antes de conocer a judas

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Lumine soltó una risilla al recibir la última bofetada de su pareja, y cuando cayó al suelo, cerró sus ojos dejando que las grandes lágrimas acariciaran su sonrojada cara.

—Que sea la última vez que me entero de que vas como una zorra por el barrio.

—Sí, cariño.

Murmuró ella sentándose al escuchar el portazo.

Lumine tenía veintisiete años. Hacía cuatro años se graduó en la prestigiosa carrera de Ciencias Políticas, y por fin, por fin había logrado presentarse a las elecciones autonómicas.

La monarquía se derrumbó hace un lustro, y el que en ese momento era el presidente de Mondstadt, Barbatos, quería dejar el cargo.

Y sí, Lumine logró hacerse amiga de Barbatos, o mejor dicho, Venti.

En Mondstadt el derecho de la mujer era casi inexistente. Ella pudo hablar con Venti y poder explicarle lo tan importante que era, pero ya era demasiado tarde para él intentar cambiar algo cuando faltaba poco para que alguien le arrebatara su puesto.

Lumine tenía una competencia muy conservadora.

Mientras que ella quería proporcionar vidas justas al pueblo, su adversario quería arrebatarlas.

Y si ella lograba ganar las elecciones, sería la primera mujer en llegar a gobernar un país tal como Mondstadt.

Escupió la sangre al suelo, y se levantó para ir tambaleándose a la habitación.

Su pareja, o aquel monstruo, estaba en completo desacuerdo con que ella lograra tener tal poder legislativo.

"—¡Eres una mujer! ¡Las mujeres no servís para esto! Siempre, ¡siempre...! Se han encargado los hombres de esto. Vosotras debéis de cuidar a nuestros hijos y limpiar la cocina."

Lumine creció con eso en mente.

Hasta que vio a su madre morir en manos de su padre.

¿De verdad las mujeres debían de estar constantemente sufriendo por haber nacido con diferentes genitales?

Ellas... creaban vidas, ¿por qué debían de arrebatárselas?

Ella conoció a su pareja en el último año de instituto y desde entonces, llevaban juntos.

Años de palizas y de abusos.

Ella ya no se acordaba lo que era abrir sus piernas con esperanza de poder disfrutar.

Ahora cuando ella abría sus piernas, tenía la esperanza de volverlas a cerrar lo más pronto posible.

Se puso el pijama, y se acostó en la cama.

Vivía en un humilde apartamento.

Todo el dinero se lo gastaba su pareja en drogas y alcohol.

Y ella sospechaba que él le ponía los cuernos, pero, lo prefería. Sonaba cruel y poco ético pero ella estaba cansada de recibir tantos golpes.

Que las recibiera otra.

Su móvil vibró, y lo sacó de la almohada para fruncir el ceño al ver un mensaje de un número desconocido.

"Llámame. Lo agradecerás."

A Lumine ya le daba igual todo.

Solo quería morir.

Marcó al número, y cerró sus ojos al escuchar una respiración.

—Lumine, soy Aether.

Los ojos de la rubia se cristalizaron.

—¿Cuántos años has tardado en querer saber de mí?

—Pensaba que ibas a tener otra reacción.

—¿Cuál? Estoy acostumbrada a que los hombres me decepcionéis.

El hermano suspiró.

—Te he llamado porque hoy han anunciado de que te presentas a las elecciones.

—Lo sé, ¿y qué?

—Yo puedo hacer que ganes, Lumine.

La chica soltó una fuerte carcajada, y sin más negó con la cabeza rodando por la cama.

—Años sin vernos y me prometes algo imposible de cumplir.

—Las cosas han cambiado. Aún con la distancia que nos ha marcado, sigues siendo mi hermana y te he estado vigilando siempre. Serás una persona pública, y te eliminarán. No quiero que asesinen a la única persona que me queda en la familia.

—¿Pero te piensas que esto es una novela de ficción? ¡Nadie me va a matar! ¡Es ilegal!

—¿Te acuerdas del antiguo presidente de Liyue?

—Claro, se suicidó.

—Lo mataron los Fatui. Los Fatui están buscando el poder absoluto de cada nación.

—Si yo no gano las elecciones, a mí no me matarán.

—No van a esperar a los resultados, te quitarán del camino para que así el pueblo pueda votar al único variante. No hay democracia que valga en los Fatui. El hecho de que tú te hayas presentado, ya te hace estar en el punto de mira... si no quieres apartarte del camino, debes de aceptar mi ayuda o dejar que los Fatui te aparten.

—A ver, creo que no lo estoy entendiendo... ¿me estás diciendo que has visto muchas series de criminales y te piensas que me van a hacer daño? ¿Te vas a convertir en el próximo médico forense o qué?

—Mañana a las once de la mañana te invito a estar en la puerta del hotel Dulce Abismo.

—¿Qué? ¡Ese es el hotel más lujoso de Mondstadt! No tengo dinero para estar allí.

—Hermana, mañana nos pondremos al día. No llegues tarde.

La llamada se cortó.

La chica no pudo evitar el taparse la cara.

Su hermano... ¿qué pasaba con él?

Los Fatui eran una organización, aunque ella los llamaba mafia, que se creó hacía una década en Snezhnaya y se dedicaron a hacer ataques terroristas y a intentar destrozar las monarquías y democracias de cada nación para implementar la dictadura más letal posible.

No creía a su hermano. Aunque, muy en el fondo de ella, no sentía que fuera mentira.

Los Fatui intentaban colonizar a gran escala y a imponer sus ideales, y Monstadt se caracterizaba por su tranquila vivencia y su amigable democracia.

En resumen, que era gente muy malvada.

Pero le llenaba de curiosidad como su hermano había conseguido su número y el cómo había conseguido esa información.

¿Cómo... cómo es su hermano?

Cuando su padre asesinó a su madre, Aether se escapó de la casa dejándola sola. Por suerte sus ahora fallecidos abuelos la pudieron cuidar hasta hacerse una joven autónoma.

Ella pensó que huir era de ser débil, y siempre acusó a su hermano de cobarde pero... también se preocupó todos esos años por él.

Y verle... le emocionaba. Quería verle sano y salvo.

Aunque... ella no sabía que el volver a su hermano iba a marcar el final de su pacífica historia.

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¡Hola!

Soy Rakaxibe, y mucha gente me conocerá por mis otras historias pero si no es tu caso, te invito a leerlas para que así sepas más o menos como es mi estilo en la escritura <3

Después de MUCHÍSIMAS peticiones; ¡por fin he traído a Childe!

Espero que os guste esta historia porque estoy súper emocionada porque la voy a hacer con total cariño.

¡Nos vemos a la próxima!

JUDASWhere stories live. Discover now