~ El jefe ~ (Cocodrilo x Lectora)

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-Si no tengo mi dinero en 24 horas, despídete de tus piernas. -amenazó Cocodrilo sin miramientos a aquel hombre que lloraba frente a él rogando por su vida.

Daz Bones lo mantenía sentado frente a la mesa donde se encontraba Cocodrilo apoyado con ambas manos mostrandose intimidante como siempre, tras estudiar unos segundos la situación mirando al hombre de arriba a abajo se echó hacia atrás dejándose caer sobre su asiento que parecía más bien un trono y se acomodó abriendo sus piernas mientras le daba una larga calada a su puro. Se dio varias palmadas en el muslo y resonaron los tacones de (T/N) caminando hacia él tras levantarse del sofá rojo que había al fondo de aquel enorme despacho donde Cocodrilo se limitaba a amenazar a gente y a hacer negocios sucios.

-¿Cuantos millones debe éste puto gusano? -preguntó Cocodrilo con su mirada aún clavada en el hombre.

-400 millones, jefe. -dijo (T/N) colocándose junto a él observando la escena también.

Cocodrilo alargó el brazo donde tenía el garfio y la tomó por la cintura acercandola a él, pegó su rostro al torso de ella y respiró el perfume tan fuerte y dulce que solía llevar, despues desvió su mirada de nuevo a aquel hombre y finalmente a Daz Bones.

-Quiero cuatro dedos. -sentenció Cocodrilo.

Daz Bones tomó a aquel hombre y entre gritos y llantos lo ató a la silla donde se encontraba, (T/N) le alcanzó un cuchillo que había sobre la mesa de Cocodrilo y él comenzó a cortarle la cantidad de dedos que Cocodrilo había pedido. Cocodrilo se rió ante el sufrimiento y el llanto del endeudado quien rogaba que parase mientras se desangraba, llevó su mano hasta las piernas de (T/N) acariciandolas sin quitarle ojo al espectáculo y tiró de ella para sentarla sobre su regazo. Daz Bones puso los cuatro dedos del hombre sobre la mesa del jefe y éste sonrió satisfecho.

-Ahora fuera, quiero mi dinero para ayer, así que estás tardando. -sentenció.

Daz Bones se encargó de sacarlo dejando solos a (T/N) y a Cocodrilo en el despacho de éste. Él comenzó a apretar un muslo de ella mientras la sostenía por la cintura con el garfio rasgando levemente su ropa en el proceso.

-No entienden que el que algo quiere algo debe. -gruñó él mientras colaba su mano bajo la falda de ella encontrandose con su ropa interior y acariciando su feminidad.

-No debería tensarse tanto, jefe. -dijo ella en tono dulce como él le exigía normalmente. -¿Puedo hacer algo para ayudarle? -preguntó ella de forma sugerente.

-Ponte de rodillas. Ahora. -ordenó él.

Ella se levantó de las piernas de él y bajó entrando bajo la mesa acomodándose entre las piernas de Cocodrilo, le desabrochó el cinturón y después el pantalón liberando su duro miembro.
En ese momento, la puerta volvió a abrirse y Daz Bones entró con el que sería la siguiente víctima de la ira de Cocodrilo.
De mientras, bajo la mesa, (T/N) comenzó a lamer su grueso miembro para deleite de él mientras lo tomaba con ambas manos, pasó su lengua desde la base hasta la punta y bajó con ésta hasta los testículos de él. Cocodrilo echó su cabeza hacia atrás y miró fijamente al nuevo hombre frente a él.

- Me ha dicho un pajarito que tengo bajo la mesa ahora mismo que te gusta gastar MÍ dinero en casinos de mierda en vez de devolvermelo. -comenzó a decir él.

(T/N) trabajaba de espía y secretaria para Cocodrilo desde hacía un tiempo, entre medias ambos tenían encuentros sexuales que cada vez se iban haciendo más y más frecuentes hasta el punto de no llegar a esperar ni a que él terminase sus reuniones, ella sabía que aquello a Cocodrilo le gustaba y en cierta forma a ella le gustaba también ver lo duro que él se ponía cada vez que se reunía con alguien a quien amenazaba, mutilaba o directamente mataba, ella disfrutaba de la mejor parte de todo aquello, el sexo con aquel hombre tan rudo.
(T/N) introdujo el pene de él en su boca comenzando a bajar sobre éste rodeándolo con sus labios.

One Piece: 𝓕𝓪𝓷𝓽𝓪𝓼𝓲𝓮𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora