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Puedes encontrar la felicidad en la persona más inesperada.

Win se encontraba empacando todos sus productos de venta, estaba por retirarse de aquellas calles e irse a casa para guardarlo todo, trabajaba únicamente los días miércoles, pues era el día en dónde su madre no asistía a su oficio.

"Hey Win, ¿Te diriges a tu hogar?", Bright apareció repentinamente detrás de él junto a su bicicleta, aunque tomo por sorpresa a él llamado estaba alegre de volver a verlo a la cara.

Había pasado aproximadamente una semana desde la última vez que estuvieron juntos, aquella vez en la playa donde Win retrató el sentimiento llamando por el nombre "soledad".

"¡Bright!, Oh, si, me dirigía hacía allá", Sonrió nervioso mientras cargaba dos bolsas, todas estas llenas de sus vegetales, que por cierto, el mismo cosechaba. Él contrario señaló entusiasmadamente detrás suyo, dando a entender que se refería a él otro asiento de la bicicleta.

El menor con cierto nerviosismo subió a aquel medio de transporte.

"Antes de marcharnos, tengo algo para tí, Win", El prójimo prestó atención ante las palabras de el mayor.

"Oh, ¿pará mí?".

"Así es, solamente, cierra tus ojos".

Win obedeció a Bright y como lo había dicho, cerró sus ojos esperando su supuesto regalo.

De pronto, sintió como una especie de gorro era posado en su cabeza, ¿Acaso era lo que creía que era?. Sin esperar indicaciones de el contrario abrió rápidamente sus ojos logrando comprobar su suposición.

Una Boina francesa.

"Vaya, realmente no se cómo agradecertelo", era tanta la felicidad que Win sentía se podía sentirla brotar por sus ojos, claro, me refiero a sus lágrimas.

"No hay de que, pequeño pintor", Dió una palmadita en su hombro mientra le regalaba una dulce y cálida sonrisa.

Sin más preámbulo, Bright comenzó a pedalear su bicicleta, de nuevo, ambos jóvenes lograron tener la oportunidad de sentir la brisa acariciar sus rostros mientras se encontraban juntos, con tan solo ese pequeño detalle hacía crecer una linda e inconsciente sonrisa en el rostro de Bright y Win.

Quizá deberían de apreciar un poco más aquellos momentos que pasaban juntos, aunque fueran monotonos, nadie nunca sabe cuándo será el día en dónde todo acabe.

"Oigan, ustedes", Una voz desconocida interrumpió el respectivo viaje de ambos jóvenes.

Bright paró su andar para saber lo que quería aquel sujeto, aunque se daba una idea de lo que estaba a punto de decir, lo dejó pasar para quizá enseñarle un poco.

"¿Si, señor?" Atendió Win quitando su boina, símbolo de respeto ante un mayor.

"¿Ustedes dos son pareja?, ¡Debería de darles vergüenza, mirense, están en público y podrían haber niños!", Y Bright asertó, una estupidez más, maldición, cada vez que escuchaba palabras tan repugnantes cómo esas veía a su padre parado frente a él.

"No señor, no lo somos, simplemente somos amigos", Corrigió con un tono de cansancio en su hablar.

"¡Pero ustedes-", Sus palabras quedaron flotando en el aire gracias a Bright.

"Vamos cariño, agarra mi cintura con fuerza, no quiero que vayas a caer al suelo", Habló el castaño, sonrió para Metawin y este sorprendido hizo lo que dijo, Vachirawit ya había pedaleado su bicicleta dejando al hombre indignado y sin habla.

Al estar lejos de aquel sujeto, Bright se había hechado a reír fuertemente junto con Win, quien estaba igual que el ya mencionado, las lágrimas comenzaron a salir y el estómago de ambos jóvenes comenzaba a doler.

"¿Viste su cara?, fue estúpidamente graciosa." Dijo entre risas el mayor, Win solamente Asintió y río al igual que el chico.

Aunque la gente los retratasee cómo dos sucias sabandijas, o unos cuerpoescombros ignorantes, nadie sabía por lo que estaban pasando, ninguna persona tenía el derecho de reprenderlos sin haberlos conocido antes.

Cuando menos los esperaron, ya habían llegado a él hogar de Win, una reja blanca impedía el paso a la casa, de pronto, el menor saco una llave de su bolsillo trasero, así abriendo está y dejando el paso libre.

Una voz femenina hizo resaltar a Bright, quien llevaba consigo una de las bolsas pertenecientes a Win.

"Hijo, ¡llegaste justo a tiempo, la comida está lista!", Habló para Win, quién había dejando entrar a Bright primero.

"Oh, ¿Y quien es el, eehhh, Winnie?, Su progenitora codeó su hombro con sierta picardía, lo que hizo que Win rápidamente negara con su cabeza.

"Mucho gusto señora, mi nombre es Bright Vachirawit Chivaaree", Extendió su mano para poder estrecharla, aquella con gusto coincidió con aquel modo de saludo.

" Oh, ¿tú eres Bright?, Win me ha hablado de tí antes", Win por un momento logró sentir como su alma salía por su boca, decidió quitar bruscamente la bolsa que llevaba Bright para poder llevarla dentro él mismo.

"¿Ah sí?, ¿Que dijo de mí, señora Metawin?, Curioso por saberlo pregunto hacía la femenina, mientras que Win sentía su corazón salir de él.

"Mamá, la comida comienza a enfriarse", La nombrada rápidamente corrió hacia la cocina, al parecer Win sabía cómo detenerla.

"Yo debería de irme, hasta luego Win, fue un placer conocerla señora Metawin". Win Asintió despidiendose con su mano.

"¡Espera!, ¿Porque no vienes a comer con nosotros?". Propuso la femenina deteniendo a él muchacho, no iba a dejarlo ir por nada en el mundo.

"Oh, no quisiera molestarlos".

Creo que todos aquí sabemos cómo son las madres con las visitas, de un momento nada les molesta, nada les incómoda y todo se vuelve lindo y de color de rosa.

Mientras comían juntos, hablaban de cosas triviales, o momentos felices o icónicos que han vivido a través de los años, Renmemoraban con alegría y quizá otros con melancolía, pero siempre los mantenían presentes.

Hasta que llegó la hora de irse para Bright.

"Hasta luego Bright, espero y llegues más seguido a visitar a mi pequeño Win", Inquirió amablemente la mayor con una sonrisa, el nombrado solamente negó con la cabeza.

"Claro que si señora, tenga por seguro que vendré pronto.", Se despidió el chico agitando su mano, subió a su ya conocida bicicleta y comenzó a marcharse.

Recorrió las calles de Dorset cómo siempre solía hacer, el camino hacía su casa ya era de su conocimiento, pues han sido incontables las veces que ha pasado por ellas, mientras manejaba le gustaba voltear su vista hacia la playa y de paso ver el mar junto al atardecer, ahora cuando miraba este lindo paisaje su mente recordaba la silueta de cierto chico que por pura coincidencia ama pintar.

Mientras sus pies pedaleaban, en su mente se reproducía una canción, perfecta para el clima y paisaje, aunque era un poco vieja está, jamás pasaría de moda para Vachirawit.

"everybody wants the rule of the world"

Painting and Freedom | BrightWin Where stories live. Discover now