EPÍLOGO

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Jungkook

No debí haber dicho nada. Jimin parecía sorprendido. Sin palabras. Pero la sorpresa solo tardó un momento. Él acercó su cabeza al pecho, su cuerpo sacudiéndose. Soltó un medio lamento, medio suspiro con un borde de algo que no pude identificar. Cayó sobre la ropa y el suelo cuando repentinamente dejó salir un sollozo estremecedor. Me acerqué a él. Jimin me miró a través de ojos entrecerrados.

—Estoy tan, tan aliviado —¿Aliviado? ¿Me había escuchado mal?

—¿Qué...? —Él tiró de mí en un abrazo casi violento. Susurró a mi oreja palabras que me hicieron contener la respiración:

—No te estás volviendo invisible, Jungkookie.

—¿Qué? Pero... —Me volvió a interrumpir, esta vez con un beso.

—No retraje mi aura. Lily huyó antes de que lo pudiera hacer. Esa invisibilidad no dura. Igual con el relicario. Cuando solo estoy yo, o alrededor de ti, no pienso en retraerla tanto ya que ambos podemos ver las cosas igualmente —Sus palabras sonaban lejanas, no estaba seguro de poder creerlas.

—Entonces —dije tentativamente —¿Lily no es invisible? —Jimin se levantó de un salto. Tiró de mí y me llevó por las escaleras al patio con Lily. Me entregó la correa.

—Vamos a presentársela a tu mamá —Entré con pasos nerviosos. Mamá estaba saliendo de la ducha. Ella se giró cuando la llamé.

—¿Sí, Jungkook? —Su mirada cayó a Lily, pero no dijo nada.

—Entonces... Jimin y yo conseguimos un perro.

—Eso veo. ¿Qué está haciendo aquí adentro?

—Lily. Quería mostrártela —Mamá asintió, su mirada revisó el suelo. Lily acarició mis piernas, una presión reconfortante.

—Siempre y cuando mantengas eso afuera.

—Lily. Ella —Pero mi insistencia se perdió en mi tono... ligero, como la risa de Jimin: aliviado. Ella no es invisible. Yo no soy el siguiente. Regresamos al jardín. Me dejé caer en la banca afuera con Lily a mi lado. Jimin jugueteó con sus pulgares y supe que intentaba preguntarme algo. Su oscura mirada encontró la mía.

—Necesito entender algo —Incliné mi cabeza, mi corazón bajó su velocidad ante su tono serio —¿Por qué no confiaste en mí y me dijiste esto antes? Porque he estado sufriendo por semanas sobre lo que estaba mal entre nosotros. No podía entender lo que había hecho. Creí... creo que podría haberte estado perdiendo.

—¡Qué! —Mi voz salió en un grito —No, Jimin. No... nunca.

—Estabas tan distante. Difícilmente me tocabas. Yo... —Fue mi turno de interrumpirlo. Robé su mano, levantándolo de la banca. Me alejé de la propiedad, más allá del Jeep, por la calle. No sabía por qué necesitaba caminar, solo que lo hacía. Para organizar mis pensamientos, para explicarle a Jimin que no había malentendidos. En cuanto llegamos al parque vacío, le indiqué a Jimin que se sentara. Él sostuvo a Lily mientras yo me paseaba frente a él.

—Casi no te toqué —dije, empezando de una vez —porque necesitaba más tiempo. Necesitaba más tiempo para preparar todo antes de que pasara. Creí que sería invisible por siempre, Jimin... quería dejar las cosas en orden. Quería saber que mamá estaría bien —Suspiré y me hundí junto a él en la banca —Ayer, durante la cena, creí que las cosas estaban mejorando. Ella había arreglado mis pantalones. Pero no era nada más que... no sé, una broma —Golpeé las tablas de madera bajo nosotros. Flexioné mis dedos, ignorando los nudillos que acababa de golpear —Jimin, estaba triste. Triste por tener que renunciar a mamá. Triste por lo que creía que estaba perdiendo. Y... y demasiado asustado como para hablarlo contigo. No podía. Porque... porque, más que nada, no quería perderte. Pero tus palabras seguían dando vueltas en mi cabeza. Nunca le desearías tu invisibilidad ni a tu peor enemigo. ¿Entonces cómo podía esperar que entendieras? Que te quedaras conmigo... que me volviera invisible. Haz sacrificado tanto por mí en el pasado... porque creíste que significaría que viviría. No podía... no puedo dejar que hagas eso de nuevo. Si fuera a volverme invisible por estar contigo, entonces es lo que quiero —Jimin dejó caer la correa que había estado aferrando. Tomó mis manos. Solo me miró, su rostro ilegible. Luego de un silencio extendido, él habló, su voz rica y profunda. Curiosa y sorprendida.

—¿Harías eso? ¿Tomarías esta maldición por mí? —Me acerqué a él, soltando sus manos y poniéndolas en mi cintura. Llevé una mano al lado de su rostro. Con la otra aparté su cabello. Me incliné para besar los fuertes músculos de su cuello hasta su oreja.

—Cuando encuentras a la persona que puede verte, no la dejas. Jimin, tú me ves —Lo volví a besar con fuerza: créeme —Realmente me ves, y te amo.



Un año después



Doblé el papel con una sonrisa y lo metí en el sobre. Todo gracias a él.

—Renunciarías a todo. ¿Dejarías a tu madre, este lugar, porque me amas? —Él me abrazó con fuerza mientras lo decía —¿Pero qué hay de ti? Jungkookie, amate lo suficiente como para saber que mereces ser feliz... perseguir tus sueños —Sabía que me tomaría tiempo, pero con la paciencia de Jimin, la guía, él me lo mostró. Alguien que merecía amor. El día siguiente sería nuestro primer aniversario. Me aseguraría de que supiera lo mucho que lo amaba por todo lo que era. Por todo lo que nosotros éramos. Metí la carta bajo mi brazo. Besé la mejilla de mamá en la cocina.

—Huele bien.

—Chispas de chocolate, para ti y para Jimin —Ella estaba tan enamorada de él que a veces no sabía si estar feliz porque ella lo aceptara como mi novio o si estar celoso. Tomé una galleta del plato. Mamá lavó la bandeja —¿Entonces cuándo vendrá? —Tragué la delicia y miré por la ventana, donde Lily saltaba alrededor de Jimin en la banca.

—Pronto, espero.

—Bueno, si no lo veo cuando vuelvo, salúdalo —Ella revisó su reloj —Será mejor que me vaya o perderé el bus.

—Siempre puedo llevarte, lo sabes —Ella negó con la cabeza, la respuesta que había estado esperando. Con las llaves sonando, mamá se fue. Observé las galletas. <<Por mucho que te ame, mamá, no puedo quedarme aquí por siempre esperando... anhelando>> Aparté la tristeza. Presioné mi brazo contra el sobre y caminé al patio trasero. Jimin continuó leyendo mientras me sentaba junto a él, pero sonrió, un "sé que estás ahí y me gusta".

—¿Qué tal, Jungkookie? —Él bajó el libro y se acercó. Le entregué el sobre.

—Lee esto —Mi corazón latía erráticamente mientras esperaba a que él terminara. Cuando levantó la mirada, sus ojos estaban húmedos. Él lanzó sus brazos alrededor de mí y Lily saltó como si sintiera la emoción. Jimin me levantó e hizo girar.

—Felicidades. Te mereces el trabajo. Estoy tan feliz porque lo hicieras.

—Nosotros. Lily, tú y yo. Hacemos esto juntos —Siempre juntos. Con eso él selló mis palabras, sus labios contra los míos.
Un beso que mostraba nuestro beso como:
Sorprendente.
Mágico.
Increíble.

CONEXIÓN // JIKOOK //Where stories live. Discover now