( 11 ) - au revoir

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Era Sábado por la mañana, Josephine y Polnareff compartían una ducha en la habitación de él.

 
—¿Por qué la prisa?— dijo el francés mientras lavaba su cabello.

 
—¿Tú sabes qué día es hoy?— contestó ella, quien enjuagaba su propio cabello.

 
—Lo sé, lo sé. Es por eso que tenemos que aprovechar el tiempo.

 
Con estas palabras, el mayor la tomó por la cintura y la acercó a él unos centímetros. Se agachó ligeramente de modo que estuviera a la altura de su cara.

 
—Por favor, déjame disfrutar esto.

 
La chica rodó los ojos bromeando, y rió ligeramente. Seguido de esto, asintió para su novio, y pudo ver una sonrisa formándose en su rostro de nuevo.

Polnareff tomó a la chica de los hombros, la giró de modo que diera  media vuelta y quedara de espaldas a él. Su cabello largo y mojado caía sobre su hombro derecho.

Ambos se quedaron en silencio por unos segundos, solo se escuchaban las gotas cayendo sobre el suelo.

 
—¿Disfrutas la vista?— bromeó Josephine.

 
—Shh.— él se agachó y asomó su cuello junto a la cabeza de ella, de modo que pudiera darle un beso en la mejilla cómodamente.

 
Un segundo después, la chica pudo sentir su esponja color azul, la que usaba usualmente al bañarse, pegada a su espalda.

El mayor, luego de llenarla de jabón, comenzó a frotarla por su espalda y sus hombros, con un ritmo lento y suave, relajante.

Ambos disfrutaron de esa ducha que, sabían, sería la última que tomarían juntos en un tiempo.

Al terminar, se arreglaron y Jean Pierre ayudó a su novia a empacar sus cosas en las maletas que traía.

 
—¿A qué hora debemos estar en el aeropuerto?

 
—En una hora, aún hay tiempo, queda a 20 minutos de aquí.

 
—Ya...

 
El silencio se podía sentir en la habitación, era muy pesado. Josephine lo miró, se veía preocupado y decepcionado al mismo tiempo, con el ceño ligeramente fruncido. Al sentir la mirada volteó también.

 
—¿En que piensas?— preguntó ella.

 
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

 
—Jean, ya hablamos de esto.— dijo ella —Te prometí que lo pensaría bien.—

 
—Lo sé...— agregó él —Perdón por insistir—

 
Ambos continuaron preparando la maleta, y asegurándose de no olvidar nada al volver a casa.

Unos minutos después, la pareja esperaba en la recepción a que los Joestar los alcanzaran.

Como ya era costumbre, el joven de cabello rojo se apareció por ahí. Saludó a la pareja con la mano.


—¡Kakyoin!— exclamó ella emocionada, se acercó al chico casi corriendo, Polnareff la seguía a una menor velocidad.


—¡Hola! ¿Se van?


—Sí, casi.


—Oh, ya...


Los tres se quedaron callados por unos segundos. A la distancia, los pasos y voces de Joseph y Jotaro se acercaban al pequeño grupo.


—¿Están listos?— preguntó el mayor.

𝗩𝗔𝗣𝗢𝗥. │ polnareff x ocWhere stories live. Discover now