Capítulo 3

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Ryoga fue llevado a otra habitación donde se encontraba un hombre de mediana edad junto a una jovencita, que se parecía mucho a él, calculó que la chica tendría unos 16 o 17 años. Ella sería el señuelo principal.

―Soy el piloto de primera clase, Ryoga Hibiki, encargado de escoltar a la señorita...

―Ukyo Kuonji ―respondió el hombre a su lado―, es mi hija... ―apenas salía la voz del interior de aquel apenado padre. Sabía que su hija se jugaba la vida en esta misión, fingiendo ser Akane Himura. Ryoga se percató de los sentimientos de aquel hombre.

―Señor Kuonji, no tiene de qué preocuparse, su hija está en las mejores manos. La llevaré hasta China sana y salva ―al sonreír, dejó ver su prominente colmillo. Ukyo se sonrojó al instante, ese chico era realmente guapo―. Nos tenemos que marchar ya, señorita. La escolta nos está esperando.

―Sí-sí... lo siento... ―se giró hacia su padre y le dio un escueto beso en la mejilla―. Cuídate, papá ―caminó hacia Ryoga decidida. Cuando llegó a su altura, éste comenzó a andar y la chica lo siguió de cerca.

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Akane avanzó hacia Ranma con una seguridad proyectada, tenía que aparentarla frente a todos esos militares de carrera que allí estaban, y cómo no hacerlo, no sólo era la hija del difunto primer ministro de Japón, con una historia honorable, si no que pronto sería emperatriz de una gran potencia como lo era China. Ranma Saotome y el resto de los militares se cuadraron ante la joven Himura. Definitivamente no quedaba mucho de la niña que recordaba, desde luego, el cuerpo que se contoneaba avanzando hacia él había dejado la niñez hacía tiempo, excepto por esa mirada fría y la altivez que la caracterizaba en su manera de andar, algo que golpeó a Ranma como una ola, que el emperador de China se preparase bien para tener que lidiar con semejante terremoto. Akane dirigió una mirada de curiosidad al gallardo joven que estaba frente a ella, era un poco más bajo que Kirin, pero se adivinaba el fuerte entrenamiento militar bajo el uniforme.

Cuando tuvo a Akane enfrente, hizo una ligera reverencia con la cabeza.

―Encantado, señorita Himura ―a lo que ella ni siquiera respondió, se limitó a mirar al capitán Daimonji, situación que no pasó desapercibida para el carácter de Ranma.

―¿No es un poco joven el piloto para la importancia de esta misión? Recuerde que la paz de dos naciones, depende de la astucia de una sola persona ―habló el que era la mano derecha de Happosai Himura, el señor Tanaka.

―No mire usted su juventud, le aseguro que es el mejor piloto de Japón en este momento. Como dato extra quiero comentarle que es un híbrido.

―¿Cómo dice? Explíquese, por favor ―habló el hombre.

―Sí, sí... verá usted; este muchacho es hijo de un militar alemán, es mestizo, no es japonés 100%, sabe usted de la habilidad de los pilotos alemanes. Mírelo bien, tiene una genética confusa pero predominan sus habilidades aéreas.

Ranma enarcó una ceja al oír a su capitán e hizo un gesto de fastidio, la señorita Himura parecía inmutable mientras hablaban los oficiales a cargo de la operación, aún así, el azabache estaba sorprendido de oír a su capitán alabarle como piloto, no le cabía la menor duda de que le estaba costando horrores hacerlo, pero tenía que quedar bien e inculcar confianza. Por el rabillo del ojo, observó cómo Daimonji le indicaba que saliera de la habitación mientras le decía a la señorita Himura que la iban a acompañar para vestirla adecuadamente para el viaje. Al cruzar el umbral, el teniente Kurosawa lo frenó.

A través del cieloTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon