La adolescencia es una etapa muy cruel por la que todos pasamos.
¿Que pasaría si un dia de repente te quedas sola?... ¿Si no te quieres enamorar, pero cuando menos lo esperas pasa?
A veces la vida es difícil, pero siempre hay un rayito de esperanza...
Después de que Gothel entrará a mi habitación, reflexioné y tenía razón, debía seguir viviendo, Lían es importante en mi vida, él solo fue a cambiar su forma de vida para seguir con su calma que se manifestará de otra forma.
Decidí que debía reanudar mi vida, con mis metas y sueños.
El clima estaba un poco frío, así que opté por llevar un suéter de lana con cuello de tortuga color plomo; un pantalón negro de cintura alta y cubrí mi cabello con el gorrito de lana color lavanda que me tejió y obsequió Lían.
Me dio flojera peinar mi cabello, así que esperé a que el gorro solucionara todo, al menos disimulará un poco. Mi cabello estaba hecho un desastre y además era buena oportunidad para lucir algo de Lían en mí.
Terminé el jugo de manzana que Gothel trajo, junto con el sándwich de mortadela que dejó en mi habitación.
Pensé también en ir a recoger las pantuflas que la tía de Lían ofreció darme.
Llegué al colegio, montada en la moto de Gothel. Insistió en traerme.
— Qué tengas un buen día — despidió Gothel.
Tenía por seguro que mi día iba a ser bastante pesado.
— Gracias — repliqué cortésmente — yo regresaré a casa sola, no es necesario que me recojas — advertí y Gothel asintió poniendo en marcha la moto.
Entré a la institución, preparada para el día lleno de estrés que esperaba por mí.
La primera clase que tenía que pasar era historia y la siguiente matemática.
Decidí faltarme la segunda clase y entrar directamente a la última; religión. En religión las clases del maestro no eran clases, es un hombre avanzado en edad que se queda dormido después de pasar lista.
Durante el receso, fuí en dirección hacía el jacarandá en donde Lían y yo hablamos la primera vez que lo ví en el colegio.
Me senté bajó la sombra del árbol, sobre el césped, apoyando mi espalda en el tronco.
Comencé a leer para relajarme un poco, aunque no logro concentrarme como quisiera.
Apoyé mi cabeza en el tronco del árbol en señal de frustración y cansancio.
— Elsa — emitió una vocecita jovial, parándose enfrente mío.
Era Anna.
— Qué alegría que hayas decidido venir a reanudar las actividades escolares —
— Estoy empezando a pensar que no debería volver aquí —
— ¿ Por qué? — indagó Anna.
— porque no tengo muchas ganas de nada, me siento cansada, débil, con sueño, no duermo bien hace casi una semana, pero he decidido seguir, he tenido insomnio y algo de dolor de cabeza. —
— Admiro mucho tu decisión de seguir adelante — levantó la gabardina que tenía puesta y sacó dos paletas — Mira, toma ten. Para que compartamos — alegó ofreciéndome una. — ¿Puedo acompañarte? — Preguntó.
— Sí — afirme tomando la paleta.
— Quieres que salgamos en la tarde a algún lado —
— No, gracias — rechacé amablemente pues ya tenía otros planes — con lo que me falté, tengo mucha tarea que completar, para ponerme al corriente — excusé.
— Ah, bueno — comprendió. Sonó el timbre que indicaba el final del pequeño receso.
— Tengo que ir a clase — replicó levantándose del césped. — Si necesitas algo, no dudes en avisarme — recalcó, perdiéndose entre los estudiantes.
Yo me quedé tranquila bajo el árbol, terminando mi paleta. Creo que hasta pude dormir un poco, porque desperté cuando el sonido del timbre volvió a ser oído, provocando un respingo por parte mía.
Me alegré por haber logrado dormir un poco, me levanté y dirigí a la última clase del día; religión. Con un poco de suerte dormiré otro rato en aquella clase.
Entré a la sala bajo la mirada de muchos, me senté en los últimos asientos, a lado de la pared.
Deje mi mochila en la silla de junto, indicando que el lugar no está disponible.
Como predijé, el maestro ocupó su asiento como de costumbre y cayó en letargo luego de llamar lista.
Yo seguí su ejemplo.
(...)
Salí de casa de la tía de Lían, con las pantuflas en mano, caminé hasta mi casa, almorcé y volví a salir.
Esta vez me dirigí en camino a la playa con las pantuflas que le pertenecían a Lían puestas, pero antes fui en dirección al cementerio.
Visité su tumba, en frente de ella comencé a hablar.
— Ahora es mi turno de dedicarte esta canción — reproducí la canción en mi celular, comenzó a sonar y yo emití :
— No, no te vayas de mi lado amor, es tu risa que me hace mejor y tu voz me calma el dolor...
No, no te vayas de mi lado amor, es mi forma de decírtelo.
I need your love ... Eu preciso de você... J'ai besoin de toi Te necesito amor — finalice y una lágrima de mis ojos bajó, recorriendo lentamente mi mejilla.
Luego de unos minutos salí del cementerio y me encamine hacía mi destino final.
Caminé por las orillas de la playa, acompañada de la música de mis auriculares, me senté un rato en la arena a contemplar el azul del mar.
Su azul era casi tan tranquilizante como cuando miraba a los ojos de Lían.
Así pasé toda la tarde, hasta que llegó la hora de regresar a casa.
Iba a ser difícil ir a la escuela sin encontrarme con él.
Lo extraño demasiado.
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Hola, hoy no hay meme, pero si hay una ilustración que yo misma hice
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Este es la última ilustración que tenía preparada.
Faltan solo 9 capítulos, incluyendo el epílogo, nos leemos pronto, bye
