Capítulo 5

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Alguna vez no han pensado de porque el mundo es tan raro, osea, realiza actos tan extraños como su mente. O por qué la gente comete tonterías si ya sabían de antemano como resultaría. Incluso algunos hacen tonterías simplemente para estar en la "Moda", o al menos ser aceptado en un grupo de amigos.

Yo siempre me preguntaba eso, el porqué de la cosas. Y era justamente esa nuestra diferencia, el real por qué que entre Deidara y yo no nos llevábamos bien. Tal vez sea temor, o el simple hecho de que él sea más débil mentalmente, pero nuestros pensamientos resultaban completamente diferentes.

Él era el mayor, pero papá prefería darme la responsabilidad por su inmadurez, en cambio, mamá se encontraba más para su lado, detallando que cada uno tiene sus fortalezas y debilidades.

Deidara solo me aceptaría cuando sea de su conveniencia, y yo era igual.

-¿Qué sucede mamá? —murmuré en la cocina.

Aún tenía sueño, pero debía alistarme pronto y darle una excusa perfecta. Ella se encontraba molesta, creo que por el exceso de trabajo y Deidara nunca la ayudaba, a lo que creía que era preferible desquitarse conmigo.

-¿Por qué no metiste ayer la ropa en la lavadora? —Gritó controlando su tono-. Si ya lo hubieras hecho ahora estaría seca.

-Pero no me encontraba en casa —la miré a los ojos ¿Cómo se atrevía a decirme eso si sabía de por hecho que era la semana de Deidara?

Para ya parar de responsabilidades y nunca mantenernos en un acuerdo, entre todos llegamos a la conclusión que una semana yo haría todo el trabajo y en la siguiente le tocaba a Deidara. Claro que él nunca cumplía con lo dicho, pero así era la única forma de controlarlo un poco.

-¡Debiste hacerlo antes de salir con tu amigos! —objetó, a lo que me molesté.

-¡Estaba Deidara en casa!

-Deidara, Deidara, Deidara. ¡No metas a tu hermano en esto! Y tampoco lavaste la vajilla y ensuciaste la sala.

Eso era lo que me enfadaba. Era la verdad, pero mamá refería consentir a Deidara. Lo que ella no sabía es que le hacía un mal mimarlo mucho, porque cuando me encontraba a solas con él era demasiado rebelde.

-Mamá ¡Yo no estuve en casa! Compréndelo. Es imposible que ensucie si no me encuentro. Y los platos es el almuerzo de Deidara. Recuerda que hoy Gaara me invitó almuerzo.

Mamá planeaba gritarme más, decirme que era mi responsabilidad limpiar y que no metiera —su única excusa- a Deidara en el tema, pero lo que nadie planeara es que mis amigos aparecieran tan rápido.

-¡Narutooooo! —gritó Sakura desde mi ventana.

Fuck.

-¿Quién grita tan chillonamente? —dijo mamá molesta.

Y lo peor de todo es que todavía no había ni desayunado. Jamás llegaría a una conclusión con ella, si nos encontrábamos de acuerdo en algo era cuando Deidara se iba a pasear con sus amigos y no me quedaba de otra más que hablar con mamá. Pero después de ahí nuestras igualdades eran casi nulas.

-Es Sakura —murmuré-. Se encuentra con Gaara y Sai.

-¿Quién es Sai? ¿Y por qué están aquí? No planeas salir, ¿Verdad?

-Pero... mamá, es solo por algunas horas.

-No has ni desayunado.

-¡Mamá, no le dejes salir! -Gritó Deidara desde su cuarto-. Luego se mal acostumbra.

¿Yo? ¿Mal acostumbrarme? ¿Deidara decía que me iba a mal acostumbrar? Pero si era él el engreído.

-Tú sabes que lavaré la ropa en la tarde, y si es lo del desayuno puedo hacerlo en la casa de Gaara o Sakura —rogué.

Mamá se hiso la pensativa, como solía hacer momentos antes de decir NO. Y justo cuando ya estaba a punto de salir a decirles que Kushina no me había dado permiso, cambió de idea.

-Sólo si botas la basura, secas la vajilla lavada, tiendes tu cama, y alimentas al zorro.

-Trato.

Realicé todos los deberes que debió hacer Deidara sin quejarme, no iba a hacer que mamá cambiara de opinión. Saqué la basura de los baños y de la cocina, le di un poco de croquetas a Kyubi —mi zorro-, tendí mi cama lo más rápido que podía y con un trapo tuve que aparentar secar la vajilla para guardarla en la alacena.

-¡Me voy! —le grité por la puerta a Deidara.

Me acerqué a mamá y como ya era costumbre, le besé la frente.

-Adios mamá, volveré temprano.

Cogí mis llaves, mi celular y los audífonos antes de salir apresuradamente. Ahora vería la forma de hacer que Gaara me invite un poco de comida.

También mientras tendía mi cama, me cambié con lo primero que encontré en el cajón. Estaba seguro que Gaara me gritaría por vestir con cualquier fachada, pero no quería desperdiciar tiempo.

-Salí —le dije con mala cara.

-Y te demoras mucho.

Había veces en que tenía ganas de golpear a Sakura en la cabeza y decirle que no todo era un juego, pero tenía que por lo menos aparentar ante Sai para darle buena apariencia. Ahí estaban los dos, abrazados como si fueran novios, pero quedando como siempre en la Friend Zone.

-Naruto —saludó Sai cordialmente, algo de lo cual adoraba ante lo silencioso que era Lee.

-Sai, hace mucho que no te veo —sonreí-. ¿No vino Kurama contigo?

Kurama, el mejor amigo de Sai, era un tipo algo pequeño —algunos centímetros más pequeño que yo- y muy, pero muy, molestoso. Era un genio, no podía dudarlo, pero suele ser muy jodido de vez en cuando por su actitud infantil.

Aún me causaba gracia cuando en octavo paraba molestándolo con Haku.

Haku... me hacía pasar melancolía cada vez que lo recordaba, por un tiempo fue mi mejor amigo, puesto a que literalmente éramos iguales, pero como que en noveno dejamos de hablarlos y ahora ni nos damos palabra. Aún sigo esperando el momento en donde él quiera dar el primer paso o por lo menos yo le diga algo sin tener que perder nuestra antigua confianza.

-Naruto... Naruto... ¡Tierra llamando a Naruto! —gritó Sakura en mi oreja.

-¡Qué te sucede! —grité molesto.

Solo me miro con aquella cara picarona con la que siempre nos molestábamos y sonrió:- Te presento a Harumi, el hijo de la dueña de la lavandería.

¿Era enserio que Sakura empezó a salir con un tipo que recién conocía?

Bueno, en un primer plano no me parecía buen tipo. Tal vez por la pinta de piraña que llevaba encima o por la voz aguda que tenía. Era como escuchar siempre a un pájaro, solo que este pronunciaba peor las palabras.

-Hola —me saludó, a lo que simplemente agaché un poco la cabeza en respuesta.

En todo el camino la pasé apegado a Sai, preguntándole de cómo iba su vida y que era lo que planeaba con Gaara —porque se notaba a cuadras que había cierta atracción- mientras hacía mi mejor esfuerzo en no ver lo que el Uke más Uke me había enviado.

Mensaje del Uke más Uke:

Eso me resulta muy extraño, puesto a que usted sabe mi nombre y nunca se lo dije. ¿Está seguro/a que fue una equivocación? Si me encuentro en un error pido disculpas.

————

Bueno, como detallaba en capítulos anteriores -o creo que en el resumen- esta historia fue sacada de mi vida. Literalmente. Todo lo que voy a redactar ha ocurrido en lo largo de mi verano y primero días de clases. Y por lo tanto es ahí en donde les pongo una pregunta. Pdta: La historia tiene para rato, no se preocupen ¿Desearían que colocara el verdadero final? Osea, el final que tengo yo en este momento ¿O prefieren uno de mi fantasía? Osea, un final un poco más ilógico.

Ehh... bueno, en ambas acabaría bien, pero como que preferiría detallar ambos puntos. Asdfghjkl... volví a alargar

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