3

200 24 16
                                    

—Eres un idiota—dice Danielle.

¿Qué puede ser peor que no entender el desastre de tu cabeza? Quizá, lo peor no es eso, es el desastre que siento en el pecho. O el estúpido desastre que es armar una casa de campaña. O cómo perdí totalmente la cabeza al ver el desconocido lado salvaje de Courtney antes de saltar a un lago helado. 

Y que estabas fascinado con verla en ropa interior.

Todo ese fin de semana fue una total confusión y un mártir, porque no podía sacar la culpa de mi pecho. Estar con Courtney me hace sentir como si hubiera tenido un desliz en mi relación, sin embargo, entre más lo pienso, más siento que el verdadero desliz de la relación es regresar con Carlee. Es como negarse a tomar otro analgésico porque temes tener efectos secundarios. Y eso es absurdo como la mierda.

Después de tanto, una parte de mí ya no quiere estar con el carácter difícil de Carlee; ya no quiero ser su tonta marioneta a cambio de unos cuantos besos y caricias. Estoy cansado de dejar que mi vida pierda el control de poco a poco y que todos me lo reprochen, esperando que tome las riendas. Porque sé que todos saben que yo dejaré que todo fluya y que mis decisiones son meras plegarias de que todo salga bien. Y por supuesto que me gustaría que no fuera así...

Pero no puedo. 

Creí que si ignoraba a Courtney, algo dentro de mí se tranquilizaría, regresaría a fingir que Carlee es mi todo y que la universidad me está trayendo buenas cosas. Pero de verdad que odio notar cómo mi compañera de clases busca que la mire, piensa qué hacer y después se rinde para ignorarme cómo hago yo. Detesto hacerme una película en la cabeza sobre mi futuro con Carlee, porque sé que no soy el único hombre en su vida, pero sé que soy su "persona segura"... para cuando busca un poco amor y algo de sexo. Odio estar sentado tomando clases de algo que no me gusta y que la cabeza de Courtney choque con mí hombro y no pueda dejarla ahí porque las cosas entre nosotros están raras.  Así que no sé que es peor que no poder acomodar su cabello rebelde, decirle que duerma un poco y burlarme de lo mal que le cae el alcohol. Porque no encuentro otra razón para su desvelo. 

Aunque lo pienso mejor, sí existe algo peor que no poder mirarla siquiera: verla besar a alguien más. Aunque mi cabeza primero se dijo que no era ella para tranquilizarla, cada paso que estaba más cerca de la cafetería, no encontraba nada que me hiciera creer que era alguien más. Era su mochila, su cabello despeinado y sus converse que parecía no haber lavado muy bien. Era ella besando a alguien que no era yo.

Y aunque los celos se asentaban en lo más profundo de mi pecho, también era muy sínico que de mi parte quejarme de que lo que estaba sucediendo cuando si yo entraba al lugar de la mano de Carlee. Fingir que no sentía  nada y que era muy su problema sí quería darle vuelta a la hoja, fue fácil. Y sé que lo fue, porque sus ojos me miraron con decepción y enojo, como si estuviera aceptando que yo era un idiota más en este mundo. 

Por supuesto que era uno, porque no tenía el valor de salir de mi situación y ser yo quién le decía que todo saldría bien con su padre, que su vestido le quedaría de maravilla y que con su encanto nadie podría odiarla. 

—Eres un idiota— repite.

— Ya lo has dicho más de cinco veces, con eso tengo claro que lo soy—farfullo.

Ella sonríe.

— Pues no se nota en lo absoluto, chico profecía...

— ¿También podrías dejar de llamarme así?— inquiero— Sólo fue una estúpida coincidencia que incendiara el baño el mismo día que se le ocurrió a otro gran idiota hace cuarenta años.  

—Oye, deja de sacar tu enojo conmigo, ¿Okay?— me arrebata el cigarrillo de mi mano y le da una calada con molestia—. No es mi culpa que seas un poco hombre para terminar con...

— ¡Detente!— le digo molesto— ¿Crees que esto es por Carlee?

Me cruzo de brazos y la rubia entrecierra los ojos. El humo de su boca sale de manera pausada.

— ¿Qué no es la razón por la que aún no vas corriendo a meterte entre las bragas de Courtney?

Pongo mi dedo índice en su boca para evitar que diga algo más.

— En primera, que mal concepto tienes de mí— le arrebato el cigarrillo— . En segunda, no estoy con ella sólo porque no vale la pena. 

— ¡Wow, wow, wow!—me golpea el brazo— Me citaste aquí para hablar de tus problemas románticos y te diera mi opinión, ¿Pero ahora me dices que no vale la pena? 

 Veo como se lleva las manos a su rostro y de manera desesperada masajea sus cienes. Da dos vueltas sobre sí misma y con mucho valor, me golpea el pecho antes de soltar:

—¡Sal de tu estúpida burbuja de chico malo!—me regaña—. Creería lo que dices si no hubiera visto como te devorabas su boca en aquella fiesta, así que no me digas incoherencias, Anthony. Courtney te gusta, no soportas que esté con alguien pero tampoco te parece tan malo que alguien la haga feliz. Eres un mar de dudas, así que prefieres que alguien la mantenga a flote porque sabes que tú la vas a hundir.

Me quedo en silencio.

Me parece que Danielle es muy lista, West.

—¿Eso querías escuchar? He visto como la miras, y yo nunca había visto ese brillo en tus ojos— arremete— . Salvo cuando ganaste ese tonto ticket de hot dogs gratis en el bar de Tim.

Me sobo la mejilla por la gran bofetada que me ha metido con sus palabras. Suelto el aire contenido en mis pulmones y me llevo una mano a la frente, cansado de las vueltas que da mi cabeza. Recargo los brazos en la baranda de la terraza del edificio donde se encuentra el dormitorio de Danielle y noto que en muy poco las farolas del lugar se prenderan. El cielo naranja está a nada de sumergirse en el oscuro de la noche.

—No sé qué hacer, Danielle, no tengo idea de sí es bueno seguir con esto que siento o sólo ignorarlo—confieso—. Sé que esto que siento durará hasta que acabe el curso y ella avance en sus créditos y yo me atrase nuevamente. Sólo son unos meses para que ya no vuelva a saber de ella y no la vea en clases. 

—James...—alarga—. Tu único problema es que eres un cabeza hueca, ¿por qué tienes tanto miedo de ir a decirle que quieres intentarlo con ella?

¿Por qué? ¿Qué podría perder?

—¿Si te respondo no te burlarás?

Sonríe de lado.

—Por supuesto que no.

—Estoy seguro que saldrá corriendo cuando vea que soy un desastre—digo por fin—¿La has visto? Se estresa por todo, siempre quiere tener todo bajo control y le llora a un niño bonito que suda dinero...

—Tú eres un niño bonito—me interrumpe.

—Dijiste que no te burlarías. 

—¡No lo estoy haciendo!—se defiende— ¿Sabes cuántas niñas lloran por tu bonita cara?

—Sólo conozco a una—digo al aire.

—Courtney no...

Antes de que termine su comentario, la interrumpo con gracia:

—Tú.

Veo como su cara se desfigura por la sorpresa y la carcajada que sale de mi ser la hace ponerse tan roja como el piso impermeabilizado. 

—¡Eso es tema del pasado—grita escandalizada—¡Eres como mi hermano, gran inútil! 

—¿Tu hermano de gran cara bonita?

Se lleva las manos a la cara.

—Fue un error aceptar que vinieras. 







Enamorada de tiWhere stories live. Discover now