0 0 2

297 13 0
                                    



Capítulo
DOS







Clementine se despertó debido a un fuerte golpeteo contra la puerta de su habitación.

Era bastante inusual que haya esa clase de ruidos en Las Tres Escobas, por lo tanto, debía ser importante pero no le tomo mucha importancia.

—¡Son las ocho de la mañana de un sábado! ¡Vete!—le gritó la rubia a la persona que llamaba impacientemente a su puerta.

Clementine bufó harta antes de casi arrancar la bisagra del marco de la puerta, encontrándose con la figura alegre de Theodore Nott sonriéndole.

—Hermosa mañana, ¿no crees?—preguntó el moreno irónicamente al ver el cansancio en el rostro de la chica.—Yo diría que te apresures en vestirte si no quieres que lleguemos tarde.

—Para lo único que estoy llegando tarde es para otra dulce hora de sueño.—respondió Clementine dudando si cerrar la puerta o mantenerla abierta y seguir hablando con Theodore.—Te aconsejo que vuelvas más tarde una vez que haya descansado, gracias.

—Siempre tan amable por las mañanas.—El labio de Theo se estiró en una sonrisa.—Ahora en serio. Llegaremos tarde si no nos apuramos. Todo esto de vivir fuera del campus te va a meter en muchos problemas, Tiny.

—Tal vez me gustan los problemas.—La rubia levantó una ceja.—¿No pensaste en eso?

—Todos los días, hermosa.—saludó recostándose en el marco de la puerta para esperarla.

—¿Y para qué estamos llegando tarde exactamente?

El piso debajo de los pies de Clementine crujió mientras se movía alrededor de su habitación impacientemente. Había renunciado a la idea de que Theo se fuera, por lo que tenía que aceptar su presencia.

—Una reunión de profesores.—dijo como si fuera lo más obvio del mundo:—Espera, ¿McGonagall no te aviso? Es obligatorio que tanto los maestros como el resto del personal asistan. Y eso nos compromete a los dos.

—¿Van a estar todos?

Ella ya podía sentir su pecho respirar pesadamente. No había tenido un buen comienzo con Draco anoche, y no estaba segura de que él vaya a querer verla.

—¿Algún problema?—Theo inclinó su cabeza hacia un lado, observándola con curiosidad.—Ayer te fuiste de la nada.

—No, ningún problema.—respondió rotundamente al mismo tiempo que caminaba hasta su tocador y notar cómo él la veía a través del espejo.—Solo necesito que salgas para que pueda cambiarme.

—Lo dices cómo si fuera algo que no haya visto antes.

Theodore se acercó a ella para poder colocar su mano sobre su cadera y apoyar su cabeza sobre su hombro. Clementine tuvo que admitir que se veían bien juntos, además de que se sentía natural tenerlo a él de esa manera.

STAY WITH ME | Malfoy, NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora