Capítulo 6.- Limón

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Kimball Cho despertó sintiéndose mejor que nunca.

Creía sentirse hasta más ligero, no sabía bien porque.

Lo único que podía afirmar, era que el día anterior fue el mejor de toda su semana, incluso del mes.

Exceptuando el resfriado, pero eso no valía. Gracias a eso, el consultor le cocinó, lo cuidó y se aseguró de que estuviera bien toda la noche, porque también durmió a su lado; pero, no en esa silla incómoda.

Llegó un momento de la noche en que el rubio fue al baño, medio dormido, así que cuando regresó al cuarto se metió a la cama para dormir.

No sabía si fue intencional o producto del sueño, pero sentir ese peso extra en el colchón le calmó tanto que ni siquiera sintió el pesar de su cuerpo o su poca respiración.

Descubrió al consultor yendo a la cocina despacito, según para no despertarlo, y solo provocó que al ver su nariz roja y bloqueada se sintiera algo culpable.

Solo poquito.

Claro que después de compartir cama, Patrick se resfriaría también. El rubio quizo fingir que no, pero moqueaba mucho como para ser solo "alergias".


Patrick Jane despertó con el cuerpo adolorido, mocoso y con fiebre, para su mala suerte. Además de que ni idea del cómo llegó a la cama de Cho.

No debió besarlo por dos razones. Una, por abusar de la vulnerabilidad de su compañero. Y dos, bueno, estaba recibiendo las consecuencias.

Se sentía culpable y con el cuerpo cortado.

Quizo bajar a la cocina por pastillas o algo que ocultara su condición y así no preocupar a nadie, pero lo atraparon a mitad de camino.

-¿Estas bien?- escuchó esa voz grave. Juraría que sus rodillas temblaron, y no por la enfermedad.

-Si, si. Iba por agua y... pan... creo- Horrible respuesta, en serio, ¿pan? ¡¿PAN?!

Era el dolor de cabeza o el amor lo ponía idiota.

-Estás enfermo, ¿te contagié, verdad?-

-Son alergias, en serio- Trató de excusarse. Si lo decía con seguridad capaz y le creía; hace tiempo fue un mentiroso profesional.

Pero, con la mirada profunda del asiático, él solito confesó que si, estaba enfermo. Y pudo ver la culpa en el rostro ajeno.

-Puedes quedarte aquí para que descanses. Te hará mal salir así.- Decía ese pelinegro de ojos rasgados que lo tenia más noqueado que el mismo resfriado.

Jane no pudo negarse.

Prefirió irse al sofá. Quería evitar a toda costa el cuarto de Kimball Cho. Estar ahí, rodeado de su aroma y calidez, solo pondrían en su mente cosas que en definitiva harían que no viera al asiático de frente por semanas.

-¿Estas resfriado? ¿Que no tuviste cuidado cuando cuidaste a Cho?- Reclamaba Lisbon por teléfono al consultor

-Si, pero al parecer no lo suficiente... igual les puedo ayudar desde aquí- Decía Jane, recostado en el sillón del enfermo anterior, que ahora lo miraba con algo de pena -Cho... ya te dije que no es tu culpa...- Le decía para que dejara de mirarlo así, o la lengua se le iba a trabar. El pelinegro caminó a la cocina en lo que Jane terminaba de hablar con Teresa. -Lisbon, Cho ya va para allá, no te preocupes. Te llamo luego-

-Esta bien...- Contestó su jefa y colgó la llamada.

Y Kimball llegaba con una tacita blanca, humeando. -Es de limón...- Decía mientras dejaba la taza con su platito en la mesa junto al sofá.

-Oh, cambiaron los papeles ¿eh?-

Cho sonrió ligeramente, suficiente para que el rubor de Patrick no fuera solo por la fiebre. Claro que nadie lo notó, su cara ya estaba así de roja desde esa mañana.

-Ya me tengo que ir. Puedes usar lo que quieras. Solo no te muevas mucho o esfuerces demasiado...-

-Si, si, yo te cuido la casa; y no te preocupes, he estado peor- Dijo despreocupado, guiñándole al dueño de la casa que estaba ya por irse

-Bien... vuelvo pronto...- Y sin más que decir, salió camino al trabajo, dejando al consultor desparramado en su sofá.












Chau

Taza Compartida - KimPat (Kimball x Patrick)Where stories live. Discover now