CAPÍTULO 3 (pasado)

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03

Damián

La timidez de esa chica me inquietaba cada vez más. Fue esa la razón principal por la que seguí a observarla a lo lejos.
Teníamos gustos muy parecidos, noté que leía mucho y la mayoría de los libros yo la los conocía.

También comenzó a juntarse más con nosotros, era tímida por eso se sentaban hasta el final de la mesa pero reía de algunos de nuestros chistes.
Ella no me miraba a los ojos, ni una vez lo hacía, era extraño el como bajaba la mirada y sonreía, como si se lo guardara únicamente para ella.

Muchas veces la atrape en la biblioteca, cuando me escuchaba llegar solo huía como si fuera a matarla o algo así, supuse que no era de su agrado.
Fue por eso que hice ese estúpido comentario hiriente sobre ella, lo hice solo para encajar en un grupo de mierda donde todos hablaban mal de todos.

Después de haberla herido no la volví a ver. El resto del año escolar se pasó tan rápido, entre la separación de mis padres y los problemas de personalidad de Dan, pude graduarme y no volví a verla.

—¡Mi hijo! ¡Graduado!—murmuro mi padre.

Odiaba tanto ese tono, sabia que fingía estar orgulloso de mi, solo estaba aliviado de que no malgaste su dinero y si logré graduarme.

Nos había invitado a festejar mi graduación, y obligo también a invitar a mi madre, era terrible verlos juntos, era difícil verlos convivir como si nada, como si él no le hubiera arruinado la vida a mamá.
Ella seguía siendo la misma sumisa, solo obedecía y asentía a todo lo que este tipo decía.

Esa velada terminó rápido, gracias al cielo porque no soportaba un minuto más en esta mesa.
Salimos del restaurante, con el resto de mi comida en un plato de plástico porque me había negado a comer.

—Mira Dan... esa de ahí no es tu amiga—murmuro mi madre.

Dan y yo volteamos de inmediato y en efecto, era su amiga la rubia, que recuerdo como Ari, junto a su familia y aquella niña tímida.

—¡Si! ¡Es Ari!—murmuró Dan con una sonrisa tonta en el rostro.

No tenía idea de que eran hermanas, aunque no se porque no lo capté antes, están idénticas, el mismo tono de rubio y los ojos.

Entraron al restaurante y ambos nos quedamos como idiotas viéndolas.

—¿Te gusta?—le pregunte a Dan.

Volteo a verme—¿Quién?

—La rubia.

—No... no se de que hablas.

—No finjas, casi te haces en los pantalones cuando la viste.

—Solo me ve como un amigo.

—Bueno, al menos te ve como algo...—murmuré.

Negó y subió al auto, yo hice lo mismo.

******

El momento complicado fue entrar a la universidad. Yo no quería estudiar negocios, no quería ser igual que mi padre pero él me obligó.

—Si estudias esto te puedo acomodar en una gran empresa, ganarías muy bien hijo...—recordó.

—Pero eso no me apasiona, no lo quiero—repetí.

Había perdido la cuenta de las veces que le había dicho eso.

—Pues no te estoy dando opción Damián, si quieres que te pague la universidad, te la pagaré mientras sea la de negocios.

—¿Y si no quiero?

—Entonces tendrás que trabajar y pagarla por ti mismo, o ver a tu pobre madre partirse la espalda para poder pagártela.

Suspire, maldigo hijo de perra.

—No hagas esto...

—Si aceptas, todos los gastos correrán a mi cuenta, y además por mes te daré una gloriosa suma para que ayudes a tu madre...

Termine aceptando por cobarde, por necesitar ese dinero.

Y tal como lo prometió, esa suma comenzó a llegar a mi cuenta mensualmente. Me las arregle para inventarle algo a mi madre y poder darle ese dinero. Nos había sacado de apuros, la única condición que había puesto Dylan Harrison era que todos los domingos fuéramos a comer juntos.

Fue el tercer domingo cuando llegó de la mano con una mujer algo joven, mejor dicho mucho más joven que él y la presentó como su actual pareja.

—¿Y cuánto llevan saliendo papá?—pregunto Dan algo ansioso.

—Tres meses—respondió la peli negra con una sonrisa de orgullo.

—¿Qué opinas de que tu pareja tenga hijos mayores?

Ella posó una sonrisa como toda una intelectual—Pues... yo amo a los niños...

Sonreí abiertamente—Pero no somos unos niños.

—Quiero decir que no me molesta en lo absoluto.

—Y aunque te molestara, no puedes hacer nada al respecto.

—¡Damián!—intervino Dylan.

Sonreí y me calle, por primera vez me gustó participar en esta ridícula y falsa cena familiar.

Ya en el auto y de camino a casa fue cuando Dan me reprendió.

—Fuiste duro con la novia de papá.

—¡Por dios!, tiene tu edad.

—Pero papá la ama.

—¡No la ama Dan!, es su nuevo capricho, como ese auto súper lujoso que acaba de comprar, solo es para aparentar.

—Solo apoya a papá, él te quiere.

—El no se quiere ni a él mismo—corte.

Las siguientes salidas con Dylan preferí quedarme callado, resultó que la peli negra no era el amor de su vida pero la rubia que nos presentó si lo es. Terminaron una semana después y continuó llevándonos a nuestras tipas.

Mi madre se enteró y claro que lloro toda una noche.

—No entiendo tus motivos para llorarle mamá, él es un idiota—insistí mientras la veía revolcarse en su gran cama.

—El idiota del que me enamore perdidamente, al que le entregué mi vida, por él perdí a mis padres, le di dos grandes hijos y así me pago.

—Y al final ni siquiera valió la pena mamá...

La historia de mis padres siempre fue intensa, por eso no quería nada serio, no quería que fuera así.
Papá insistió en que se escapara con él y mis abuelos jamás lo permitieron, por eso se casaron a escondidas cuando mi madre tenía 2 meses de embarazo.
Y así huyeron lejos de mis abuelos y de cualquier otro familiar, fue por eso que nosotros jamás hemos conocido a nuestros tíos o nuestros abuelos.

Es como si no tuviéramos.

Jamás permitiría que mi pareja renunciara a sus sueños o a su familia, si mi padre hubiera pensado en eso, mamá probablemente sería más feliz, pero nosotros no existiéramos....yo no la hubiera conocido.

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