capítulo ocho.

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Tanto Felix como Rian se encontraban emocionados esperando a su alfa, Chan ya les había avisado que en minutos los pasaría a buscar e, incluso, les había dicho que los llevaría a un lugar muy bonito para poder almorzar.

—¿Van a algún lado, pequeños? — cuestionó su madre.

—Sí, Chan-hyung nos llevará de compras —explicó Felix.

—Dice que nos va a comprar lo necesario para el viaje que tendremos — exclamó Rian emocionado.

—Bueno, pero ustedes también tienen sus tarjetas, no dejen que solo Chan pague —les recordó.

—Lo sabemos, mami. Pero es divertido verlo consentirnos —sonrió Rian.

—Es más divertido cuando modelamos la ropa y él nos ve como si... —continuó Felix siendo interrumpido.

—Demasiada información —exclamó la mujer sorprendida, sus hijos habían sacado la lengua sin filtro de su padre.

—Tu preguntaste — soltaron ambos entre risas.

—Bien, bien, debo ir a la oficina así que cuídense y cualquier cosa me llaman — pidió con una sonrisa pero antes de irse se acercó a abrazarlos— Si algo pasa me dirán ¿verdad? Son mis hijos y los amo, si algo les pasa quiero saberlo. No me importa lo que las demás personas digan de ustedes o lo que ustedes piensen de ustedes mismos, son mis hijos y para mí no habrá algo que ame más que ustedes.

—Lo sabemos, mami —asintieron abrazándola, llenando sus pulmones con los olores de sus padres.

—Recuérdenlo entonces, diviértanse con Chan —sonrió dejando un beso en la frente de cada uno para después irse.

Felix y Rian siempre habían sido llenados de historias sorprendentes sobre lo que sus padres habían hecho en los años que habían estado casados y no los tenían. Durante algún tiempo la señora Lee había estado deprimida por no poder concebir, de hecho había tenido un aborto espontaneo antes de tenerlos a ellos.

Debido a todo aquello los señores Lee decidieron esperar antes de poder pedir algún tratamiento médico que pudieran seguir. Viajando a muchas partes, expandiendo su empresa y amándose como pocas parejas de su estatus social.

Cuando al fin lograron concebir, tuvieron gemelos, dos preciosos omegas leones negros o leones del cabo que eran sumamente especiales y raros. Pero, aunque el medico había informado sobre aquello, los padres no prestaron demasiada atención porque para ellos simplemente había sido el mejor momento de sus vidas.

Por eso los gemelos habían crecido en un ambiente con mucho amor y atención, sus padres los mimaban todo lo que podían. Eso hasta que a cierta edad comenzaron los cambios, ambos comenzaron a ser más enérgicos, más atrevidos, los gemelos no entendían todavía si había cosas malas o de las cuales cuidarse por ser omegas.

Además su alto libido no ayudaba en nada, sus padres habían buscado ayuda profesional y el medico les explico que era debido a su condición de leones del cabo, debido a eso no había muchos documentos a los cuales recurrir, pero lo más seguro era que se debía a esa condición que ambos eran un tanto diferentes a muchos otros omegas.

Salieron de sus pensamientos al escuchar el timbre sonar, ni siquiera dejaron que el ama de llaves abriera la puerta, simplemente corrieron para salir y abrazarse a su alfa. Chan beso a cada uno en los labios y acarició sus cabellos, adorando las sonrisitas en las caras de los menores.

—Son hermosos —declaró con una sonrisa.

—Tú también lo eres, alfa —hablaron al mismo tiempo.

—¿Nos vamos? —cuestionó el alfa con una sonrisa.

—¡Si!

Los tres se despidieron del ama de llaves y caminaron al auto del mayor, quién abrió la puerta trasera para que ambos pudieran entrar. A Chan le parecía tierno que para no pelear, ninguno decidía ir adelante y mejor se iban en la parte de atrás, eran sumamente adorables.

gemelos lee › chanlixWhere stories live. Discover now