Nahoya Kawata

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Que putas ganas de morirme ya, ¿Por qué tengo que cocinar si mi novio es un gran chef?

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Que putas ganas de morirme ya, ¿Por qué tengo que cocinar si mi novio es un gran chef?

Oh, claro, porque al señorito se le antojó dejarme sola a mitad de cita para irse a romper el hocico con sus amigos, ya era tarde y no llegaba aún. Cocino feo pero con hambre todo baja.

- Es el colmo que ni un poco de pasta sabes hacer bien.-

- Lo único que puedo hacer bien es mamar.- Respondí con un puchero, pero brinqué en mi lugar dándome la vuelta encontrándome con la bola de pelos.- ¿Que haces aquí? ¿No que estarías muy ocupado con tus amiguis?-

- Ya ___ oye. ¿Por qué no me la chupas ya que eres tan buena en eso?- Sus brazos se pasaron alrededor de mi cintura atrayéndome más a él.-

- Estoy molesta contigo, Nahoya.-

- ¿Solo porque me fui un rato con los chicos? Vamos no seas así.-

- No es la primera vez ni creo que sea la última que lo haces, siempre haces lo mismo. Los eliges primero que a mí, y no, no es que quiera que solo estés conmigo pero... siento que no me tienes como tu primera opción, me dejas de lado.- Me solté de su agarre y subí a la habitación buscando los audífonos para colocar música al volumen más alto que se pudiera.-

Me quedé dormida, al levantarme lavé mi rostro y como no escuché la presencia de Nahoya en casa decidí bajar a la sala.

Pero al llegar a los escalones me topé con un camino de pétalos de rosas, fruncí el ceño con algo de molestia, claro ahora para pedir perdón hizo algo bonito, tal y como le he contado que me gusta buscando que le perdone. Y lo peor de todo es que por más que trate de alejarme se me hace difícil y lo voy a terminar perdonando.

Suspiré y baje las escaleras siguiendo el camino de rosas, ya era tarde y todo estaba oscuro menos en la cocina donde se veían unas pequeñas luces, el aroma de esas velas llegó a mis fosas nasales deleitándome. En la barra de la cocina se encontraba un plato demasiado provocoso, mi comida favorita, pasta con salsa además de unos chocolates los cuales eran mis favoritos, tomé una silla y la acerqué a la barra para luego sentarme.

- ¿Por qué siempre haces eso? Haces que no sea capaz de dejarte, te amo Nahoya.- Murmuré con un par de lagrimas deslizándose por mis mejillas, al lado de los cubiertos estaba una carta, la tomé y la leí.-

"Lo siento en verdad, bonita, no sabía como te estabas sintiendo y en verdad me duele verte así, sabes que me cuesta pedirte perdón de frente así que hice esto. Te amo, perdóname y te prometo que de ahora en adelante te daré mas tiempo y cariño."

Tu pitudo favorito, Smiley o Nahoya, o bola de pelos.

Reí sorbiéndome la nariz, me dediqué a comerme el delicioso plato de pasta aún en la oscuridad hasta sentir su cabeza sobre mi hombro, con cuidado pasó sus brazos alrededor de mi cintura. Dejó un beso en mi hombro y luego frotó su nariz contra este.

Tokyo Revengers +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora