Cuatro

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-No puedo creer que realmente acepte esta tontería -se quejó Changbin por décima vez en el día, tratando de abrir camino y no morir aplastado entre los cuerpos sudorosos del lugar. -¿Por qué si es jueves el lugar está lleno?

-Día de promociones, ya sabes, precios más bajos, ¿creíste que escogí este día solo porque si? -Jisung se sentó a su lado una vez encontraron mesa disponible.

-¿Qué sigue ahora?

-Nos tomaremos unos tragos para entrar en calor mientras esperamos a Felix, a media noche irás con el papucho que te llevará a ver a San Pedro y luego conseguirás tu cita para poder irnos -enumero las cosas terminando encogiendo sus hombros. -No puedo resolver toda tu vida, querido.

-Estoy nervioso -su mirada recorría de un lado a otro el lugar esperando encontrarse con el rubio.

-Si sigues así, Hyunjin pensará que eres un virgen -Felix hizo acto de presencia seguido de otro chico que Changbin reconoció como su cuñado.

-¿Dónde está Jeongin?

-Tuvo que hacer un trabajo de la universidad, me dijo que te cuidara esta noche -el castaño asintió.

Pidieron las primeras cervezas y una botella, entrando en ambiente de inmediato. Seungmin fue asignado como el conductor esa noche, así que solo tomó un vaso riendo por los comentarios de sus amigos. Las horas pasaron tan rápido que casi se les olvida la razón por la que asistieron al lugar. Jisung se levantó tambaleante arrastrando a Changbin con él.

-Es hora de la acción.

Seguidos de Seungmin, llegaron al elevador que se encontraba detrás de la barra mostrando a los dos guardias el comprobante y la pequeña tarjeta de la habitación.

-Sólo disfrútalo. Estaremos esperando aquí -le sonrió coqueto. -Tal vez.

Changbin miró una última vez atrás esperando que el chico rubio apareciera para detenerlo y llevarlo con él, cosa que no paso. Con un suspiro se adentro al cuadro gris de metal y presionó el último botón, despidiéndose de sus amigos. Las puertas se cerraron y tuvo que tomar la barra a su derecha para no caer.

Al llegar lo recibió un largo pasillo con puertas negras e iluminación rojiza. Secando sus manos en el pantalón negro que se ajustaba a su cuerpo, revisó la tarjeta negra con el nombre del lugar antes de salir y avanzar buscando la puerta correcta. Nervioso observó el número "325" en color dorado frente a él, tomando la manija casi arrepintiendose y la giró entrando con los ojos cerrados.

Un jadeo se escuchó seguido de un golpe fuerte que le hizo abrir los ojos con miedo. Lo primero que le sorprendió fue la organización de la habitación, los juguetes sexuales, los muebles exóticos, los colores brillantes de algunas cosas y la cantidad de alcohol en una esquina; lo segundo fue encontrarse con el rubio de hace cinco noches frente a él, tratando de limpiar el líquido en el piso que cayó cuando soltó el vaso que tenía en sus manos.

-¿Qué haces aquí? -el castaño no pudo responder, mirando con una mueca los papeles en su mano.

-¿Eres Hwang Hyunjin? -en ese momento la realidad le cayó como un balde de agua fría, el rubio no sólo era barman sino que también ofrecía servicios con su cuerpo y Felix fue uno en tomarlo.

El rubio se tenso, recordando como hace unas horas su mejor amigo casi le rogó por su ayuda, dejándolo en esta situación.

-Hyung, necesito que tomes mi lugar esta noche -estaba limpiando la barra cuando el alto se apreció de golpe.

-Hyunjin, sabes que no puedo.

-Sólo una noche, será divertido -junto sus manos con un puchero.

Suspiró. -De acuerdo -sonrió feliz correspondiendo el gran abrazo.

-Hyunjin, ¡Hyunjin! -el castaño sacudía su hombro suavemente, solo a esa distancia tan corta pudo observar lo apetecible que se miraba el cuerpo del menor.

-Eh... Perdona, ¿dijiste algo?

-Pregunte si hay forma de pedir un reembolso.

-¿Cómo? -¿Acaso olvido limpiar la cera en sus oídos esa mañana o realmente había escuchado la palabra "reembolso"?. -No han pasado ni cinco minutos, es muy pronto para calificar el servicio como bueno o malo.

-No te daré una mala crítica si eso es lo que piensas -se alejo un paso cruzando sus brazos.

-Ahora sólo importa pasar un buen rato, ¿no pequeño?

El cuerpo de Changbin tembló cuando una sonrisa coqueta apareció en el rostro contrario y el espacio entre sus cuerpos empezaba a disminuir con cada paso que retrocedia y el rubio avanzaba. No pudo evitar morder sus labios cuando sintió la fría pared detrás suyo y reprimir un gemido al mirar los milímetros que los separaban. Su corazón se aceleró al sentir su aliento mezclándose con el otro, apartando su mirada de los labios carnosos que moría por probar para dirigirla a los ojos oscuros lo miraban con deseo.

-Pagaste por mi servicio -susurró tomando su cintura con una mano. -¿Por qué no me permites complacerte esta noche? -dirigió su mano libre a la nuca del castaño acercando sus rostros y uniendolos en un beso salvaje y necesitado.

Changbin tuvo que sujetarse de sus hombros para no caer cuando sus piernas temblaron al sentir la lengua del rubio entrar en su boca, el calor aumento en su cuerpo separándose jadeando en busca de aire. Dio un pequeño salto cuando sintió unas manos en sus muslos, enredando sus piernas en la cadera contraria y rodeando su cuello juntando de nuevo sus labios. Dejandose guiar, tocó la suavidad del colchón y su espalda se arqueo cuando los botones de su camisa salieron volando cayendo al piso, abriendo sus piernas para darle mas acceso al rubio. La humedad y el aliento caliente en su pecho le sacaron un fuerte gemido cuando su pezón fue mordido levemente.

-Ah... Hyun-jin -recibió un gruñido del rubio.

-No me llames por ese nombre. Dime, ¿te gustan los apodos? -el castaño asintió al sentir como lo desvestia poco a poco dejándolo solo en ropa interior. -¿Te gusta esto? -tomó su cintura simulando una embestida.

-S-si, si -sus caderas se movían buscando más contacto con la entrepierna del mayor.

-No sabes lo hermoso que te vez debajo de mi -lo embistió de nuevo. -¿Quieres que te haga sentir bien, bebé? -Changbin asintió. -Dile a Daddy lo que quieres.

-Qui-ero sentir... sentirte, da-ddy.

Con una mano bajo el cierre de su pantalón mientras que la otra desabrochaba su camisa tirandola en algún lado de la habitación. Las manos del castaño no tardaron en recorrer el abdomen marcado del rubio mientras terminaba de desvertirlos. Tomando su miembro en la mano subiendo y bajando rápidamente, se acercó depositando besos en su cuello succionando y mordiendo.

Un gemido quedó atorado en su garganta cuando lo beso de forma brusca, escuchando los chasquidos de sus dientes sintiendo como su estómago se contraia liberándose con un gemido ronco en la mano del mayor y parte de su pecho. El rubio le acercó tres dedos a su boca, chupando parte de su semen relajandose cuando los sintió cerca de su entrada.

-Te haré gritar de placer. Daddy te va a destrozar el culo, bebé.

Una noche más | ChanChangWhere stories live. Discover now