Capítulo # 7.2

1.2K 66 2
                                    

Adam

—Querida, ¿Quieres más tarta de zanahoria?

Justo a uno de mis costados mi novia falsa meneo su mano de un lado a otro y con cuidado de no ser descubierta froto su barriga con la otra mano libre. Nunca había visto a nadie comer tanta tarta de zanahoria en un solo día, ¿Dónde guardaba tanta comida? La mire de reojo intentando que no me notara mientras ella comenzaba a hablar con mi madre de temas que, siendo sincero, no me interesaban para nada.

Sin embargo, no pude evitar la sonrisa que se implanto en mi rostro cuando mi madre hizo uno de sus muy característicos chistes terribles y Anna rio como si su vida dependiera de ello. Su risa, contagiosa pero a la misma vez delicada, era como las finas gotas de lluvia fría en verano. Refrescante, cautivadora: el sonido más mágico que alguna vez pude haber oído. Por un momento deje que mi mente fantaseara más de lo normal, me deje llevar y en un abrir y cerrar de ojos me imagine el sonido de sus gemidos. El eco que haría su boca cuando metiera dentro de ella mí… 

Sacudí la cabeza de un lado a otro y fruncí el seño

¿Qué demonios había acabado de pensar?

—Mami, ¿Anna puede subir a jugar?—La voz de mi hermanito me sacó de la burbuja de pensamientos en la que estaba—Quiero enseñarle mi último videojuego.

—Cariño, Anna debe de estar cansada por el viaje—Respondió mi madre con la dulzura que la caracterizaba.

—Pero mami…—Puchereo la pequeña bolita de risos negros—Yo quería jugar

—Ian…

Comenzó ella pero inmediatamente fue interrumpida por una tercera voz.

—No tengo problemas, puedo jugar con el—Como de costumbre Anna sonrió haciendo que el rostro del pequeño se iluminara.

En un abrir y cerrar de ojos Ian salto de su asiento y tomo a mi novia falsa saliendo a toda prisa del comedor mientras los dos hablaban de videojuegos y reían como dos niños pequeños. Bueno, Ian era un niño pequeño, y Anna… Pues ella también era como un bebé atrapado en el cuerpo de un adulto, así que, también contaba como crio.

Pase ambas manos por sobre mi rostro y suspire.

Traer una novia—falsa— a casa y termina de compañera de juegos de tu hermanito menor. Un clásico.

—Ella realmente me agrada—Poso su vista en mi con cautela y entrecruzo los brazos por encima de los hombros—No merece lo que le estás haciendo, Adam.

— ¿Y que se supone que le estoy haciendo, mamá?—Pinché la ensalada con el tenedor mientras fingía inocencia. Lo bueno y lo malo que tienen las madres es que nada se les escapa, para ellas somos como un espejo trasparente en donde pueden ver, y leer todos nuestros pensamientos e intenciones. No sé si amaba eso o si me asustaba a más no poder.

—Vengarte de tu padre—Su tono severo y serio estremeció mi cuerpo. Alcé la vista hacia su rostro y sonreí con cinismo. Ella llevo una mano a su cien y comenzó a masajearlo trazando pequeños circulitos— ¿Ella lo sabe?

—No, sabe nada, y quiero que siga siendo así—Deje el tenedor en el plato vacío frente a mí—Serán unos meses, solo eso. Quiero darle un escarmiento a ese hombre.

—Ese “hombre” es tu padre, Adam.

Apreté los puños debajo de la mesa y clave la mirada en el plato.

El nunca será mi padre.

La mujer que me trajo al mundo suavizo un poco la mirada severa que me había lanzado y con un tono más calmado comenzó:

Tan Solo Una Mirada ( Editando) Where stories live. Discover now