Y lo siento

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Después de cuatro años, la vida no parecía haber cambiado; aunque lo hiciera.

Al menos así lo sentía el actor en hiatus Kim Taehyung, mientras terminaba una tortuga de origami con una hoja amarilla. Estaba sentado en su cama, sin camisa, el sol de la mañana alcanzando su pantalón de pijama descaderado. Su anciano animal de compañía, Mimi, descansaba en el extremo del cuarto en su cama, dormía a profundidad.

Taehyung suponía que ser lastimado había sido un punto de inflexión. Quizá no era que la vida fuera la misma, sino que el caos provocado por el dolor se mantuviera hasta ese momento.

Estaba en sus treintas afianzados, y la rutina era tan lenta como el primer día después de separar su camino —a arañazos—, del actor que fue su co-estrella, Jeon Jungkook.

No era que pensara en ello a diario —había logrado parar desde el quinto mes lejano a él—, pero no es que eso fuera necesariamente un avance. Kim Taehyung había seguido viviendo en el ritmo en el que las tortugas reales caminaban, solo demasiado agotado mentalmente para hacer otra cosa. No había logrado retomar su trabajo, veía a su terapeuta cada semana y a veces pasaba las noches en vela, solo disociando en su dolor. Ese dolor podía verse en su espejo, o en sus relaciones pasadas, o en su plato de comida. Dependía del día, dependía de la razón.

No estaba deprimido, aunque lo pareciera. Quizá en el pasado; estancado. Pero ahora podía moverse a su antojo dentro y fuera de su cuerpo, viajaba cuanto quería, veía a su familia con aprecio, y se sentía bien, en calma.

Solo su rutina lenta había llegado para quedarse, junto con una pesada cabeza, para el resto de su vida, seguramente. Además de que sentía que debía quedarse de esa manera, al menos si fuera un poco, porque...

No. Sabía que se recuperaría totalmente, sin embargo.

Dejó la tortuga con cariño en el edredón y tomó otra hoja. Sabía que se recuperaría por lo encariñado que estaba consigo mismo, en ese punto. Se conocía mejor para reconocer y tejer en sus patrones, miedos y ausencias; y eso le había conseguido impulso. Una vez se había rendido a sentirlo todo tal cual como era sin buscar salidas rápidas o evasión, pudo construir una mayor resistencia a las cosas que sucedían en su vida.

Ya era un adulto establecido, aunque antes quisiera escabullirse enloquecido como un jovencito. Estaba envejeciendo, y no se opondría si su vida se quedara de esa manera, con mañanas sencillas en su casa y tardes paseando a su Mimi, fuera de las cámaras.

Aunque sus dedos picaran por pasar las hojas de los guiones que a veces le enviaban.

Aunque su recuperación no escalara mucho más, en esos años, por moverse únicamente para echar raíces en su nueva zona de confort.

Taehyung solo quería vivir bien, contenido en sí mismo. Nadie podía culparlo.

Terminó otra tortuga solo para dejarla al lado que la que nació primero. Las miró, y a sus puntas torpes, y se dejó caer de espaldas en la cama, sus músculos descansando de la tensión de su posición anterior.

Antes de quedarse dormido una vez más después de otra noche despierto, se deslizó por internet, leyendo foros.

Al parecer se había anunciado un drama nuevo que estaba causando revuelo. Era de una de las cadenas principales.

Inhaló hondo. Le gustaban los dramas. Hacía años había participado en uno, brevemente, pero los prefería sobre las películas. Había algo refrescante en el hecho de conocer las reacciones del público mediante salían los episodios, y crecer con un elenco. No sentía que fuera igual con las películas, como si flotara más efímero en los ojos de alguien. No le gustaba lo efímero, lo fugaz. Se sentía como...

Siguió deslizando para leer sobre los actores que lo protagonizarían, y se detuvo.

Las tortugas se calentaron con el sol.

Taehyung inhaló una vez más para exhalar con fuerza. Soltó el móvil a su lado.

Miró el techo, y se rio, volviéndose hasta reposar sobre su estómago. Sus ojos se cerraron por su propio peso desvelado.

No es que fuera un acuerdo. No es que fuera una deuda. No es que esto fuera algo que mantuviera un nudo.

No iba a dejarse afectar por eso, no le incumbía, mucho menos después de tanto tiempo.

Rio con más ganas, enterrando la cara en la almohada. Mimi roncaba levemente al fondo.

—Traidor —susurró, solo para sí mismo.

Y para una de las tortugas.



(N/A): Cambios forzosos, cambios amables, cambios tristez; cambios, cambios, cambios. Nunca me gustaron.

¡Gracias por leer! Gracias por compartirme en el cap anterior cómo marchan sus vidas, es muy interesante y cálido poder saber de ustedes. ¿Qué tal les fue esta semana? A mí... no muy bien, estoy francamente agotada, pero venir aquí siempre es un respiro, así que está bien. Les deseo un lindo finde, descansen lo más que puedan. Yo estaré en unos líos familiares que me tienen algo preocupada, pero intentaré descansar y venir sin obstáculos.

Les amo. ¿Lo saben? Lo digo en serio, y me gustaría que lo dimensionaran de vez en cuando; que mi amor les acompañará por siempre, en cada latido, en cada noche sin dormir, y en cada pajarito que canta en las mañanas. Cuídense mucho, por favor.

Esta historia se actualiza todos los viernes en Wattpad e Inkspired. Se actualiza cada miércoles en Patreon (link en la bio). Todo siempre lo aviso por mi Instagram: multumlilia. Síganme para estar al tanto de todo, uwu.

Amor siempre, Liliah 

Estudio de besos «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora