CAPÍTULO CINCO: SI NO LO CUIDAS LO PUEDES PERDER

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—Ya hemos llegado, baja—ordenó el rubio haciendo que ella se molestara por su tono de voz.

—¿No puedes ser más amable? Soy tu novia después de todo—dijo sonriendo sarcásticamente para fastidiarlo.

Remy ignoró por completo su comentario y tomó su mano haciendo que ella se sobresaltara, no se lo esperaba.

—Tienes razón, discúlpame—dijo depositando un suave beso en su mano logrando que ella se sonrojara. —¿Deseas que te trate así mi querida novia? —dijo él burlonamente, esperando que ella rectificara sus palabras, pero se encontró con un rosto molesto mirándolo inquisidoramente.

Tootie se enfadó al ver que él solo quería molestarla por lo que no se quedaría atrás, sonrió y le dio un casto beso en la mejilla logrando que él se pusiera rojo como un tomate y comenzara a balbucear cosas incompresibles haciendo que ella se riera de una forma que él jamás había visto.

—Co-co tú-t no y-yo e-res—dijo claramente alterado por ese inesperado acto ocasionando que una dulce risa emergía de los labios de Tootie haciendo que el corazón de Remy por un momento se acelerase por ella. —Vamos—dijo ya más calmado y golpeándose mentalmente por su reacción, mientras pensaba "Estúpida chica, se ha atrevido a besarme. Esto no se va a quedar así, como que me llamo Remy Buxaplenty".

Ambos chicos entraron a una tienda de aspecto caro, rápidamente fueron atendidos por las dependientas, pero Remy dijo que no era necesario.

—¿Eres talla S no? A pesar de esa ropa me parece que eres delgada—habló y ella se limitó a asentir sorprendida, la mayoría de personas creía que era más gordita a causa de su ropa.

El rubio empezó a escoger varios conjuntos de ropa que le podrían quedar bien a Tootie, la pobre estaba llevando una pila de ropa que el chico ponía en sus delicados brazos femeninos, que empezaban a tambalearse por el peso. Quería vengarse por lo que ella le había hecho, y esa era una buena manera, no la pensaba ayudar.

—¿No deberías llevarlo tú y yo escoger? —dijo cansada por todo el peso que llevaba en sus brazos.

—Con tu mal gusto solo comprarías cosas feas—dijo él y avanzó sin prestarle más atención.

Esto se repitió en unas cuantas tiendas más, haciendo que la pobre Tootie llevara por lo menos 20 Kg de ropa en bolsas que ya la estaban matando mientras él se sentía un poco, pero solo un poco culpable.

Cuando llegaron a la limusina el rubio iba a ayudarla, ya que pensaba que se había propasado, después de todo era un caballero con modales. Pero cuando estaba a punto de hacerlo su chofer se le adelantó, cosa que ella agradeció, logrando que él se molestara y después se dispuso a llevarlos a la mansión del blondo.

Cuando llegaron el rubio llevó a la pelinegra a una habitación para que se empezara a probar la ropa que él había comprado. Le dio un sencillo vestido color vino con tela de encaje, con unos botones hasta la cintura adornada por un delgado cinturón marrón y unas bailarinas del mismo color.

Era la primera vez que la chica se ponía ropa de ese estilo, no se sentía muy cómoda.

—¿Tengo que salir vestida así? —preguntó Tootie un poco avergonzada mientras Remy suspiraba por la obviedad de su tonta pregunta.

—No, es para que te quedes en un cuarto oscuro y nadie te vea, para eso te he comprado toda esa ropa—dijo él con todo el sarcasmo del mundo haciendo que ella se ofendiera.

La pelinegra se sentía avergonzada, así que poco a poco se fue asomando hasta quedar de pie frente al Buxaplenty logrando que el corazón de él se comenzara a acelerar.

—¿Qué tal? —preguntó con las mejillas ligeramente sonrojadas y claramente avergonzada.

Remy estaba en shock, no esperaba que debajo de esa horrible y ancha ropa se escondiera un cuerpo como ese, no era tan voluptuosa como Trixie, pero tenía unas delicadas curvas que la hacían ver despampanante y perfecta tal como era.

Tootie esperaba que el rubio le dijera algo molesto, pero ninguna palabra salía de su boca, cuando al fin se dispuso a hablar llamaron a la puerta.

. . . .

Timmy caminaba de un lado a otro de su habitación tratando de comprender lo que estaba pasando, normalmente era Tootie quien lo perseguía y no al revés. Solo quería hablar con ella y preguntarle respecto a Remy, pero ella lo había evadido a toda costa, cosa que molestaba mucho al castaño. ¿Quién se creía que era para ignorarlo?

—¡Ah, es una idiota! ¡¿Por qué me he de preocupar por ella?! —decía claramente enfadado para luego tirarse en su cama frustrado por lo que le pasaba con la pelinegra, ya que no entendía porque no podía dejar de pensar en ella con Remy.

—Te dije que te disculparas con Tootie a tiempo, pero no me hiciste caso—dijo molesta Wanda.

—¡Vale, tenías razón, no tendría que haberle dicho todo eso, me pasé, ya lo sé! —gritó exaltado.

—Timmy si no cuidas lo que tienes lo puedes llegar a perder—recalcó Wanda logrando que la opresión que el castaño había sentido volviera.

—Deseo volver al momento en que le dije eso a Tootie—pidió un poco desesperado.

Sus padrinos se dispusieron a cumplir la petición del chico, pero sus varitas se desinflaron y ningún hechizo se realizó, sorprendiendo a los presentes y haciendo que Timmy se sintiera ansioso. ¿Por qué no podían cumplir su deseo?

Notas de la autora: Lo siento este capítulo es un poco más corto, pero me ha gustado como ha quedado. 

Cuidado con lo que deseasWhere stories live. Discover now