El personal

138 17 8
                                    

Me había pasado un poco con arrastrar a Kakyoin al negocio infernal de la familia, pero bueno, iba a ganar dinero, para que deje de estar de inútil en la casa.


Después de la pequeña reunión, salimos a la oficina donde estaba el señor Speedwagon. Él había sido íntimo amigo de Jonathan cuando eran jóvenes y se habían reunido para ser socios de la empresa. Al final él con el dinero que ganó hizo su propia fundación y le dejó el cien por ciento de las ganancias a abuelo Jonathan.

Nos saludó de forma amigable, siempre era muy atento. De un cajón, sacó un par de hojas que decían "solicitud de trabajo", nos las entregó con unas plumas y comenzamos a rellenar los espacios.

No entendía igual por qué nos ponían a llenar todo si yo era uno de los nietos pero igual, no importaba a este punto.
Kakyoin cada que podía aprovechaba para patear de forma ligera mi pie en señal de desagrado con esa condición que le definí al viejo.

Salimos, el señor Speedwagon nos había dicho que mañana comenzaría la semana de capacitación. Al menos ya casi salíamos de vacaciones y podría dedicar el tiempo a trabajar, de ventaja sacaría dinero y de seguro robaría alcohol o cigarrillos para las pedas con Kakyoin.

Nos despedimos en la intersección y continué pedaleando hasta llegar a mi casa.




















(...)


Corrí por la salida de la escuela y me subí en retroputiza en la bicicleta siendo seguido por Kakyoin.

— ¡Espérame! ¡Tampoco tengo tus piernotas para correr tan rápido!

Bajamos por la vereda y lanzamos las bicis en el aparato de seguridad. Entré corriendo, un poco agitado pero a la vez aliviado porque ya estaba en el aire acondicionado.
— Gracias por esperarme. —se quejó Kakyoin.

— A tu paso de tortuga nunca íbamos a llegar. —lo miré con severidad.

— A mí no me vas a hacer la mirada espanta viejas, Kujo Jotaro. —agitó la mano.

— ¡Hola! Llegó justo a tiempo, joven Jotaro. —saludó Polnareff por sobre la barra de recepción.— Su abuelo está en la zona de plásticos y desechables con el señor Jonathan, Dio y Speedwagon.

— Gracias, Polnareff; buenas tardes Avdol. —saludé con la mano.

— Buenas. —escuché la voz de Avdol.


Caminamos por los pasillos hasta que llegamos a la zona donde estaban reunidos los demás, estaban mis abuelos y aproximadamente otras quince personas.

— ¿Quiénes son todos estos payasos? —pasé por entre cada persona hasta llegar al frente, viendo a mis abuelos.

— Creo son el resto de los empleados.

Joseph me miró entre la multitud.

— Oh! There you are, Jotaro. (¡Oh! Ahí estás, Jotaro).

— ¿No tenías "pocos" empleados?

— Ellos fueron contratados ayer también, los antiguos empleados son los que ya conoces. —dijo Jonathan.— Les estamos dando la bienvenida a los nuevos.

Qué horrible, no creí que tanta gente fuese tan miserable como para trabajar en la tienda de pacotilla que manejaba el viejo, ahora tenía que ver a más personas y llenar mi memoria de spam con sus nombres. Jonathan tomó un megáfono.

— Bienvenidos sean a Súperbarato, estamos felices de que se puedan unir a nuestro equipo y formar parte de la familia barata. —no, espera, eso sonaba mal.— Es decir... Ustedes me entienden.

Súperbarato 『Jotaro Kujo』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora