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「 sᴇɢᴜɪʀ ᴠɪᴠᴏs 」


Un golpe en la puerta consigue despertarme. No sé cuánto llevo dormido, pero me parece que no ha sido mucho cuando veo que la oscuridad aún se refleja en la ventana de la habitación.

Agarro con fuerza la daga de Minho y pienso en dejar a quién sea que esté llamando, fuera, pero entonces vuelve a sonar. Me levanto finalmente, mientras oculto la daga a sabiendas de que no puedo enseñarla por ahí tanto cómo quisiera.

Doy unos pasos próximos a la puerta y mantengo la esperanza de que la persona que esté al otro lado se vaya, o se rinda, lo que venga primero. Sin embargo, procede a aporrear más la puerta y me molesta demasiado. La abro sin contemplaciones.

—Chico, ya pensaba que el sueño te había consumido entero. —Era mi mentor.

Me pregunté porqué razón me buscaría a esas horas y sin darle permiso, se dio a la entrada. Cerré la puerta, sospechando de su visita.

—¿Por qué vienes a estas horas, Haymitch? ¿No ves qué necesito dormir? —Me ignoró y se sentó en la cama. Se dedicó a beber un poco más de la botella que traía en manos.

—Además, ¿por qué llamas a la puerta cuando puedes entrar fácilmente como hiciste en la tarde? —No le entendía para nada.

Me dijo entre balbuceos que a la hora de dormir las puertas se sellaban; más que nada por protección a los tributos y que la cosa era diferente en el día.

—Bueno, al ajo. ¿Qué haces aquí? ¿Has venido en busca de un escondite en dónde beber cómodo? —Sus ojos centellearon al escucharme y se rió en mi cara. ¿Se estaba burlando?

Me crucé de brazos y un repentino miedo me subió por la espalda al pensar en lo cerca que estaba de la daga. ¿Y si la descubría? Al instante, pensé en que mejor me tranquilizaba, porque si me alteraba podría darse cuenta de que algo anda mal.

Haymitch dejó la botella en la cama y paró de reírse para recuperar su usual rostro de amargado, la cual, en un hombre de apenas veintiún años se veía bastante deprimente.

—Claro que no, muchacho. Vengo a advertirte —dijo, mientras me señalaba con uno de sus dedos largos.

Alcé una ceja curioso. ¿Advertirme sobre qué?

—No seas tan garlopo, y escúpelo de una vez. No quiero pasarme el resto de la noche así. —Haymitch se extrañó al oír cómo le llamaba.

—¿Garlopo? ¿Qué demonios significa eso?

—Es..., Olvídalo, mejor que no lo sepas. Venga, ve al grano, hombre. —Me estaba impacientando.

Este suspiró para apretar los puños en sus muslos, y me pregunté realmente de que iba todo aquello.

—Verás, voy a serte sincero: el numerito que has hecho hoy cuándo estábamos viendo el resumen de las cosechas de Panem, no ha estado muy bien que digamos. Hay ojos en todos lados, ¿me entiendes? No puedes hacer tonterías cómo estás.

—Si hay ojos en todas partes, ¿cómo sabes que no lo están aquí también?

Rápidamente, mueve una de sus manos de un lado a otro como quitándole importancia.

—No os vigilan en lugares como estos ya que prefieren daros un poco de privacidad. —Un sudor frío se apodera de mi persona cuando dudo en si dice la verdad. Parece que se da cuenta y me dice: —Si no, no estaría aquí, chico.

Relajo un poco los hombros, pero aun así, no logro comprender del todo lo que ha dicho.

—¿A qué te refieres con "mi numerito de antes"?

𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐔𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐒, Newtmas ( au ) [✓]Место, где живут истории. Откройте их для себя