Capítulo 25: A una tecla

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Su dedo se mantenía sobre la tecla esperando las instrucciones para pulsarla mientras Bakugo dudaba. Él mismo le había pedido información a Shoto sobre lo que estaba ocurriendo en Tokio y sobre las familias mafiosas, lo que no esperaba es que se fuera a colar directamente en la página de la policía y ahora... estaba a una maldita tecla de entrar y llegar a toda la información. Bakugo dudó por unos instantes si eso era correcto y allí estaba Shoto, esperando una autorización antes de actuar contra todas las leyes pese a que era lo que normalmente hacía.

— Entonces... ¿Le doy o no? – preguntó Shoto finalmente ante la incertidumbre.

Él iba a entrar directo, no tenía dudas al respecto, pero Bakugo, al haber visto que iba a acceder precisamente a la página de la policía, le había detenido y allí estaban los dos.

— ¡NO! – dijo Bakugo – es ilegal, joder.

— Entonces apago el ordenador.

— No. Quiero la información.

— ¿Entonces le doy? – preguntó Shoto de nuevo ante las dudas presionando un poco más el dedo sobre la tecla dispuesto a acceder a la página. Bakugo detuvo su muñeca y apartó la mano de Shoto del teclado mientras pensaba.

— ¿Seguro que no hay otra forma?

— Ésta es la más rápida para saber qué ocurre en Tokio y llegar a los archivos de las familias mafiosas que ellos conocen. Para el resto de la información, podría llevarme algo más de tiempo. Tengo que adentrarme más en la red profunda.

— Joder, que vas a hackear a la policía – se quejó Bakugo.

— No es la primera vez que lo hago.

— Eso no vuelvas a decirlo, a nadie, y menos a mí. Shoto, ¡por Dios! Que soy policía.

— Ex policía, ahora no tienes potestad para detenerme y además trabajas para mí.

— ¿Seguro que no detectarán que estás accediendo a sus datos?

— No. Estoy completamente seguro de que no se van a enterar. Ya te he dicho que no es la primera vez que me cuelo en su sistema.

— ¿No has pensado en trabajar para la policía como informático? – preguntó Bakugo al ver lo rápido que Shoto podía colarse casi donde fuera.

— No. La verdad es que no.

Mientras Bakugo estaba distraído mirando sus ojos, Shoto presionó la tecla accediendo al interior de la página de la policía.

— ¿Qué busco exactamente? – preguntó Shoto.

— Supongo que no podré saber por dónde andan las patrullas pero necesitaría saber cómo están los atentados y...

¡Atónito! Así se quedó Bakugo al ver el mapa de Tokio y los puntos rojos moviéndose por él con lentitud. Seguramente eran las patrullas, todas y cada una de ellas.

— Todos los coches patrullas tienen gps. Fue una ley obligatoria de hace un par de años para, en caso de algún accidente, que el resto de las patrullas supieran dónde se encontraban y poder ir a ayudar. ¿Te sirve así o debo buscar algo más? – preguntó Shoto.

— Y todo eso lo consigues en apenas treinta segundos...

— Imagínate lo que puedo hacer en veinticuatro horas – sonrió Shoto.

— Lo reitero, ¿seguro que no quieres trabajar para la policía? Contigo todo sería más fácil.

— No, gracias. Prefiero que no puedan identificar demasiado a mi familia. Cuanto menos me conozcan, mejor.

Yakuza (Boku no hero: Shoto-Bakugo)Where stories live. Discover now