Vendaje

11 3 0
                                    

Durante mis años de secundaria seguí con mi apego a mis hermanos, hacer bromas con ellos me ayudaban a olvidarme de los problemas que me traía mi cuerpo.
Una mañana mientras me vestía para ir a la escuela vi como mis pechos crecieron un poco más, realmente sobresalían del uniforme, no paraba de mirar mi pecho, sintiéndome incomodo.

Espere que todos salieran de la habitación y cerré bien la puerta, me quite todo el uniforme y contemple mis pechos desnudos, puse mis manos en ellos y me quedé pensando por un momento si sería posible arrancarmelos de un tirón. Sentí dolor al solo pensarlo, retire mis manos de mis pechos y me puse a pensar como haría para reducirlos, porque realmente me negaba a salir de casa con mis pechos cada vez creciendo de tamaño.
Me dirigí al armario, sabía que en alguna parte había unas vendas de tela. Pasé un buen rato sacando cajas y viejas cobijas que estaban guardadas en lo más profundo. Finalmente encontré el rollo de vendas, cerré el armario y procedí a desenrollalo pensando como haría para que cubriera mi pecho.
Era algo complicado, me gustaría recibir un poco de ayuda pero sabía que nadie podía ver que estaba haciendo.
Pero escuché unos golpes en la puerta que me sobresaltaron.

—Ichimatsu Nii-san! Baja a desayunar que nos comeremos todas las salchichas!— Agradecí que Jyushimatsu no hubiera abierto la puerta, pero aún así me enoje con el susto que me hizo pasar.

—Enseguida bajo, ni se te ocurra comer una de mis salchichas!— Grite un poco enojado.

—Dile eso a Osomatsu Nii-san— Dijo antes de irse riéndose.
Sabía que no comería salchichas esa mañana.

Me concentre más en las vendas que iban cubriendo cada vez más mi pecho, hice que el rollo girará varias veces por la parte superior de mi torso.
Finalmente solo me quedo ajustar las vendas con fuerza, sentí como el aire salió de mis pulmones, inhalar era algo doloroso pero ignore ese dolor, no me interesaba ya que mi pecho había desaparecido. No contemple por mucho tiempo mi torso vendado, solo me apresure en ponerme mi camisa y entonces ahí fue cuando sentí un alivio que no sentía desde años.
Se había ido, por fin se había ido, era como volver a ser un niño feliz que no se preocupaba por su cuerpo.

Termine de ponerme el uniforme, mi pecho plano se sentía muy bien.

—Ya nos vamos Ichimatsu!—Grito Choromatsu, salí de la habitación y baje las escaleras con prisa, hacer eso me hizo sentir un fuerte dolor al respirar. Supe que ya no tenía tiempo para desayunar, solo tome mi bolso y salí de casa con mis hermanos.

Ese fue el primer día en que vendé mi pecho, me hacia sentir más seguro de mi mismo. Todas las mañanas me enrollaba las vendas o no me atrevía a salir de casa. Aunque eso hacía que perdiera  algo de tiempo e incluso salía de casa sin desayunar, habiendo ocasiones en las que para la hora del almuerzo sentía que me desmayaria del hambre; las vendas me hacían respirar con más dificultad, sintiéndome más cansado.
Pero no podía dejar que eso me debilitará, creía que era cuestión de acostumbrarme, solo necesitaba usar las vendas por más tiempo.
Incluso en educación física, incluso en las excursiones de la escuela, incluso al dormir.
Pero pronto empecé a sentir mayor sensibilidad en mis pechos, más que nada al ducharme, sentía un fuerte dolor. También habían aparecido distintos moretones de color alarmante.
Pero no hice nada, aun seguía en mente mi idea de llevar esas vendas todo el tiempo.

No creí que fuese una buena idea, solo creí que era la única opción que tenía.
Pero me di cuenta que no era así de la peor forma.

Fua una mañana, Cuando termine sufriendo un verdadero desmayo durante educación física.
Recuerdo despertar en la enfermería de la escuela, estaba solo, confundido y recordaba muy poco de lo que paso antes.
Respire profundo y no sentí dolor.
No sentía el dolor.
Toque mi pecho y rápidamente me sentí horrorizado.

Mi pecho estaba ahí, pero mis vendas no.















Cáscara De Nuez En El Mar Where stories live. Discover now