora había recibido una llamada del mayor, exigiéndole saber que sucedía detalladamente entre Sanzu y él para ganarle veinte dólares a Shinichiro y luego volverlos a apostar con Benkei; sin embargo, cuando escuchó a Rindou suspirar, su sexto sentido se activó y le dijo que eso iba más allá de un simple "si, estamos saliendo" y le obligó a colgar para pasar su charla a una videollamada.

Eso hubiera estado bien, incluso normal conociendo a Wakasa y su raro estado emocional exaltado y jovial por su pronto matrimonio; pero después de contarle todo lo que había sucedido con Haru, empezando por esa noche y luego remontándose a toda su historia desde antes de que su estupido corazón adolescente comenzara a confundir las cosas, el albino decidió que necesitaban una segunda opinión y obligó a alguien más a unirse a la conversación.

El rubio que aprecio en una tercera pantalla en la videollamada lucia adormilado y fastidiado, pero aún así, con el cabello rubio desordenado, la pijama grande y sus ojos asesinos y perezosos, se veía tremendamente bien.

Rindou lo recordó como el novio de un sujeto que Sanzu le había presentado en la fiesta a la que habían ido juntos y después de que él mismo rubio se presentara nuevamente como Seishu Inui, ambos se dedicaron a regañar a Wakasa por estar despertando a las personas a media noche, amenizando un poco el ambiente entre los dos.

Con ayuda del albino entraron en confianza rápidamente, explicándole a Inui porque estaba ahí y todo el lío amoroso entre Rindou y Sanzu. Pronto, estaba hablando con el que se suponía era un desconocido, como si fueran amigos de toda la vida, quejándose de todo y nada y recibiendo consejos que intentaría recordar para después.

— Entonces...dijiste que solo te llevo a tu casa y se fue, ¿no?

— Si —suspiró— después de aquello, me dijo que lo mejor era regresar porque ya era tarde y tenía cosas que hacer en el hotel. Me dejó en mi casa y me dijo que me vería luego, pero no hablamos más del tema, de hecho, ni siquiera hablamos.

— ¿Se veía incomodó?

— No, solo un poco evasivo, como cuando haces algo realmente tonto y sabes que es tonto pero prefieres girar la mirada antes de aceptarlo.

— Si, Haru es así —suspiro Waka, mordisqueando un palillo entre sus dientes.

— Pero entonces... ¿a ti si te gusta?

Rindou se sonrojo por la pregunta de Inui, desviando la mirada a la otra punta de su habitación y escuchando la carcajada de Wakasa en la computadora.

— Nosotros no... bueno, yo no...

— ¡Claro que te gusta! Mira como actúas cada vez que hablas de él.

— Actúas igual que Waka cuando era un puberto enamorado de Shinichiro.

— ¡Inupi!

— ¡Es cierto! Una vez llegue al taller para preguntarte si lo habías visto y me terminaste contando el color exacto de sus ojos.

— ¿Y qué hay de ti? Te tuve que aguantar siete años hablando de Kokonoi. ¡Koko esto, Koko lo otro!

— ¡Eso no tiene nada que ver! Era un niño.

Rindou rió por la guerra de reclamos que los dos se esmeraban en ganar, recordando sucesos de hace diez años como de apenas dos semanas atrás.

— ¡Al menos Koko si entendía las indirectas!

STAY -RINZU-Where stories live. Discover now