CAPÍTULO 14

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Fui al armario y busqué los bañadores de mi hermano.

T/N: Mira - le di varios - estos tienen la etiqueta todavía. No llegó a ponérselos

SEB: ¿De verdad te parece bien? - dudaba

T/N: Sí. Le hubieras caído muy bien... cuando te hubiera conocido como lo hago yo

SEB: Al principio no le hubiera gustado un pelo, ¿verdad?

T/N: No - sonreí - no se hubiera fiado de ti. Pero en cuanto hubiese visto como me tratas y me cuidas... me hubiera dicho: T/n... este es el chico indicado - Seb sonrió - Esta era su habitación. Nadie entra nunca aquí. Ni si quiera Gala.

SEB: Gracias por contármelo - me besó en la cabeza - Y por tu confianza

T/N: Esto es solo el principio - le miré - Ponte el bañador aquí si quieres, yo iré a ponerme el mío. Nos vemos en la piscina de la parte de atrás - Asintió y salí de la habitación

Me puse un bikini blanco y bajé a la piscina. Seb me estaba esperando ya allí. Le cogí de la mano y entramos al agua. Se puso apoyado en la pared, me agarró de la cintura y me atrajo hasta él. Solo estábamos abrazados, y me sentía como nunca antes me había sentido. Así que empecé a hablar.

T/N: Tenía 20 años cuando me apunté a las clases de lucha de Mateo. Me apunté a ellas para tapar el dolor de la ruptura con mi primer ex novio. Pensé que sacar mi rabia contenida, me ayudaría a superar el dolor. Me engañó con otra chica. Mi hermano Izan venía a verme a los entrenamientos. La foto de la cómoda que viste, fue después de uno de esos días, donde después del entrenamiento, nos fuimos a comer algo a un río. Un año después, conocí a otro chico, con el que estuve casi 3 años saliendo, pero durante esa etapa, él me hacía daño. No físicamente, pero si psicológicamente. Llegó a convencerme de que sus infidelidades eran culpa mía, yo le creí. Y en vez de romper con él, seguía atormentándome cada día y preguntándome que estaba haciendo mal... ¿Por qué me engañaba?. Un día, mi hermano no aguantaba más verme decaída, esa no era yo. Ya no me reía con nada. Después del entrenamiento con Mateo, nos llevó en coche a un lugar apartado que no conocía. Decidió contarme su secreto. Abrió las puertas de un almacén enorme que estaba cerrado con candado, y vi una sala muy parecida a lo que es el gimnasio de aquí. Al fondo se podía ver una avioneta, en la que alguna vez me regaló las vistas mas hermosas que recuerdo. Me hizo una demostración de todo lo que sabía hacer. Izan era experto en todo tipo de lucha. Me dijo que él me enseñaría todo lo que sabe, que lo iba a pasar mal, pero que todo sacrificio tiene su recompensa. Pero me puso una condición. Sus palabras textuales fueron: Solo te enseñaré si dejas a ese hijo de puta que te está consumiendo. Izan tenía razón, por más enamorada que estuviera, él no era bueno para mi. Así que le dejé y me prometí que no volvería a cometer ese mismo error de nuevo. Nunca me arrepentí de nada, de cada error que cometí, aprendí de él. Es por eso que cada vez soy más precavida. Hasta que llegó el tercer novio. Alto, guapo, poderoso. Me regalaba los oídos y me adulaba delante de todo el mundo, algo que los otros dos nunca hicieron. Era algo nuevo para mi, y me dejé llevar, de nuevo...y yo tonta caí en todas sus mentiras. Por aquel entonces, yo ya tenía 28 años, suficientemente mayorcita para saber que algo no andaba bien. Hasta convenció a mi hermano de que harían buenos negocios juntos como socios. O eso creía yo. Mi hermano en secreto, durante esos 5 años, me enseñó todo lo que sabía sobre la lucha. No solo me enseñaba lo práctico, si no también otro tipo de conocimientos que hasta más tarde, no entendí, pero aún así, escuché cada palabra que salía de su boca. Decía: Siempre hay que tener un As bajo la manga. Nunca dejes de mirar a tu alrededor. Mantén siempre un perfil bajo ante los demás para no llamar la atención. Hasta que llegó el día en el que le superé en combate tanto con armas, como cuerpo a cuerpo. De todas esas frases que me dijo, siempre pensé que ese As en la manga que tanto nombraba, era yo. Nadie sabía de mis habilidades o las suyas. Ni si quiera nuestro otro hermano o nuestra madre. Izan si nos enseñó inglés a los tres, pero a mi me enseñó también todos los demás idiomas que sé. Cuando no estábamos entrenando, me enseñó Ruso, Rumano, Chino, Japonés, Árabe, Italiano, Francés, Tailandés y muchos idiomas más. Y no paró hasta que los aprendí a hablar con fluidez. Me decía que nunca se sabría cuando pudiera hacer falta saber tantos idiomas. Un día me levanté con un mal presentimiento. Fui a hacer la compra y no pasaba la tarjeta. En el banco me dijeron que mi cuenta estaba a cero y por eso la tarjeta no pasaba. Esto debía ser un error. Fui a casa y al entrar en el salón, vi a mi novio muerto tirado en el suelo y a mi hermano con uno de sus cuchillos en la mano lleno de sangre. Dos maletas, que reconocí que eran de mi novio, estaban a un lado de la sala. Mientras mi hermano me arrastraba hasta el coche, me contó lo sucedido. Llevaba años investigando a mi novio, por eso aceptó ser su socio en su empresa. Se enteró de que el dinero que poseía era por las estafas que les hacía a sus parejas. Conmigo le costó más robarme todo lo que tenía, porque mi hermano siempre estaba cerca, pero acabó quitándomelo todo. Me dejó sin nada. Izan lo mató. Era él o mi hermano, ya que mi novio tenía una pistola que Izan descubrió el día anterior a ese. Llegamos al aeropuerto y me entregó un billete de ida a Nueva York y un sobre marrón abultado. Insistí en que me acompañara, que no me dejara sola. Me dió un beso en la frente, me dijo que me quería y se fue. Cogí aquel vuelo, y horas después llegué a Nueva York. Llegué hasta un bar de mala muerte y me senté en la barra para beber y comprender que estaba pasando. La televisión estaba puesta, una noticia de última hora desde España se transmitía, le pedí al camarero que subiera el volumen. La avioneta de mi hermano aparecía en televisión, reconocería su avioneta en cualquier sitio, estaba casi carbonizada. Las imágenes siguientes fueron de tres hombres, los otros socios de mi novio, a los que estaba deteniendo la policía. Ellos fueron los causantes de que la avioneta perdiera uno de sus motores y acabase estrellándose. La presentadora dijo que en la avioneta iban dos personas no identificadas. Pero yo sabía quien era el piloto. Mi hermano pilotaba y su mejor amigo, Dylan, iría con él. Los dos murieron en el impacto. Pero las llamas ya habían consumido toda la avioneta, y con ello, el cuerpo de Izan y su amigo. A los tres hombres los condenaron a cadena perpetua por asesinato. Eso fue lo último que escuché... Bajé del taburete y no se como llegué a un callejón cercano. Bajo una farola me senté en el suelo y lloré. Durante horas. - Una lágrima caía por mi mejilla y notaba como Seb me apretaba más a su cuerpo - Estaba enfadada. Si Izan hubiera venido conmigo, aún seguiría con vida. Todavía cabreada, abrí el sobre que me dió. En el había dinero en efectivo, un montón de papeles, una llave y una carta. Leí primero la carta. La he leído tantas veces, que me la se de memoria:

Querida T/n:

Se que ahora mismo estarás triste y enfadada conmigo. Incluso puede que cuando estés leyendo esta carta, ya esté muerto. También entiendo tu enfado al no volar contigo a Nueva York, pero créeme que es mejor así. Tarde o temprano ellos, sus socios, nos hubieran encontrado y no iba a permitir que te hicieran daño a ti. Intenta entender que todo lo que hice, las decisiones que he tomado, todo es porque te quiero hermanita. Acuérdate de todas las lecciones que te enseñé. Sigue aprendiendo de los errores. En el sobre encontraras las escrituras de mi casa de Nueva York, ya están a tu nombre, ahora es tuya, al igual que los coches que están allí. Encontrarás la llave al fondo del sobre. Los otros papeles son las cuentas bancarias de ese hijo de puta. Haz con su dinero lo que quieras, ahora es tuyo. Y se que sabrás que hacer lo mejor con ese dinero. También está tu nueva cuenta bancaria donde hice el ingreso de todo el dinero que ese cabrón te robó durante todos estos años. Espero que encuentres esa felicidad que tanto te mereces y que nunca dejes de luchar para cumplir tus sueños. Prométeme que serás feliz, hermanita. Prométemelo.

Te quiero, Izan

Ahí fue cuando comprendí sus lecciones. Yo nunca fui su As en la manga. Esta casa, era uno de sus Ases. El dinero que Izan le robó, era otro. Hacerse su socio para así destapar todas sus mentiras y fraudes, era otro. Nunca me dijo nada, para no levantar sospecha y no ponerme en peligro. Ahí comprendí otra de sus lecciones. Siempre mantén tu perfil bajo, no llamar la atención. Y vaya que así lo hizo. El dinero robado que era de "mi novio", un total de 4 millones de Euros, lo doné a varias asociaciones. Ese dinero nunca fue mío, ni suyo. Pero como no sabía de quien era, la mejor opción que encontré fue donarlo anónimamente a varias asociaciones. Solo me quedé con el dinero de mi cuenta bancaria. Al fin y al cabo, era mío. Se hizo de día, y en los papeles, de mi ahora casa, venía la dirección. El taxi me trajo hasta aquí. Esta era la casa de mi hermano. Caminé por todas las habitaciones hasta encontrar la suya, la única que tenía ropa y nuestra foto en la cómoda. Guardé los papeles y la carta en un cajón de la mesita de noche y pasé otras tantas horas llorando con una de sus chaquetas, que todavía olía a él. Salí de aquella casa, cerré la puerta con llave, compre un billete de avión para España y no regresé. Hasta que llegué con vosotros. - me giré para mirar a Seb a los ojos - Te lo he contado todo, te he abierto mi alma, porque confío en ti a pesar de todo lo que acabas de escuchar. Porque tú vas a ser el último hombre en quien confíe. Porque tú nunca me has regalado palabras, me has demostrado como te sientes cuando estás conmigo. Nunca me has presionado a nada. Siempre estás protegiéndome y cuidando de mi. Porque me he enamorado locamente de ti... y aún así siento miedo de que puedas hacerme daño, y por eso me cerraba cada vez que...

No me dejó terminar. Con sus dos manos, cogió mi cara y me besó, tiernamente, mientras me acariciaba. Al separarnos, una lágrima caía por su mejilla.

T/N: Ey - puse mi frente pegada a la suya - ¿Qué pasa?

SEB: Te amo. Voy a demostraros, a ti y a tu hermano cuanto te amo. Quiero hacerte feliz todos los días de mi vida

No se cuanto tiempo pasamos así, abrazados, besándonos, diciendo cuanto nos amábamos y que buscaríamos la felicidad juntos. ¿Minutos? ¿Horas? No lo sé.

GALA: ¿Se puede? - seguíamos abrazados

T/N: Claro, entrad al agua. Espera Tom, ahora te traigo un bañador

Vi como Gala sonrió a Seb y este a ella. Los dos sabían ya mi secreto. Quizás más adelante le cuente a Tom la situación. O algún detalle que se que no le cuadra ahora mismo. Minutos después los cuatro estábamos en el agua y Gala nos alegró la noche.

TOM: ¿Puedo haceros una pregunta? - nos miró

T/N: Claro - Seb y yo nos miramos

TOM: ¿Lo vuestro ya es oficial? Es decir... besitos por aquí, caricias por allá

SEB: ¿Celoso? ¿También quieres que te de besitos? - me reí

TOM: No idiota. - miró a Gala - Es que las mentes curiosas queremos saber que ocurre

T/N: Míralo, el que me aconsejaba que tuviera cuidado con los paparazzi, ahora es uno de ellos - Me burlé de él

SEB: Si Tom. Sabes que T/n me gustó desde el primer día que la vi, hasta que ha llegado a enamorarme. Así que, si T/n acepta ser mi chica, sí, es oficial

T/N: Sin duda es oficial - me giré hacia Seb - Te amo

SEB: Te amo, pequeña - me besó. Tom y Gala vitorearon haciéndonos reír.

GALA: Oye, Stan. - la miró - Cuida bien de mi amiga, y hazle muy feliz

SEB: Siempre, no lo dudes - me miró - Siempre

SIGUE TUS SUEÑOS (SEBASTIAN STAN Y TU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora