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Belladonna Crovetto

Al llegar a la habitación veo a dos bebes.

Son tan pequeños, que temo que el aire les haga daños, una niña y un niño.

Tienen sus ojos cerrados y cuando los veo siento mis lágrimas salir.

Son demasiados pequeños para respirar que necesitan ayuda, son demasiados pequeños para vivir por ellos que me hace sentir mal.

Se supone que aun no sería tiempo de verlos ahí, pero todo se complicó.

Cuando desperté y vi a Max dormido puedo jurar que llore en silencio. Perdí la noción desde que llegué al hospital y al verlo ahí fue muy duro. He olvidado la mayor parte de lo qué pasó ese día, se supone que como madre uno debe recordar lo qué pasó en el parto de sus hijos; pero la simple idea me aterrorizaba y ahora lo sigue haciendo.

Camino a mi cuarto, papá está en la cama dormido y Mady en la ventana. Hoy en la mañana comencé a caminar, al principio me dolió mucho y poco a poco fue simple hacerlo.

—Ya viene la comida.

Mady me miro y cuando me siento alado de ella la abrazo.

—Gracias.

—No me debes agradecer por nada.

—Gracias por traerlo.

Y sabía a que me refería, porque claramente era él. Es solo que a veces es simple decirlo y no hacerlo.

—Son muy pequeños. —Hace énfasis en los bebés — Me da miedo verlos.

—Siento que se pueden romper en cualquier momento.

.

En la noche llegó Max, venía con una sudadera y su pelo mojado. Mi padre lo había obligado a ir a descansar, no quiere comer solo quiere estar conmigo.

—Traje café.

Dejo el café en la mesa y salió.

No nos hablábamos, solo nos mirábamos, y de vez en cuando veíamos cómo nuestros ojos se cristalizaban al mirarnos.

Era un dolor terrible verlo ahí y no poder decirle todo.

En estos meses he tratado de lidiar con nuestra separación, pero era increíble no pensar en él, me dolía pensar en él. Aprendí que a veces esta bien soltar y sanar; aunque eso implique que el otro se rompa.

Quería verlo sanar a él.

Quería que me dijera qué le pasaba, porque no hablaba de ese tema y sobre todo quería que me pidiera perdón. Creo que ese perdón también implicaba aquellas palabras que nos hirieron aquella noche, aun sonaban en mi todos los días.

Era un simple perdón, que tenia un gran peso en nosotros dos, uno que implicaba tanto y dolía pensarlo.

Anhelaba tanto que nos perdonáramos, que a veces era increíble pensar en ello.





6 abril


Los sigo viendo.

Lo único que hacen es dormir y llorar.

Aun siguen en aquella incubadora, al complicarse todo no se pudieron desarrollar bien.

"No se cuánto tiempo se queden, pueden ser días o meses"

Cuando el doctor mencionó eso no pude pensar en nada anoche.

Mi padre suele quedarse conmigo todas las noches, a veces lo escucho hablar por teléfono.

𝐍𝐢𝐳𝐚 | 𝐌𝐚𝐱 𝐕𝐞𝐫𝐬𝐭𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧 |Where stories live. Discover now