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Es allí donde al elevar sus ojos, Jake nota un ramo de rosas amarillas, cuya estaban posadas encima de su bolso deportivo en la banca. Confundido e indeciso, la sostiene y mira alrededor en busca de que no sea una broma. No hay nadie. El entrenamiento ha terminado. Mira con más atención las rosas, hay una nota colgando de los tallos, es lo primero que ve. Frunce sus cejas, alguien escribió un poema que él leyó por curiosidad.
Es un corto párrafo; la caligrafía es bonita y eso le sorprende. Pareciera que dicha persona anónima se esforzó en su escrito. Una duda surge y, Jake suspira. ¿Se habrán equivocado? O ¿es de unos tantos enamorados que vivían detrás de él? Leyó.
«El amor es como una constante explosión en el pecho y, a la vez un atardecer de esos tiernos en lo que lloras sin querer.
Y así es, la mezcla más absurda y preciosa del mundo. Es el todo o nada.
Un jugarse la vida que solo tiene sentido si sus ojos están delante.»
Un suave tono rosa se adueña de sus mejillas. Jake piensa que lo escrito es algo absurdo y, algo muy cursi. Lo que adora. Obviamente el poema le gustó. Más no la persona anónima. Jake tiene novia: Lee Seoyeon, una chica preciosa, pelirroja y rellenita. Los gustos que él tiene en una mujer. La relación que lleva, su inicio fue hermoso y un tanto cliché. Lo admite. Cumpliendo pronto dos años de relación, hay algo que causa incertidumbre en su pecho y es su novia.
Sacude su cabeza, quiere eliminar las dudas que lleva incrementando en su cabeza hace meses por su relación. Por su novia. Suspira. Guarda todo en su bolso, con ello la rosa amarilla y la nota.
No es capaz de tirarla. Mirándose de su pequeño espejo pegado en su casillero, busca acomodar o peinar sus húmedos cabellos gris cenizo; sabe bien que sus hebras gris cenizo han crecido y formándose unos rulos.
La puerta se abre y, eso llama su atención: un chico ingresa por ella, quien llevaba un tacho a rueditas para poner las toallas sucias que tendrá que recoger. Inmediatamente lo reconoce. Park Sunghoon, es el que limpia el desastre que todos los fanáticos boxeadores de la universidad hacen ──con Jake involucrado──, siempre que finaliza el entrenamiento.
Con disimulo, lo examina. Tiene un buzo rojo con la capucha puesta: esos anteojos de nerd; y desordenados cabellos peliplata con sus ojos azulados. Intimidante. Es lo primero que Jake piensa.
El aura del misterioso Nerd iceberg siempre es intimidante.
── Hey, Park... ──lo saluda, y se calla de golpe. Su mano al aire sin ser respondida por el pálido que pasa largo por su lado, como si no existiera y lo ve agarrando las toallas sucias acumuladas detrás. Jake visualiza unos auriculares en los oídos ajenos, y tiene que tragar la efímera vergüenza que pasó.
