Capítulo 9

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Buenas flores!!!! Estoy por aquí de nuevo, voy a intentar actualizar esta historia los martes y jueves (por el momento) aunque mi intención es lograr tres actualizaciones diarias, pero os iré informando o lo iréis viendo con el tiempo!

Besitos y a disfrutar! Poco a poco la historia irá tomando forma y os deleitará :)

Aquella misma noche, Amelia pudo comprobar la referencia de las palabras del duque a lograr que las pequeñas durmieran toda la noche

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Aquella misma noche, Amelia pudo comprobar la referencia de las palabras del duque a lograr que las pequeñas durmieran toda la noche. Se había despertado cinco veces entre gritos desesperados por alguna de las pequeñas llamando a su madre entre pesadillas nocturnas. Dos veces había tenido que cambiar por completo a la más pequeña con ayuda de una doncella porque había mojado toda la ropa de cama y despertaba empapada, pero a pesar de las protestas, la última vez que se despertó para acudir a la recámara de las pequeñas decidió dormir en el suelo, entre ambas camas.

—¿Esta dormida como mamá? —preguntó Amanda.

—No lo creo —respondió Charlotte.

Amelia comenzó a desperezarse y sintió el dolor de su espalda por haber dormido sobre la alfombra que había entre las camas.

Las niñas dieron un grito y se subieron a una de las camas como si temieran ser reprendidas por estar fuera de ella.

—Buenos días —anunció Amelia con una leve sonrisa.

—¿Por qué ha dormido aquí? —preguntó la más pequeña.

—Era más fácil si ya estaba aquí que venir desde mi habitación si alguna de las dos despertaba —susurró desperezándose.

La respuesta de ambas niñas fue el silencio, tal vez no podían negar que ambas sufrían de pesadillas nocturnas debido a la muerte reciente de sus padres y admitirlo era también afirmar que no regresarían.

La doncella entró dispuesta a vestir a las niñas como cada mañana y se sorprendió de encontrar a la institutriz en la habitación de las pequeñas y no solo eso, sino que luciera en camisón y despeinada.

—Buenos días Elisa, me alistaré enseguida para acompañar a Charlotte y Amanda en el desayuno —avisó antes de salir apresuradamente de la habitación.

Probablemente antes de que acabara el desayuno el rumor de que había dormido en el suelo de la habitación se expandiría por toda la casa y sabía de primera mano que una institutriz no hacía ese tipo de cosas... menos aún una dama.

Aunque Amelia había dejado de ser Lady Amelia para convertirme en la señorita Barston desde el mismo momento en que abandoné Londres con una maleta en la que albergaba todas mis pertenencias.

Con la misma falda que había utilizado el día anterior y que había plegado minuciosamente sobre un pequeño silloncito de su habitación, se trenzó debidamente el cabello para recogerlo en una trenza con forma de diadema y sonrió al pequeño espejo a pesar de que él veía unas considerables bolsas oscuras bajo sus ojos.

La Cuarta InstitutrizWhere stories live. Discover now