Capítulo 2.- Captura al paso

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El frío le adormeció los huesos cuando un enorme trozo de hielo los atrapó a Nezha y a él en la cordillera de la montaña, estalactitas se estrellaron contra el carámbano cuando Macaque se detuvo frente a ellos, más de la mitad de su cuerpo había sido consumido por fragmentos de hielo y su ojo restante junto a la cicatriz brillaron en un siniestro azul cielo que le puso los pelos de punta al gran sabio.

El mono de las sombras lo miró con intensidad en medio de un ceño fruncido, Wukong se forzó a aligerar la tensión en sus hombros y el miedo que comenzaba a burbujear en su interior, completamente atrapado, podía sentir los efectos de la claustrofobia subiéndole como bilis por la garganta.

—¿Y bien? ¿No habrá algún elaborado monólogo esta vez? ¿O es que acaso tu maestra está tan impaciente que te tiene con la correa corta? — Se burló, el sudor frío resbalando por su sien, escuchó a Nezha protestar a un lado suyo.

Macaque se acercó al príncipe de loto, ignorándolo mientras le arrancaba los aros dorados.

—Se acabaron los juegos, vendrás conmigo así sea en pedazos— exclamó con voz profunda, mirándole de reojo, los anillos falsos se rompieron bajo la fuerza de sus manos, riendose al darse cuenta de lo predecible que había sido el rey, o tal vez sólo lo conocía demasiado bien para poder leer sus movimientos. —Los reales los tiene MK, ¿cierto? Eso es perfecto—

En ese momento una enorme columna de luz se levantó a la lejanía, ráfagas de poder empujaron las nubes cuando la magia brotó desde la distante montaña.

—¿El ritual?¡No, están intentando forjar el fuego Samadhi, Sun Wukong, ¿Qué demonios hiciste?! — rugió furioso el príncipe, el miedo palpable en cada nota mientras veía con molestia desesperada al mono atrapado.

Wukong gruñó, por más que intentaba moverse su cuerpo se negó a obedecer, su cabeza pulsaba en dolorosos embates por la reducción de la temperatura y el mal estado en que la pelea lo había dejado, tener a Nezha perforándole el tímpano no lo hizo sentir mejor.

—¡Te dije que esperaras! — quería seguir discutiendo con el hombre, pero en ese momento Macaque se movió, asustándolo. —¡detente, si te atreves a lastimar al niño te juro qu...— la risa del guerrero lo interrumpió.

—¿El niño? No me importa en absoluto lo que suceda con él, creo que se encuentra en perfectas manos lidiando con el alcalde— Los ojos de Wukong se abrieron con terror, esforzándose más por librarse de la prisión de hielo. —No te desgastes, no necesitarás nada más de qué preocuparte una vez que regresemos con la bruja de huesos—

—¡Escúchame, podemos vencerla, no tienes q-

—¡Silencio! — Macaque lo interrumpió. — Tú no tienes ni la más mínima idea por lo que he pasado y tampoco te interesa, no me importa lo que suceda con esta maldita ciudad o con esos idiotas que ahora llamas amigos, saldaré mi deuda, a como de lugar y seré libre de este infierno— se señaló, el hielo en sus extremidades crecía a cada segundo, congelando la piel debajo donde se enterró en lo más profundo de la carne.

En ese momento, una voz cansada se escuchó en el aire, un portal se abrió cerca de él, donde mostraba a un alcalde con la ropa rasgada y cubierto de polvo.

—Tenemos problemas— jadeó con esa maniática sonrisa suya, esquivando por poco el dragón de Mei, Macaque apretó los puños.

—Tch, ¡Eres un inútil! — Bramó, enfocándose ahora en las explosiones que rodeaba la montaña del ritual, dio un salto, desapareciendo entre las nubes a pesar de los gritos del rey diciendole que se detuviera.

—¡Wukong, no puedo creer que hayas mandado a esos mortales a forjar el fuego Samadhi, ¿te das cuenta de lo que ocasionarás?! —

Monkey King lo ignoró, sacudiéndose con más fuerza, pequeñas fisuras habían empezado a aparecer cuando el hielo pareció ceder por fin.

—¡Hey, al menos ten la decencia de escucharme! —

—El chico está en problemas, él es mi prioridad— Exclamó antes de invocar su nube, siguiendo el mismo camino por donde el mono negro se había ido.

El hielo consumió toda la cúspide, afilados picos sobresalían de a la tierra, Sandy y Pigsy habían caído presa del hielo, MK estaba luchando contra el alcalde cuando Macaque lo embistió de una patada.

—Ya lo sabes, niño, no es nada personal, pero tenemos el tiempo contado— tarareó el guerrero, su expresión cambió, borrando la sonrisa arrogante de su rostro a un semblante serio. — Entrégame esos anillos y podrás asegurar que seguirás teniendo una amiga viva hasta el siguiente día— Amenazó, tomando del cuello a una Mei semi inconsciente del suelo, la chica jadeó de dolor.

—¡N-no lo escuchen, terminen el ritual! — Sollozó cuando el mono de las sombras aplastó con más rudeza su yugular.

Tang permaneció en su posición, un enorme círculo rodeó el suelo, iluminando en los anillos dorados, nuevas columnas de luz de desplegaron, rodeando a Macaque y a Mei en el centro del altar.

En ese momento Wukong aterrizó en su nube, golpeando al alcalde que sostenía a MK, se quedó petrificado al ver los anillos ser elevados en el cielo.

—¡Tang, detente! — Gritó asustado, el niño a un lado suyo estaba lleno de moretones y rastros de sangre en donde la piel estuvo expuesta.

El cuerpo de Mei comenzó a irradiar calor, una onda expansiva arrojó a todos contra las paredes de roca, Macaque jadeó cuando su espalda se estrelló contra la superficie dura, notando que el hielo en su cuerpo se había evaporado.

"Eso no será suficiente para alejarte de mí"

Mirando alrededor, rápidamente vislumbró a Wukong, el rey sujetando al niño entre sus brazos mientras observaban aterrorizados como una bola de fuego envolvía a la chica dragón, un grito lastimero provino de ella cuando el calor le quemó la piel.

—¡Mei! — Xiaotian intentó ir tras ella, siendo detenido por su maestro.

—¡Es peligroso, tienes que retroceder! — pidió el sabio, intentando mantener al chico en su agarre, el suelo se abrió debajo de él absorbiéndolo.

—Te lo advertí, no irás a ningún lado— Dos sombras lo sujetaron de ambos brazos, Xiaotian ahora libre fue corriendo en dirección a su mejor amiga, pero una nueva onda de energía lo expulsó hacia atrás.

—¡Niño! — Macaque le bloqueó la vista, Wukong luchando para alejarse de él cuando otra sombra le sujetó al cabeza con fuerza.

—Creo que se le ha olvidado algo, su majestad— Exclamó burlón el guerrero cuando de entre sus ropas sacó una corona plateada, muy similar a la que le habían obligado a usar durante todo el viaje al oeste.

El sabio se paralizó, sus pupilas diminutas mientras intentaba desesperadamente alejarse de él, el calor aumentó en toda la montaña con el infierno naciendo justamente en la cúspide, la cinta se apretó alrededor de sus cabellos, fría y dolorosa.

—¿Te gustan mis nuevos juguetes? Supuse que no vendrías conmigo tan voluntariamente, así que Lady Bone Demon planeó todo esto para asegurarse de que tú—Se acercó a él, tomando su mentón entre sus dedos. —pequeña rata escurridiza, no te escabulleras una vez más— Un chasquido de sus dedos fue suficiente para activar el encantamiento.

El dolor en su cabeza se volvió insoportable, ni siquiera cuando estuvo bajo las ordenes de Tripitaka había sentido un sufrimiento equiparable.

En algún momento las sombras lo soltaron y cayó de rodillas, su cuerpo convulsionando ante el maltrato, gritó, pero no fue capaz de oír su propia voz, sus manos arañaron sin misericordia el aro plateado dueño de sus desgracias, la risa de Macaque llegó a sus oídos, lejana, como si estuvieran yéndose a un lugar distante donde Wukong era incapaz de volver, volviéndose cada vez más bajo.

Su respiración se detuvo, todo en su interior lloraba, suplicando que todo parase mientras el fuego consumía la montaña alrededor, el dolor le impidió concentrarse en buscar al resto de su equipo, incapaz de abrir los ojos, lágrimas traicioneras resbalaron de sus mejillas cuando su voz se rompió en sollozos ininteligibles hasta que se desplomó contra el suelo sin fuerza alguna.

—M...K...— Fue lo último que pudo decir antes que su cabeza cayera inerte contra el suelo helado, lo último que sintió fue a Macaque alzándolo en brazos antes de que todo se volviera negro.

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⏰ Last updated: Aug 11, 2022 ⏰

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PRISONER [SHADOWPEACH]Where stories live. Discover now