Washing Manchine Heart

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Había llegado a casa tras una larga jornada de trabajo. Su lindo novio se había dado el tiempo de ir a visitarlo a su casa, ya que últimamente el trabajo y los proyectos le tenían atareado. 

Y estaba feliz con eso. 

No estoy usando mi labial de siempre, pensé que nos besaríamos está noche.


Se preparaba rápidamente para la cita casual que tendría con su lindo Joshua. Ah~ Joshua, aquel chico de ojos llorosos que se había encontrado en un parque una noche de tormenta, lo había cuidado desde entonces, y cuando hicieron lo suyo formal, fue bastante feliz, aunque claramente sabia que no todo era color de rosa. 


La puerta fue tocada, y con alegría se acercó a abrir. Tras la puerta estaba Joshua, más radiante que nunca, aun cuando solo vestía su ropa de siempre. 

—Han— mencionó aquel lindo y simple apodo mientras se acercaba para abrazarlo. Correspondió feliz, después de todo, si había pasado tiempo desde que se habían visto por última vez. —Perdón si ensucio tu piso, es un diluvio allá afuera— habló una vez se separaron, haciendo que se diera cuenta de la humedad en su pantalón y zapatos. 

—No te preocupes... 

Arroja tus sucios zapatos en mi corazón de lavadora.


Habían preparado la cena juntos, charlaron mientras comían uno al lado del otro, y la charla se extendió hasta el sofá, dónde ambos, sentados, seguían hablando sobre cualquier cosa. Solo que ya no estaba prestando atención. 

De un momento a otro, su vista pasó de los ojos de su amado a sus labios. Aquellos finos y suaves labios que había tenido la fortuna de probar pocas veces. Era evidente lo que quería hacer, pero pareciera que Joshua se resistía a caer en la trampa. 

Mientras más se acercaba, más extendía la charla, como si quisiera interrumpir sus acciones, pero no estaba dispuesto a perder. 

De repente su cercanía era tanta que, aún con la plática que daba, podía escuchar su lenta respiración, tan lenta a comparación de sus rápidos latidos del corazón. Tan solo unos milímetros más y estaría probando una vez más aquellos labios. 

Y aún cuando cerró los ojos intentando acercarse y terminar de una vez con esto, el tacto nunca llegó. 

Cariño, ¿podrías besarme de una vez?


El silencio se prolongó y podía sentir la duda en Joshua. 

Cariño, a pesar de que cerré mis ojos, sé que finges quien soy.



Fue hace meses, hace meses cuando vagaba por un parque solitario en medio de una tormenta. Aún con sus ropas mojadas, seguía su lento camino sin rumbo alguno. 

Rumbo en el cual Joshua se atravesó. El no era más que un chico con el corazón roto, aunque su historia de amor fuera muy distinta a lo que estaba acostumbrado. 

Apenas había entrado a la universidad cuando conoció al amor de su vida. Su tan preciado Seungcheol, un tipo que claramente no era cómo cualquiera, pues era especial de varias maneras. Su linda forma de ser enamoraría a cualquiera, y tuvo la fortuna de ser correspondido al momento de confesarse, así había vivido sus primeros años de carrera. Pero un gran secreto le arrebataría hasta la última caricia que Seungcheol le brindaba. Pues un día... 

Él falleció.

Dejó una profunda cicatriz en el frágil corazón de Joshua, quien a pesar de sentirse traicionado por aquel secreto, seguía amándolo, aún después de la muerte. 

Y cuando menos se dió cuenta, dos años habían pasado, y las raíces de su antiguo amor seguían enterradas en lo más profundo de su triste ser. 

Bajo la fuerte lluvia lloraba desconsoladamente, solo hasta que sintió la presencia de alguien, y ese alguien era él. 

Desde entonces se había refugiado en sus brazos, aferrándose a una nueva cara donde sobreponía la de Cheol.


¿Por qué yo no? 

Se preguntaba una vez abrió los ojos y observaba el inexpresivo rostro de Joshua. 

¿Por qué yo no?

Se separó de él con decepción, no era la primera vez que pasaba, pero aun así

¿Por qué no él?


Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, dónde los platos seguían en la mesa, sucios con restos de comida. Se dispuso a lavarlos, fue cuando escuchó a la lavadora detenerse, con los zapatos de Joshua limpios y listos para secarse. 

Joshua se levantó por fin del sofá y se dirigió a la cocina. Le sorprendió cuando le abrazó por la espalda, haciendo que detuviera sus acciones. Habían estado así unos minutos, cuando no pudo resistirlo más. 

Se secó las manos y volteó a mirar a Joshua, quien tenía una mirada lastimera y arrepentida. Le abrazó aun con las advertencias que su cabeza le mandaba. Era obvio que una vez más saldría lastimado de esta relación, pero no podía culparlo, después de todo, jamás fue una ruptura lo que sufrió. 

Sostuvo el abrazo hasta que sintió el pesado cuerpo de su novio recargarse en él. Se quedaría a dormir está noche, y eso fue más que suficiente para olvidar el dolor en su pecho y cargar a Joshua hasta el sofá, luego lo llevaría con él a su cama. 

Una vez lo dejó en el sofá durmiendo, se dirigió al cuarto de lavado, sacó los zapatos de Joshua y los dejó en la secadora para que estén listos a la mañana siguiente. 

Se sentó en una de las sillas del comedor mientras observaba a Joshua dormitar a la distancia.

Después de todo, siempre dejaría a esos sucios zapatos entrar en su corazón de lavadora.


Fin.

Washing Manchine Heart | Jihan | One Shot Where stories live. Discover now