Capítulo 1

55.1K 4K 5.2K
                                    

—Despierta, borracha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Despierta, borracha.

Gimoteé, enredándome entre las sábanas.

La cabeza me quería explotar. Tenía mareo, el mundo daba más vueltas si presionaba los párpados para volver a sumergirme en el sueño.

Camille, mi compañera de cuarto, ignoró los gruñidos de protesta que solté y me zarandeó con fuerza.

—Despierta, Emma —demandó de mala gana.

—No puedo. —Cubrí mi cara con la almohada—. Tengo resaca, la peor de mi vida.

Se levantó de mi cama y escuché sus pasos alejarse por el dormitorio, seguramente vistiéndose.

—¿Por qué regresaste tan tarde? —preguntó y al no obtener respuesta me pellizcó una pierna.

Grité y me alejé lo más posible, todavía sin arriesgarme a abrir un ojo.

—¿A qué hora llegaste? —insistió.

—No lo sé. —Me incorporé como pude, recostando la espalda a la pared y abrazando mis piernas para aliviar el dolor del estómago, ardía—. Llegué antes de que amaneciera, mucho antes.

Tomó asiento en su cama al otro lado de nuestra caótica habitación universitaria.

—Pensé que te habías ido con Owen. ¿Por qué no te quedaste en su casa?

Entrecerré los ojos porque la luz que entraba por la ventana me molestaba.

—¿Se llama Owen?

—Sí, se llama Owen —masculló.

Resoplé.

—Pues agradezco no haberme quedado en su casa porque lo llamé Oscar mientras follábamos.

Su ceja alzada fue una reprimenda silenciosa.

Me froté la cara para alejar el cansancio.

—Volviste de madrugada —reprochó—. Es peligroso andar por Prakt de noche y sola.

—No pasó nada —murmuré con la cara entre mis manos—. Deja de ser una madre sobreprotectora.

—Bien... ¿Y si llegabas y yo tenía la cara entre las piernas de una chica?

Me encogí de hombros.

—Las habría ignorado mientras ustedes se daban como les diera la gana. —Le regalé una sonrisa—. Bastante me costó encontrar la cama, tú y tus amigas no son un inconveniente.

Gruñó por lo bajo.

—Tenías que haber ido a casa de tu hermana.

—¿Estás loca? —Contuve las ganas de reír porque hacerlo haría que me doliera más la cabeza—. Me habría matado si veía lo borracha y drogada que estaba.

AkselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora