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Era claro que Hyunjin no tenía mínima idea de lo que le esperaba, nadie lo veía venir dentro de aquella academia

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Era claro que Hyunjin no tenía mínima idea de lo que le esperaba, nadie lo veía venir dentro de aquella academia.

Un día como cualquier otro, todos se preparaban para el inicio de las clases, chicos haciendo calentamientos de aquí a allá, buscando evitar cualquier lesión que les impidiera destacar. O en eso estaban cuando por la puerta una conocida cabellera naranja ingresó con una deslumbrante sonrisa, completamente impropia de él, pues este acostumbraba a iniciar su día con muecas de desagrado debido a tener que madrugar.

Claramente, su entusiasta ánimo no pasó desapercibido para absolutamente nadie, quienes desde sus lugares se veían desconcertados entre sí, y quien encabezaba aquella lista era nuestro protagonista de cabellera morocha, quien dejó sus estiramientos para caminar hacía su hyung.

—¡Buenos días Minho Hyung!—. Saludo con una sonrisa algo adormilada, la noche anterior había tenido una horrible pesadilla en la cual su lindo hyung comenzaba a salir con aquel estúpido chico de mejillas regordetas, una total pesadilla.

—¡Buenos días Hyunjinnie!—. Le saludo de vuelta Minho, Hyunjin se congeló en su sitio por un momento, ¿Acaso su lindo hyung acaba de llamarlo por un apodo? Oh mierda, ¡Minho lo había llamado por un diminutivo!

Su sonrisa se expandió más, dejando ver sus perlados dientes y a aquellos pequeños hoyuelos debajo de sus ojos.

—Wahh Hyung, se encuentra de un excelente humor, ¿Sucedió algo importante?—. Le pregunto mientras lo observaba dejar sus pertenencias en un rincón de la sala.

—De hecho sí—. Dijo mientras suspiraba, esto desconcertó aún más a Hyunjin

—¿Se puede saber el qué?—. Preguntó mientras desviaba su mirada a los espejos, observando sus reflejos

—Bueno, es que ayer...—. Intento revelar Minho, pero justo en ese momento ingresó el profesor

—¡Buenos días!—. Dijo el hombre mientras cerraba la puerta detrás de él

—¡Buenos días Sangsenim!—. Exclamó la clase en coro

—¡Todos a sus lugares, el último se queda a limpiar la sala!—. Ordenó el hombre, todos acataron la orden sin ganas de quedarse a limpiar, Hyunjin observó de reojo a Minho que se colocaba en su sitio, al frente de todos, justo como él.

Durante toda la clase quiso obligarse a concentrarse, a ignorar aquella espina de la curiosidad que lo atacaba, pero no podía evitar cuestionarse que tenía tan feliz a su hyung, porque lograr esa sonrisa en Minho no es sencillo.

Las veces que sus miradas se cruzaron, Hyunjin trató de expresar su duda, pero Minho lo ignoró o sencillamente no lo notó, puesto que él continuaba en su mundo, siguiendo la secuencia de pasos con soltura.

Hyunjin lo imitó las últimas horas de la clase, puesto que la clase acaba hasta el mediodía, el momento donde los enviaban al comedor, no les importaba si comías, con que estuvieras en aquel salón no te cuestionan.

Where's your silly boyfriend? | hyunhoWhere stories live. Discover now