Capítulo 2

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Narra Reiko: Me encuentro haciendo los deberes en el club mientras que no vienen los demás, se supone que hoy vienen los nuevos uniformes, me gustaría ser el número 10, me haría muy feliz…

Han pasado dos semanas desde que hemos empezado con el club en serio, el entrenador es un poco raro, pero mola.

Luego de un rato de terminarlos y de que lleguen los demás, la hermana de Sonny trae una caja bastante grande, al abrirla vemos que son los uniformes, agarro la del número 10 y sonrío feliz.

Despues de ponernos los uniformes me miro al espejo dando ligeras vueltas.

— Este uniforme es la hostia — sonrío. — La pena es que no tenemos patrocinador

— ¿No conoces a nadie que pueda hacerlo? — pregunta Asuto.

— Mi orfanato patrocina a los otakus, así que no, no sé de nadie, solo espero que lo consigamos antes del torneo…

En ese instante tocan la puerta despacio, al voltear la cabeza vemos al director serio que se acerca a nosotros.

— Fuisteis elegidos para inaugurar el torneo Fútbol Frontier — explica.

— ¿Contra quién jugaremos? — pregunta César.

— Contra el Polaris — contesta.

Trago saliva al escuchar el nombre, no puede ser… ¿No podía ser otro? ¿Tenía que ser justo ese? Solo es por joderme…

— El partido es en dos días — se dirige a la puerta y luego me mira. — Ya sabes lo que pasará si perdéis — tras esto se va.

Frunzo el ceño y saco mi teléfono observándolo.

— ¿Qué pasará si perdemos? — pregunta Valentín.

— Que me iré al Instituto Alia, al ser orfanato es el único al que puedo ir

— Oye, ganaremos ya lo verás — me sonríe Lyra. — Y no tendrás que ir a ese orfanato, aunque tampoco es tan malo, yo estuve en él hasta que me adoptaron.

— No es porque sea malo o bueno, no quiero abandonar el Raimon, esto es todo para mí, he luchado tanto para que consiguiera que el director me diera una sola oportunidad de poder competir en el torneo, todo se fue a la puta mierda cuando el director habló con los demás directores para "equilibrar los equipos". Y una mierda, ellos solo querían al Raimon fuera del torneo para llevarse la copa…. — aprieto mis puños mirando la mesa. — Y aunque los demás intentaron convencerme de que era buena idea yo no cedí, hasta Willy se fue a jugar a un equipo, en serio… Todo esto es una injusticia…

— Tranquila — sonríe Sonny. — Ganaremos

— Sé que sí Sonny, sé que sí…

Luego de dos días, nos encontramos yendo hacia el estadio mientras me limo las uñas, cuando juego a veces me aprieto las uñas contra la palma y eso hace que me salga sangre, hoy es el partido contra Polaris y según Willy aparte de los otakus algunos de otros equipos van a ir, entre ellos el de Mark, espero que se fije en el partido porque vamos a ganar.

Luego de cambiarse salgo de primera al campo comenzando a colocar más botellas ayudando a Kailani.

— Ganaremos, ya lo verás — me sonríe.

— Gracias — Lyra se pone a nuestro lado ayudándonos.

Me doy la vuelta y me siento en el banquillo observando el campo, juego con mis manos observando las gradas, Nathan está ahí con tres más de la Royal, Axel más de lo mismo, pero…, no veo a Mark…

Una voz me despierta de mis pensamientos, al parpadear veo a Sue, Tori y a Lilly.

— ¡¡Reiko como no ganes me debes cuatro tazones de ramen!! — grita Sue apoyándose en la barandilla.

— No puede ser… — murmuro haciéndome un facepalm.

— ¿Quiénes son? — murmura Max

— Unas antiguas amigas del Raimon, nos ayudaron en nuestro torneo contra la Royal y el Zeus principalmente… ¿Cómo se habrá enterado? Si no salí a correr con vosotros.

— ¡¡A ella cuatro y a nosotras dos!! — exclama Lilly.

— ¡¡Pateadles el culo a estos tipos!! ¡¡Que vosotros podéis!! — habla alto Sue.

Observo que el otro equipo se levanta por lo que hago lo mismo seria intentando ignorar mis temblores y el miedo. Jude no está, entonces creo que podemos ganar.

Cuando ya están todos colocados, me acerco junto al árbitro frente al capitán del Polaris, a ver, lo guapo no se lo quita nadie, el balón tal vez sí. El árbitro me mira serio.

— ¿Qué escoges? — pregunta.

— Cruz — respondo seria.

Luego de que lanza la moneda sale cruz, me da el balón y le doy la mano al capitán.

— Mucha suerte en el partido.

— Lo mismo digo — responde serio.

Coloco el balón en el centro posicionándome al lado de Basile tragando saliva.

En ese mismo instante suena el pitido indicando el inicio del partido.

El legado del RaimonWhere stories live. Discover now