Prólogo

1.4K 57 24
                                    


- Sólo recuerdo que reposaba mi brazo en la baranda de la escalera que llevaba al piso de arriba, donde había tu estudio, donde nunca me dejabas entrar, donde cada vez que asomaba la cabeza, me gritabas un ¡Fuera de aquí Eric! ¿Te acuerdas?

Abaja la mirada hacia al suelo. Le es imposible recordarlo, ¿cómo un padre que abandona su hijo a los cinco años puede recordarlo? Aún peor. ¿Cómo puede reconocerlo al cabo de diez años? No, no puede. Ésa es la respuesta. Nos abandonó a mi, a mi madre y a mi hermana, que acabó asesinada por culpa de Jeannine.

- ¿Sabes lo qué pasó, tres años más tarde? Jeannine vino con un joven chico de piel oscura con una arma. Mató a Carol, ¿lo sabes?. La mató, buscándote a ti, pero no estabas. Estabas a las afueras de Chicago, haciendo quien sabe, mientras yo tuve que cuidar de mi madre y mi hermana. Perdí a mi hermana, y luego a mi madre, ¿sabes lo que es ver como muere unos de tus seres más queridos delante de ti, sin poder hacer nada?

- Hijo... -suspira.

- No tienes derecho a llamarme así! - mi rabia se apodera de mi cuerpo y ya no controlo. - Ahora sabrás lo que sentía mi madre al morir delante de alguien querido, perdón, no lo podrás sentir. Básicamente por que nunca me has querido, ni a mi, ni a mi madre, ni a Carol. A ninguno de nosotros!

Cojo la única arma que tengo encima y apunto en su frente, en su gran frente, algo que le hace poco atractivo.

- Tienes quince años Eric, yo podría vivir con las manos ensangrentadas, pero... podrás tú? -cree que no soy capaz de disparar, pero se equivoca. Le miro a los ojos, cargo el arma, y disparo.

No se me hace duro ver mi padre cayendo al suelo, con las manos cogidas por una cuerda, y menos aún verlo tirado al suelo de un lado, con la sangre cayendo por los ojos abiertos de un verde claro.

Sí, soy capaz. Debería haberle respondido esto, hubiera muerto con dolor físico, y mental. Debería haberle dicho eso sí, porque hubiera muerto con más dolor, porque, ¿qué más dolor hay que te diga tu propio hijo que sí, que sí podrá vivir, a los quince años, con las manos ensangrentadas?

No hay.

No hay peor dolor que éste.

Eric, un libro de la saga DivergenteWhere stories live. Discover now