Nueva división

Capitulo 13

5 de mayo de 1998.

La piedra de la resurrección cayó una y otra vez en su mano. El anillo en el que estaba colocado atrapó la luz de la habitación, brillando y reflejándola, creando manchas blancas en su rostro y en el de Harry.

Lord Voldemort se recostó en su silla, jugando perezosamente con el anillo Gaunt, su reliquia familiar, su viejo Horrocrux. Era el mismo anillo que le había dado a Anathema. No había podido permitirse un anillo de promesa, o un anillo de compromiso si Arcturus hubiera aceptado su oferta por la mano de Anathema, pero Tom había podido desprenderse de ese anillo, y la parte de su alma contenida en él. Anathema lo había aceptado con entusiasmo, vorazmente, tocando y acariciando la piedra repetidamente mientras Tom se la deslizaba en el dedo. Voldemort no sabía hasta hace poco que el anillo funcionaba como algo más que un contenedor para su alma. Era una de las tres Reliquias de la Muerte, y Anathema la quería desesperadamente.

Harry Potter lo había querido. lo había poseído.

Voldemort dejó de jugar con el anillo y apartó la mirada para observar el rostro relajado de Harry. El niño todavía estaba inconsciente, ya que había estado dormido hace tres días, para que Voldemort pudiera finalizar su toma de posesión de Hogwarts y el Ministerio. Todo estaba funcionando sin problemas hasta el momento, y si bien había pequeños focos de resistencia, se resolverían a tiempo y con facilidad. Ahora, por fin, después de días de aprensión y deseo, Voldemort finalmente tuvo tiempo de lidiar con Anathema.

" Finite Incantatem ", susurró, apuntando la Varita de Saúco a la cara de Harry.

Los ojos de Harry revolotearon, abriéndose y cerrándose, las pestañas rozando las mejillas bronceadas. Se estiró, los brazos de oso se alzaron sobre su cabeza mientras su espalda se arqueaba, y los ojos de Voldemort recorrieron su cuerpo desnudo con avidez. Harry pareció darse cuenta de que estaba desnudo en el mismo momento en que se dio cuenta de que alguien lo estaba mirando, porque se levantó de la cama, con las piernas pegadas al pecho, estirando el brazo como si estuviera sosteniendo una varita. Su mano estaba vacía, pero Harry la tendió hacia Voldemort de todos modos, gateando torpemente sobre su almohada hasta que estuvo firmemente presionado contra la cabecera.

"¿Dónde estoy?" Su voz era áspera, no estaba acostumbrado a hablar en los últimos días, y Harry tragó saliva convulsivamente, cuando Voldemort se inclinó más cerca de él.

"Estás en la Mansión Malfoy. Sabías que vivía aquí, creo. Incluso lo visitaste una vez este año. Harry no dijo nada, solo miró con los ojos muy abiertos, mientras Voldemort sostenía el anillo y comenzaba a girarlo una y otra vez.

"¡Eso es mio!" Harry siseó. Se tiró hacia adelante, el cuerpo moviéndose sin pensarlo conscientemente, y Harry jadeó, su mano libre se aferró a la cabecera para alejarse de Voldemort antes de que el hombre pudiera tocarlo. La mano que había tratado de arrebatarle el anillo cayó sin fuerzas a su lado.

Ahora es mío. dijo Voldemort, sus ojos rojos fijos en el pálido rostro de Harry.

Harry se estremeció, apartándose ante las palabras de Voldemort. Su cuerpo estaba tenso, preparándose para la maldición que le quitaría la vida de verdad esta vez, o para la tortura, o una bofetada. ¿Seguramente Voldemort iba a lastimarlo?

"No te voy a lastimar." Dijo el Señor Oscuro en voz baja, como si supiera lo que Harry había estado pensando. "No te haré daño si no me obligas, niña. Si te portas bien, entonces no tendré ninguna razón para hacerte daño, ¿verdad? Voldemort esperó, observando en silencio mientras Harry pensaba en ello, y luego asintió lentamente. "Prométeme que no harás nada para enojarme, Ahn- Harry. Prométeme que no intentarás escapar.