Chupón (Kliego)

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Había una razón por la que no compartían baño con Klaus. La principal era que Klaus adoraba tomar largos baños, baños que pueden durar horas.

Diego no puede entender esa fascinación, quizás se deba a que las bañeras, piscinas o tanques le recuerdan a las veces en que su padre lo dejaba horas encerrado dentro de su tanque de entrenamiento. Diego no podía respirar, solo aguantaba la respiración, de lo contrario se ahogaría. Lo odiaba.

Llegó a adquirir una fobia y solo se daba duchas cortas, lo suficiente para no oler desagradable y limpiar la sangre de ser necesario.

Pero la academía está siendo reconstruida y el departamento que ocupan con Five, solo tiene un baño.

Diego había prometido dejar su vida de justiciero, pero tampoco puede ignorar cuando está ocurriendo un robo frente a sus ojos. Pero si el pequeño psicópata de su hermano se enteraba, se lo diría a los demás. Nunca escucharía el final del sermón.

Por lo tanto no podía esperar a que sal terminará. Se daría limpiaría un poco, lo suficiente para que Five no sospechara. Klaus no diría nada si prometía llevarlo por waffles.

Así que no duda en entrar al baño. Por supuesto, Klaus ni lo ve ni lo escucha, demasiado perdido en su pequeño placer y en la música que podía escuchar salir de los auriculares. Algún día el castaño va a quedarse sordo, pero Klaus alegaba que la música bloqueaba los gritos de los fantasmas, especialmente que llevaba seis meses sobrio.

Estaba orgulloso de Klaus. Seis meses para alguien que ha consumido drogas desde los 12 años, es una verdadera maravilla, un milagro.

Sus manos quedan limpias, al igual que sus brazos, una vez que termina de lavar su cara, mira su reflejo en el espejo, buscando algún rastro de sangre, pero Klaus estira su cuello, y su mirada nota algo morado en el cuello inmaculado y pálido del castaño.

No es idiota. Es un chupón. Una marca de posesión y su estómago amenaza con lanzar su cena al imaginar a Klaus con otro hombre teniendo sexo.

No es la primera vez que Klaus llega con un chupón. Sabe, lamentablemente, que tampoco será la última. Le molesta demasiado.

Klaus no debería dejar que otras personas maltraten su delicado cuerpo. Si fuera él, besaría cada milímetro de esa hermosa y homogénea piel tatuada. Adoraría ese delgado y flexible cuerpo mientras lo lleva al éxtasis hasta que el cansancio los reclame y se duerman aferrados uno al otro: satisfechos, felices y seguros.

Desde que era un adolescente ha tenido esta loca fantasía de estar con Klaus, pero solo es eso, una fantasía.

"¿Dee?" La voz de Klaus suena relajada no sabe si es por el baño o por las actividades antes del baño

"Necesito darme una ducha" Comenta, sintiéndose molesto

Klaus pone esa mirada desconcertada y sus labios ponen esa mueca que Diego quiere besar hasta que desaparezca "De acuerdo, que grosero"

Diego espera que Klaus tenga decencia y cubra su cuerpo con la bata a su lado, pero es Klaus de quien está hablando. Klaus no sabe lo que es la decencia y adora caminar desnudo. Por supuesto que saldría del baño desnudo, y Diego solo puede mirar fijamente como el agua gotea por esa tersa piel. Incluso si quisiera desviar su mirada, no puede hacerlo. Klaus es un espectáculo.

Entonces Klaus gira para tomar su bata y ve otros chupones en la espalda de Klaus.

"¿Te divertiste está noche?" pregunta, sujetando del brazo a Klaus, intenta no ser brusco pero no puede evitarlo

"Más bien fue agotador" es la respuesta del médium

¡Suficiente! Piensa enojado, frustrado y dolido. Sujetando la nuca de Klaus, une sus labios en un beso apasionado. Descargando su dolor, frustración y deseo en aquella caricia llena de lujuria.

Klaus responde con las mismas ansias, aferrándose a sus brazos y juntando sus cuerpos tanto como le es posible, hasta que su ropa resulta molesta, apretada e incómoda.

Klaus tiene manos hábiles piensa cuando entran a la ducha desnudos, gracias a la ayuda de Klaus. El sonido del agua opaca sus gemidos y palabras amorosas mientras sus manos se recorren mutuamente sin ningún pudor. Deseosas y ansiosas por conocer el cuerpo del otro.

La boca de Diego baja hasta el cuello de Klaus, besando con suavidad la delicada piel, hasta detenerse donde yace el ofensivo chupón. En otro momento ni siquiera se atrevería a pensarlo, pero viendo aquella marca, simplemente posa sus labios sobre ella y muerde con suavidad. Borrando cualquier rastro de otra persona con sus labios.

"Mío" murmura sosteniendo a Klaus entre sus brazos mientras lo apoya contra los azulejos y mece su pelvis contra la de Klaus.

"Tuyo" responde Klaus asegurándose de aferrarse al cuerpo de Diego.

Simplemente no pueden detenerse, no es que quieran detenerse, no hasta que ambos puedan estar satisfechos. Solo que el baño no es el lugar más cómodo para hacer todo lo que Diego quiere hacerle a Klaus. Además, con la suerte de ambos seguramente van a interrumpirlos pronto.

"Quiero hacerte tantas cosas" murmura masajeando la erección de ambos con su mano.

"Si. Si. Si" Klaus parece perdido, demasiado ocupado besando sus hombros y cuello.

Cuando ambos alcanzan el éxtasis, Diego ni siquiera tiene fuerza para sostenerse, por lo que ambos se deslizan lentamente hasta el piso de la ducha y dejan que el agua lave cualquier vestigio de su amor mientras se besan con lentitud y ternura.

"Deberíamos...salir" murmura, cuando siente que el agua comienza a salir fría

"Si" acepta, algo renuente Klaus

Klaus seca su espalda y él devuelve el favor, secando el cabello de Klaus y la espalda. Se detiene a ver los chupones y con algo que raya a los celos, los toca con cuidado. Deseando poder borrarlos.

"Los Horrores pueden ser algo bruscos" comenta Klaus y Diego se detiene como si alguien le hubiera pegado una patada en el estómago

"¿Qué?" pregunta

"Five me está haciendo entrenar con Ben y los horrores se salieron de control. Deberías haber visto la cara de Ben, estaba tan avergonzado" Klaus se ríe y Diego no sabe si reírse, llorar o agradecerle a las bestias.

"Me iré a mi habitación antes de que llegue el anciano. Eres bienvenido si quieres continuar lo que empezamos en la ducha" informa el castaño, por supuesto sale desnudo del baño, moviendo exageradamente sus caderas.

Se mira en el espejo, queriendo reírse de la situación, hasta que nota que en su cuello hay un chupón.

"¡¡Klaus!!" llama enojado, persiguiendo a su amante. 

The seance couples: 30 drabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora