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Adeline PoV

-Jeff, mira lo que haces ¡Ensucias todo!- Exclamé señalando hacia el piso el cual estaba todo manchado de color carmesí. Eso, lamentablemente, me revolvía el estomago.

-¡Perdon! No me di cuenta.- Intentó zafarse de mi agarre, pero no le sería tan fácil.

-No, ahora lo vas a limpiar.- Exigí.- No puedes ir matando personas por ahí, Jeff esta mal.

-¿Cuando entenderás que es parte de mi vida?, de lo que soy.- Su semblante había cambiado por un momento.- Soy un asesino, alguien que no es común.

-¡¿Entonces porque vienes a mi casa?! Fuera.- Alze la mano señalando la ventana, no había nadie en casa, por suerte. Si no se darían cuenta de que había un asesino en nuestra propia casa.

-Te estoy protegiendo de Brian y todo esos idiotas. Así que deberías darme las gracias de que ahora no tuvieras un cuchillo clavado en tu pecho. Terca.

-¡Deja de hablar y ve a bañarte! Yo limpio.- Este sonrió mas de lo normal para luego desaparecer. Miré al suelo y estaba todo sucio, me costaría sin duda un buen rato sacarlo. Eso si, antes de que cualquiera llegue.

Tomé una tela húmeda, y con ello comencé a limpiar todo. Poco a poco. Sin dejar nada, al tiempo salió el asesino del baño, se quedó mirando sin la mínima intención de ayudarme, y todo lo que él había hecho.

-Sabes, se esta haciendo de noche, y tengo que hacer otras cosas. Más tarde quizás vuelva, deja tu ventana sin seguro.- Caminaba lentamente rumbo a la ventana.- Hasta más tarde.- Se lanzó por ella como de costumbre. Suspiré, ya casi había terminado, estaba sola, no había nadie en casa. Lo mejor que se me ocurrió fue ver una película de terror. Si, yo sola.

**

Al finalizar la película, la cual había durado un buen tiempo. Estaba aterrorizada, fue una muy mala idea. Y me arrepiento.

Subí las escaleras lentamente, intentando mirar para todos lados, no quería encontrarme ningún fantasma, ni asesino.

Carcajee.

Una vez en mi habitación miré la hora y eran más de las 11 de la noche, ya era muy tarde. Y mañana tendría que madrugar, como todos los días hábiles que comprendían de lunes a viernes.

Me cambié de ropa, siempre con ese mal presentimiento causado por aquellas repetidas escenas de terror paranormal. Una vez lista me tumbé en la cama, tomé las gruesas telas y cubrí todo mi cuerpo. Estuve unos minutos deliberando si dormirme o no, si moriría antes de despertar pero lentamente los ojos me pesaron y caí dormida.

**

Desperté con un fuerte golpe el cual lo reconocí al instante: la ventana había sido abierta. Jeff había llegado.

Me levanté perezosamente, coloqué mi mano en el interruptor de la luz pero antes de que pueda encenderlo una mano golpeó la mía, y con otra mano me imposibilitó la capacidad de poder emitir cualquier sonido.

Entré en pánico, miré a aquel individuo gracias a la poca luz que emanaba el reflejo de la luna.

No era Jeff.

Era una persona la cual tenía una mascara negra. Este tenía una sudadera de color naranja. Quería escapar, tenía miedo. Mi cabeza se lleno de preguntas pero antes de que fueran respondidas mi agresor cayó al suelo con un fuerte golpe. Grité.

Al segundo hombre lo reconocí, como no hacerlo, era Jeff. Ambos peleaban, mientras yo no sabía que hacer, estaba paralizada.

Solamente podía oír los quejidos de ambos mientras giraban de un lado a otro, simplemente no podía pensar.

Estuve a punto de morir, de que mi vida terminase.

Negué con la cabeza recobrando en sentido, me encontré con Jeff sosteniendo su vieja cuchilla cerca de aquella persona con mascara negra y una sonrisa triste dibujada en ella.

-No lo mates.-

-¿Que mierda dices?- El asesino con una gran sonrisa se giro para mirarme, su rostro estaba tenso y tenía golpes. No se porque lo dije.- No lo hagas, puede ser bueno.- Insistí.

-No es bueno.- Se giró para luego de un arrebato sacarle la mascara.- Me lo esperaba, el metido de Brian.- Mi cabeza me trajo a la realidad, ese era uno de los asesinos que Jeff me había nombrado. Retrocedí, mi expresión de pánico debería ser un motivo de risas para Jeff si no estuviéramos en esta situación un poco complicada. Aquel joven, ya que no era mucho más grande que Jeff, podría asegurar que no pasaba de los veinticinco años, tenia una expresión de miedo.- El... El era su compañero.

-Exacto, el compañero de Tobías y Tim.- Apretó aún mas el agarre haciendo que este soltase un grito lastimero. Fruncí el seño, por un lado me daba pena.

-¿Que haremos con él?- Inquirí, de antemano ya sabía cual iba a ser su respuesta, por un lado inhumano no estaría tan mal, pero no estoy tan psicologicamente arruinada como Jeff para lograrlo.

-Lo mataremos.- Negué, negué fervientemente. Eso no pasaría, no caería tan bajo.

-No, no podemos, yo no puedo, no soy así.- La cara de aquel muchacho se relajo por un momento. Esa persona casi me mata.

Si no hubiera sido por Jeff.

Paralyzed - Jeff the KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora