Episodio 36: Aire fresco.

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Alana subió a la habitación de su amiga y se encontró con que estaba despierta.

—Empezaba a creer que te habías olvidado de mí —refunfuñó Carlota en broma.

La dama suspiró, tomó una silla y la colocó al lado de la cama, tomó asiento y sujeto las manos de su amiga.

—Iré por café —dijo Jackson saliendo de la habitación. Sabía que su madre y su tía debían conversar.

—Cariño, hay algo que debo decirte —comenzó a decir Alana.

—Si es que la chica esa está loca, ya lo deduje por mí sola —comentó Carlota señalando su pierna.

—Tobías... está muerto —notificó Alana apagando la sonrisa en la cara de su amiga—. Lo siento mucho.

Carlota no dijo nada, solo empezó a llorar.

Alana se levantó de su asiento y se acostó con su amiga. La abrazó y le brindó todo el consuelo que podía darle.

*

*

Dos días después...

Alana estaba abrazada a Derek, agradeciendo que él estuviera vivo y a salvo.

Estaban viendo una de esas viejas películas que ponen en los hospitales, cuando la puerta de la habitación se abrió y por ella pasaron sus padres y su hermana.

—Así que de verdad tienes una relación con un niño —despreció la madre.

—¿Quién los invitó? —preguntó Alana levantándose de la cama.

—Señora, para el amor no hay edad, pero ¿qué sabe usted del amor? —indagó Derek.

—Escuchamos lo que pasó en el hotel y vinimos a saber cómo estabas —dijo el padre ignorando a Derek.

—¿Ahora les interesa cómo estoy? Años, casada con un malnacido y justo ahora es que se preocupan por mí —expresó la dama tomando el teléfono interno de la habitación.

—Siempre tan grosera —manifestó Amira, la hermana de Alana.

—Amira, tu hermana, ha pasado por una situación complicada —apuntó Dafne enviándole una mirada de advertencia a su hija.

—No tenemos tiempo para esto, por favor retírense —pidió Derek.

—Te crees mucho pequeño gusano —replicó Amira.

La puerta se abrió y entraron 3 hombres de seguridad.

—Nos llegó una alerta de esta habitación —informó uno de ellos.

—Sí, estos señores están perturbando la paz del paciente —indicó Alana con una sonrisa.

—¡Soy tu madre!

—¿Lo eres? Yo creo que no, pero me da igual. —La cara de Agustín perdió el color—. Llévense a las mujeres, por favor —pidió Alana.

Los hombres asintieron, sacaron a Dafne y a Amira.

—¿Cómo te enteraste? —preguntó el hombre.

—No por ti. ¿Al menos si eres mi padre?

—¡Lo soy! —exclamó —. Tu madre biológica, era mi asistente y mi amante. Dafne no sabía de esa relación. Amaba a Clara, cuando me dijo que estaba embarazada no podía creerlo, estaba feliz, estaba listo para dejar a mi esposa, pero cuando naciste, tu mamá tuvo una hemorragia y murió. No podía darte en adopción, eras el fruto de nuestro amor. Fui con Dafne y le confesé todo, le pedí que me ayudara a educarte y ella te recibió. Sin embargo, comenzaste a crecer y tu cabello comenzó a tornarse rojo, tus pecas y tu independencia molestaron a Dafne y...

Amarte; es mi PecadoWhere stories live. Discover now