8

306 59 2
                                    

No recuerdo cuando fue que quedé dormido.

Porque al despertar él estaba junto a mi. Abrazándome mientras acariciaba mi cabello.

No me había percatado de las lágrimas que caían sin parar por mis mejillas.

Oh, cierto.

Había soñado algo horrible, otra vez.

Ahora sí, yo me aferré a Dazai.

Hundí mi nariz en su cuello, y clavé mis dedos en su espalda.

No pude evitar que fuertes sollozos salieran de mi garganta. Sentía que salían desde lo más profundo de mi alma.

- ¡Dazai! -. Casi gritaba, con la voz partida -. Lo siento mucho -. Inspiré con dificultad -. Bwaa ¡Dazai. Dazai! -. Mi llanto me impedía hablar correctamente. Solo podía pensar en el castaño, solo podía llamarlo a él.

Sentí su sonrisa contra mi cuerpo.

Y su respiración tranquila mientras me acompañaba.

- está bien -. Me dijo, pero no se sentía bien -. Estás bien -. Insistió -. Estaba bien.

Pero yo no lo sentía así.

Me sentía mal.

Sentía mal el ambiente.

Lo sentía mal a él.

Y todo era mi culpa.

Lloré.

Lloré y lloré fuerte.

Él permanecía tranquilo, acariciando mi cuerpo con manos que no parecían de él. Frías. Y sin heridas.

Él colocó su cuerpo más cerca de mi, ante la insistencia de mis brazos.

Con sus labios beso mi frente, con sus labios beso mi nariz, con sus labios beso mis lágrimas, con sus labios beso la cominsula de mis labios.

Fui yo quién beso los suyos.

Pero aún así no lograba sentirme mejor.

Sus labios estaban rotos por el frío clima, con sabor a licor, y ásperos.

Era extraño.

Pero aún así no me aparté.

Porque lo necesitaba. Tan cerca como se pudiera. Lo quería todo. Conmigo y dentro de mi.

No quería perderlo.

No de nuevo.

No quería que me dejara.

No de nuevo.

Tuvimos que separar nuestros labios debido a la falta de aire.

No abrí mis ojos de nuevo.

Temía verlo, anhelarlo y que volviera a irse.

Solo pegue nuestros cuerpos de nuevo, mientras lloraba y seguí besando todo lo que podía besar de él.

Su rostro.

Su mandíbula.

Su cuello.

Sus labios.

Sus hombros.

Su nariz.

Sus lágrimas.

Oh, Dazai. ¿Por que estás llorando?

No, por favor, no lo hagas.

No, por favor, no me dejes.

Tenía frío, no podía evitarlo, por más que me acercara a su cuerpo, por más que lo intentara.

- no me iré Chūya -. Me dijo, su voz aún así sonaba lejana -. No te preocupes -. Yo seguía llorando y besándolo -. Estoy contigo -. Aseguró -. Siempre estaré contigo.

Sentí una amable sonrisa bajo mis labios.

Abrí los ojos desesperado.

NarcolepsiaWhere stories live. Discover now