Capítulo 25: "Goodbye"

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Las piernas del rosado corrían con rapidez sintiendo como sus músculos se contraían cada que esquivaba a toda persona que se le ponía enfrente, ¿Cómo pudo haber sido un idiota? Kyojuro arriesgo todo para mantenerlo a salvo y pese su gran esfuerzo le tendieron una trampa a ambos. Las miradas curiosas de las personas lo perseguían sintiendo el tiempo sobre sus hombros, ¡Tenía que ir por su prometido! Observo a lo lejos el hotel y respirando hondo, y sin importarle ya lo que dirían de él, su novio estaba con aquella bruja asistente de Kibutsuji, ¡Lo matarían sin piedad alguna! Saco una arma para estar preparado ante cualquier ataque. Los gritos de sorpresa comenzaron a inundar sus oídos, unos hombres de traje salieron abruptamente frente a él y con la ira corriendo por sus venas disparo sobre los pechos de los hombres esquivando y protegiéndose ante los ataques, parecía que los hombres de aquella mujer tampoco parecían importarles darles a la gente un espectáculo de día, pues las personas corrían de un lado a otro buscando algún refugio para cubrirse de las balas.

— ¡Malditos bastardos! ¡Déjenme pasar malditas mierdas! — su corazón comenzó a cundir el pánico al ver como salían más y más hombres evitando que el rosado llegase a la puerta, si no se metía con rapidez al hotel, sin dudas la policía lo agarraría y al estar en un país extranjero, sería su fin y no solo de él, si no también de...— ¡KYOJURO!

El rubio observaba con odio a la bella dama que tenía frente a él, no solo Keizo había confiado en esa mujer, si no también que el señor Ubuyashiki le había comentado todo el plan que tenían para proteger a Akaza y saber que ahora sus planes podrían terminar fatal le provocaba un terror inmenso que le comía los intestinos. 

— Oh vamos Kyojuro, no tienes que ser tímido. Tienes todas las herramientas y fuerza para matarme y terminar con esto, ¿Qué te detiene hacerlo~?

— El hecho de que seas parte del bando de Kibutsuji, eso no significa que te de el honor de asesinarte, tú mereces estar bajo las rejas por todos los crímenes que has cometido, además... Yo jamás lastimaría a una mujer... No por ser idiota, si no por el respeto que les tengo, pues yo nací del cuerpo de una honorable mujer...

— Ah... La moral de los Rengoku sigue siendo igual de aburrida que siempre...— Leto tomo su arma y apuntando directamente al corazón del rubio ladeó la cabeza — Sabes, yo pude haber sido tu madre, yo fui la primera opción para tu padre, ambos éramos una pareja muy explosiva, imparable, elegante y única, pues solo las mujeres más elegantes, inteligentes, hermosas y talentosas podían ser esposas de los Rengoku... Pero...— una sonrisa llena de odio apareció en sus carnosos labios mientras apretaba con fuerza el cañón del arma contra el pecho del joven — Se enamoro... Se enamoro de aquella otra mujer, no solo por su belleza y completa perfección... Se enamoro realmente de ella, de todo... Su sonrisa, los pequeños detalles que le daba... ¡Todo! Era tan perfecta que... Me moría de celos...— la mirada flameante del rubio estaba en duelo con aquella mirada verdosa de la mujer que lo veía con resignación e ira.— Por eso mande a que mataran a esa zorra... Pero no funciono... Solo lograron... “Tocarla” pero fue en vano pues todos esos idiotas buenos para nada murieron a manos de Shinjuro... Por ese bastardo.

— Señorita Leto, le voy a pedir mas respeto para mis padres, no se dirija a ellos de esa manera. Mi padre no es ningún bastardo y mi madre ninguna zorra...— la rápida mano del rubio tomo la muñeca de la dama mientras lo apretaba con fuerza dejando incomoda a la dueña de aquellas crueles palabras — El simple hecho de que haya sido capaz de realizar tales acciones contra la integridad y seguridad de mi madre me enfurece... Se lo horrible que pudo haberse sentido mi padre al saber que a la mujer que AMA... Haya sido tocada de esa forma tan vulgar... Comprendo el terrible sentimiento y la impotencia de no comprender porque hicieron eso contra mi madre...— el agarre del rubio era cada vez mas fuerte, la mano de la mujer comenzaba a tornarse blanca y sus venas se marcaban, el pulso era capaz de sentirlo sobre las yemas de sus dedos y sentía la mano temblar con fuerza, la desesperación era obvia la mirada dura del rubio parecía comerla viva, ¡Jamás hablarían de sus padres de esa forma! — Tú, jamás estarás al nivel de mi madre... Será mejor que no confundas una mujer de calidad con algo tan simple y barato como tú...— el rubio soltó la delgada mano y quitando el arma la lanzo lejos de ellos.

The demon's lamentWhere stories live. Discover now