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Las personas son crueles. La gente es traicionera. Las personas son individualistas. En Karmaland las reglas son así. No existen las amistades, porque todos tarde o temprano se traicionan, siempre ha sido así. Siempre uno apuñala a otro por la espalda, o quizá ambos a la vez.

Luzu no era ignorante, él tenía claro aquellas cosas, siempre las decía pero, ¿Por qué abrazaba a Quackity?




Nota:

Muchas gracias por el apoyo, espero que este capítulo cumpla sus expectativas. <3




Cuando Quackity se sentía rodeado por los brazos de alguien, no podía evitar acurrucarse, pegar su cabeza al pecho contrario, buscando el máximo calor posible, buscando estar protegido. Era un instinto, quizá de supervivencia, o quizá resultado de los traumas de su vida pasada.



Los patos eran un animal pequeño, en Karmaland bastaba darles un espadazo para que matarlos. La carne que soltaban la cocinaban, las plumas las utilizaban para hacer flechas, los huevos para hacer comida. Quackity era un pato y, su cuerpo sabía los peligros que significaba serlo. Como con Rubius. Por más de un momento, sintió más que a una persona, a un enorme oso sobre él, a punto de devorarlo, a punto de arrancar sus alas y desgarrar su carne. Ser un pato para él, era patético.

Pero para mí no. Me gustaba que admiraran mis alas, que las halagasen. Me gustaba que las tocaran, que las acariciaran, me gustaba como $&#&# y $&#&# lo hacían. Las alas en mi cuerpo me hacían sentir bello.

"Pero qué pasó".

Sintió calor. No un calor agradable. Un calor infernal. Gritos desgarradores y unos chillidos de dolor. Su cuerpo se sintió hervir. La carne desintegrándose, exponiendo sus órganos sensibles, todo, todo hirviendo, todo su cuerpo retorciéndose e intentando escapar, aleteaba, pero sentía sus alas más livianas, las plumas quemándose y quemando todo su cuerpo...

Se quemaron en lava.

Un pitido fuerte se escuchó en su oído.




Estaba entre los brazos de Luzu.

Podía sentir sus latidos acelerados, sus brazos protegiéndolo, estaba escondido en su cuello, mientras lo abrazaba por el cuello.

Se sentía muy bien.

— Quackity—. Luzu le llamó, suave, despacio, sin intenciones de perturbar el silencio o el momento—. ¿Estás bien?

— Me siento muy bien, ahora que... me abrazas. Me siento muy bien—. Murmuró, alejándose un poco para que se encontrasen sus miradas.

Las manos de Alex acariciaron despacio el cabello de Luzu, este imitó el gesto, pero en su cintura—. ¿Puedo acariciar bajo tu polerón?—. Preguntó, a lo que el menor asintió. Llevó sus manos a tocar la piel de Quackity, acariciando con sus dedos.

Se miraban con dulzura. Ninguno de los dos se sentía amenazado, ambos se sentían cómodos, y ninguno quería interrumpir el silencio.



Luzu se acercó un poco, haciendo que la punta de sus narices se tocasen, el pato sonrió pequeñito ante el contacto.

— Eres muy lindo—. Susurró el castaño—. ¿Puedo besarte?

El corazón de Quackity se estrujó, su mente era un caos. "¿Por qué...? Pregunta por todo... es tan... odioso". No lo era, ambos lo sabían. Era muy tierno, era... muy agradable.

Sick of You; luckity, rubckityWhere stories live. Discover now