Capítulo 04

2.1K 173 122
                                    

Al día siguiente, llegué muy temprano a la oficina, ni siquiera había llegado Gaby y eso que siempre es la primera. Encendí el ordenador y revisé mi correo, había uno marcado como importante, en el que me recordaban que a las cuatro debía entregar las fotos para el folleto de un nuevo perfume de Armani.

Haeun: —¡Genial! —Exclamé en voz alta, yo con las hormonas hasta el cielo y encima tenía que pasar al menos dos horas eligiendo fotos sensuales y a la vez sutiles.

Tenía otros asuntos pendientes a los que le di prioridad. A la una salí a almorzar con Gaby que me estuvo platicando emocionada, que estaba preparando la fiesta del cumpleaños número tres de su pequeña Yuly, justo una conversación como esa era la que necesitaba, algo completamente inocente que mitigara mis bajas pasiones que seguro aumentarían a la hora de estar escogiendo las fotos para el dichoso folleto.

Al regresar, me encerré en mi oficina y me dispuse a hacer el trabajo que había estado postergando toda la mañana, después de revisar miles de fotos para elegir las diez que aparecerían se me ocurrió una brillante idea. Como el lugar donde las llevaría estaba un poco alejado, le diría a mi jefe que ya no regresaría y llamaría a aquel extraño para volver a encontrarnos, no podía demorarlo un día más, me urgía volver a sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos en mi boca y su olor embriagándome.

Eran las cinco con quince cuando salí del edificio donde llevé las fotos, no entendí como es que me citaron a las cuatro y me hicieron esperar cuarenta y cinco minutos para recibirlas. En cuanto estuve en la calle saqué el móvil y a toda prisa busqué su número y lo marqué, escuché el primer repique y mi corazón se aceleró al cien por ciento.

—Hola. —Escuché decir a esa voz aterciopelada que me alteraba.

Haeun: —¿Estás libre esta noche? —Consulté, pero esta vez con un tono sensual, tentándolo.

—Sí, te veo en el mismo lugar a las ocho. ¿Te parece?

Haeun: —¿No podría ser más temprano? ¿A las seis y treinta? —Estaba necesitada y se lo hice saber.

—Lo siento, me es imposible a esa hora.

Haeun: —Vale, entonces a las ocho. —No me quedó más remedio que aceptar.

—A las ocho, en el lobby, cerca de los elevadores.

Y volvió a colgar primero, sin darme tiempo a decir algo más, en ese minuto me arrepentí de haber mostrado mi urgencia, seguro él tenía una vida y un trabajo, al menos, yo tendría tiempo suficiente para ir mejor arreglada esta vez. Le hice la parada a un taxi y le indique el domicilio de mi departamento.

Al llegar, me dirigí al armario y saqué un vestido rojo, de tirantes delgados cruzado por la parte de atrás y que me llegaba a mitad de los muslos, era atrevido y por eso no lo había estrenado, pero para esta ocasión era perfecto. Abrí el cajón de la ropa interior y por más que revolví, no encontré prendas lo suficientemente sensuales, miré el reloj y faltaban quince minutos para las seis, así que tenía tiempo de sobra y me dirigí a una tienda de ropa interior que quedaba a diez minutos de mi departamento.

Mientras caminaba pensaba que estaba completamente loca, cómo era posible que estuviera yendo a comprar ropa interior solo para tratar de impresionar a un completo desconocido que seguramente conocía miles de modelos de todos colores y formas. Suspiré un tanto desilusionada, no había podido dejar de pensar en él desde que lo conocí y para él yo era una más en su lista. Entré a la tienda sacudiendo la cabeza para borrar esos pensamientos, lo mejor era concentrarse solo en la diversión.

Me miré al espejo y casi no me reconocí, me había recogido el cabello y me había maquillado más de costumbre, con un intenso rojo carmesí en los labios y cubierta por aquel vestido que llevaba un par de años guardado en el armario, en definitiva estaba muy alejada de la Haeun de siempre, de la chica que todos conocían y algunos hasta admiraban.

¿Estás libre esta noche? › Jake Shim ✔︎ (Segunda Temporada Pausada)Where stories live. Discover now