CAPÍTULO XXIV (EL ÚLTIMO GOLPE)

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Querida Diane,


Si estás leyendo esta carta, es porque he tomado la difícil decisión de marcharme. Quiero que sepas que no tienes que preocuparte por mí; Eddie y yo hemos optado por esta ruta como la única solución a nuestros problemas. Estoy consciente de que mi partida te preocupa, pero quiero que confíes en que estaré bien.

Quiero agradecerte desde lo más profundo de mi corazón por todo tu apoyo incondicional. Tú fuiste la única persona que estuvo a mi lado sin juzgarme por las decisiones que he tomado en mi vida. Eso significa el mundo para mí. A pesar de que nos separe la distancia, espero sinceramente que nuestros caminos vuelvan a cruzarse en algún momento de nuestras vidas.Eddie y yo hemos decidido mudarnos a Londres, pero te ruego que mantengas esto en absoluto secreto. Una vez que esté instalada en mi nuevo hogar, te prometo que te escribiré y te proporcionaré mi ubicación exacta. Así, si algún día sientes el deseo de visitarme, sabrás cómo encontrarme.

Quiero expresarte cuánto me enorgullece el rumbo que estás tomando en tu vida. Tu oportunidad de estudiar en Francia es un logro impresionante y te auguro un futuro lleno de éxitos. Aprovecha al máximo esta nueva etapa y continúa persiguiendo tus sueños con la misma determinación que siempre has demostrado.


Con todo mi cariño, tu prima favorita, Auden.

Guardé la carta en un pequeño sobre y la coloqué con cuidado sobre mi cama, con la intención de llevarla a la habitación de Diane más tarde. En ese momento, me encontraba en el proceso de empacar todas mis pertenencias en la misma maleta que había desempacado hace casi dos meses. El tiempo había volado, y ahora estaba a punto de tomar una decisión que cambiaría mi vida por completo.Sin embargo, me sentía un tanto insatisfecha, pues nunca había tenido la oportunidad de decirle la verdad a Noah. También le había escrito una carta, pero aún dudaba si debería dejársela.De repente, mi madre entró en la habitación sin previo aviso, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó mientras ponía una mano en mi hombro. Pero, en un movimiento brusco, me aparté de ella. Mi madre suspiró y se masajeó las sienes. —Nuestro vuelo no sale hasta mañana por la noche —añadió con preocupación. Sin embargo, su comentario me irritó.

—Estoy empacando —respondí lacónicamente.

—Auden, cuando seas mayor, me agradecerás y comprenderás que esto es lo mejor para ti. Todo este drama de triángulo amoroso es solo un capricho —dijo mientras se sentaba en mi cama y comenzaba a doblar mi ropa.

Me sentí invadida y le arrebaté la ropa de las manos con firmeza.—Puedo hacerlo yo sola —dije mientras tomaba la ropa.Mi madre bufó, visiblemente agotada por mi actitud, y levantó las manos en señal de rendición.

—Como quieras. Pero recuerda esto, Auden: eres joven, insegura y no sabes lo que quieres, nunca lo has sabido.

Me quedé sorprendida por sus palabras y dejé de doblar la ropa para mirarla directamente.—¡Wow! —exclamé. —Siempre te he considerado la amable, la que busca las palabras adecuadas para no herir a los demás. Pero parece que tanto tiempo a solas con mi padre te ha cambiado por completo. Ahora eres igual que él.

—¡No soy como él! —respondió mi madre con enojo antes de salir airadamente de la habitación.


Mi madre había experimentado una transformación notable, y ya no la reconocía. Aunque, desde su perspectiva, es posible que ella también pensara lo mismo de mí.

Cuando finalmente terminé de empacar todas mis cosas, las coloqué junto al ventanal. Eddie y yo habíamos acordado encontrarnos en el acantilado a medianoche, lo que significaba que solo faltaban unas horas. Mi naturaleza controladora me llevó a tener todo preparado con anticipación.Mientras divagaba sobre el futuro, imaginaba cómo Eddie y yo comenzaríamos nuestra nueva vida juntos. Visualizaba el largo viaje en su camioneta hasta llegar a Darwin, escuchando música, cantando, riéndonos y bromeando. Después, una vez establecidos en Londres, comenzaríamos una vida completamente nueva, solo él y yo.Todo parecía demasiado perfecto para ser real, pero lo era. Estaba a punto de renunciar a todo por él, y él estaba dispuesto a hacer lo mismo por mí, incluso abandonar su banda y el brillante futuro que tenían por delante. No me sentía orgullosa de ser la responsable de la separación de Evil Hammer, pero en ese momento, era como si estuviera siguiendo los pasos de Yoko Ono, la esposa de John Lennon.








Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang