Capítulo 1.- Jaque

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Las cadenas en sus brazos y piernas tintinearon en un golpe pesado cuando el sabio cayó de rodillas frente al mono de las sombras, respirando con dificultad, de su frente goteó sangre, deslizándose por su barbilla, gotas cayeron al suelo.

Macaque apareció en su visión, las sombras consumieron la mitad de su rostro donde un ojo morado brillaba en la oscuridad, su pie aplastó su pierna derecha, riendose con malicia cuando el sabio gritó lastimado.

—Oh, ¿eso te dolió? — Arrulló con voz melosa, su mano acariciando su cabello, tomando los mechones dorados antes de jalarlos con rudeza. — ¡Imagina como crees que me dolió a mí cuando me dejaste muerto en ese agujero! — rugió rabioso, el rey se vio obligado a levantar la cabeza, su cuello exponiéndose vulnerable al enemigo.

Wukong mordió sus labios, intentando silenciar el sollozo que deseaba escapar de su garganta, sus ojos se mantuvieron cerrados para evitar derramar lágrimas, no le daría la satisfacción a Macaque de verlo reducido incluso si la batalla estaba perdida.

—¡¿ahora no tienes palabras, cierto?! ¡Dime que pare, Wukong, dime que estás sufriendo! — Exigió el mono, la cola de Macaque apretó su cuello, cortándole el paso del aire, no es como si necesitara mucho de él de cualquier manera si eso servía para consolarlo.

El mono dorado se mantuvo lo más estoico que pudo, temblando de dolor mientras su cuerpo magullado pedía a gritos un descanso, esto causó que el guerrero se enojara más, arremetiendo con más fuerza sobre el cabello de su víctima, su pie presionó con más peso, escuchando el gruñido de Wukong cuando sangre salió de su labio.

—¡RUEGAME POR PIEDAD, PÍDEME CLEMENCIA! — gritó. —¡DIME COMO LAMENTAS HABERME TRAICIONADO, DIME COMO ME HAS PENSADO TODOS ESTOS AÑOS! — Su cuerpo fue pateado, estrellándose contra una pared cercana, se derrumbó sin energía, sus cadenas brillando levemente, mostrando la figura acercarse hacia él. — ¡RUEGAME Y TAL VEZ DECIDA SER AMABLE CONTIGO! — Wukong jadeó cuando fue arrojado a un lado, su cola se enredó sobre él, en algún momento su armadura había sido sacada de su cuerpo, dejando nada más que la ropa debajo que no servía mucho para el frío de cualquiera que fuera la mazmorra donde Lady Bone Demon y su nueva mascota hayan decidido meterlo.

Aun así, se las arregló para reír sin gracia.

—Ni siquiera me acordaba de tu nombre— Bromeó con arrogancia, su sonrisa se borró cuando Macaque lo levantó por el cuello, sosteniendo su forma sin energía sin tocar el suelo.

Jadeó cuando el agarre se apretó, el guerrero luciendo furioso, su vista se clavó directamente en los cansados ojos dorados del rey, tanto que pareció perforar su alma mientras veía al gran sabio agotarse en su brazo.

Las garras del mono negro se clavaron en su yugular donde la sangre caliente corría a toda velocidad debajo de la piel, los moretones ya visibles en todo el cuerpo lesionado del rey no hicieron mucho para darle una impresión que no fuera de absoluta derrota, complaciendo al captor, sus narices quedaron al ras la una de la otra cuando el guerrero lo acercó.

—Mi nombre será lo único que recordarás a partir de ahora—Susurró contra su rostro, sus ojos brillaron en un morado profundo, Macaque lo soltó.

Sin ser capaz de sostenerse en pie, su cabeza se estrelló contra la piedra, nublando su vista en los bordes, vio los pies del guerrero darse la vuelta, comenzando a alejarse.

Su conciencia se iba cada vez más lejos, en las garras de la oscuridad mientras esperaba que MK y el resto estuviera bien antes de desmayarse ahí mismo.

Las puertas de metal resonaron en el lugar poco despues, los puños apretados de Macaque perdieron fuerza, la bufanda del guerrero ondeó en el aire, caminando por los helados pasillos de la guarida de su titiritera.

Llegó al salón principal, en la lejanía, la ciudad se desmoronó en el caos y la tragedia como su nuevo pan de cada día, las luces de los edificios ahora inexistentes empobrecieron la vista de una otrora gran Megapolis, la miseria de la herrumbre y la desesperanza llegaron a Macaque como susurros empujándose en sus orejas sensibles.

La voz siniestra de la mujer le estremeció hasta los huesos cuando se inclinó ante ella.

—Mi campeón, ¿has instalado a nuestro invitado? — Preguntó con dulzura enfermiza, su postura delicada mientras miraba al mono negro con complacencia.

Macaque asintió.

—Monkey King está en la celda designada, no hay forma de que escape de ahí—

La risa de LBD se coló por el salón, los ventanales se iluminaron por un relámpago que rompió el cielo, las nubes oscuras en lo alto anunciaron tormenta.

—Perfecto, esta vez nadie podrá entrometerse en el destino, en el lugar que me corresponde— enunció, su vestido arrastró por el suelo cuando se dirigió a tomar asiento en el trono de hielo, una figura emergió de un portal a su izquierda, el alcalde.

—Mi señora, el chico ha sido neutralizado, ni él ni sus amigos representan una amenaza a la causa—

—Esplendido trabajo a ustedes dos, las piezas finalmente están tomando lugar, el mundo se derrumbará bajo mis pies y uno nuevo nacerá, pueden retirarse— Ambos hombres asintieron, Macaque apretó más fuerte la brújula en su mano, oculta en su bolsillo.

—Una cosa más, mi campeón, no creas que me he olvidado de ti— El mono alzó la cabeza, la sonrisa de la mujer se profundizó.

—Tu parte del trato ha sido cumplida a la perfección, hoy me siento misericordiosa, así que perdonaré tus ofensas pasadas mientras tu desempeño siga siendo tan impecable como ahora—

—Se lo agradezco, mi señora—

—Aún no he terminado— Siseó con furia, antes de transformar su expresión en una educada sonrisa. — He decidido recompensarte, ahora que Monkey King está fuero de juego no me sirve en lo absoluto, haz lo que quieras con él, sé cuanto has anhelado tu venganza— Los ojos de Macaque se abrieron, apagándose otra vez.

—Entendido— 

PRISONER [SHADOWPEACH]Where stories live. Discover now