35

1.1K 91 77
                                    

Yeong

Habíamos quedado solos en el restaurante cuando nos levantamos a pagar, acercándonos al momento en que sabría de una buena vez de qué se trataba aquella reunión que, sin pretenderlo, había comportado un grato reencuentro entre dos amigos de la infancia.

Poco después, charlando de un reciente trabajo del que se había ocupado personalmente, salimos del lugar. La conversación era tan amena que ni siquiera me di cuenta de que echamos a caminar, en dirección contraria a las calles más transitadas, hacia un parque iluminado por numerosas farolas.

De repente, Hobi cortó de raíz con aquella anécdota y dio una palmada, masajeándose las manos.

—Bien, ese es mi coche —nos señaló un vehículo bastante grande de color negro al que no se le veía la marca—. ¿Cómo lo hacemos, Jungkook? Tú decides.

El más pequeño, que había estado hablando con Tae mientras nosotros tres los seguíamos a pocos pasos, regresó y eliminó toda separación.

—Es una sorpresa, así que nada de mirar hasta que te demos la señal, noona —me prohibió.

Colocó la mano en mi brazo, llevándome un poco más cerca del coche. De cara al ancho vehículo, Jungkook cubrió mis ojos con sus palmas y me arrastró contra su pecho, disfrutando de cada segundo.

—Está bien —sonreí, nerviosa—, pero date prisa, Hobi.

—Yo te ayudo, hyung —se ofreció Jimin, alejándose.

Las pisadas de Tae a mi izquierda y la tierna risa de Jungkook lograron que preguntara de nuevo, impacientándome.

—¿No me vais a dar ni una triste pista? —observé los mocasines de Taehyung—. Tae, vamos. Una pista diminuta, minúscula, por favor.

Él se rio, secundando a Jungkook, que tampoco podía contener la emoción.

—Solo espera unos segundos más, Yeonnie —me pidió—. Enseguida lo sabrás.

Por su parte, Jungkook apoyó ambos brazos en mis hombros, encontrando dicha postura mucho más cómoda para cubrir casi todo mi rostro e impedir que viera lo que Jimin y Hoseok hacían.

Oí que abrían el maletero.

Depositó sus labios muy cerca de mi oreja, aguardando a que los dos mayores continuaran.

—¿Quieres intentar adivinarlo? —me provocó, acrecentando la curiosidad con la que lidiaba desde primera hora de la mañana.

—No puedo adivinarlo si no me dices nada de nada, Jungkook —asesté de vuelta.

—Tienes razón —reconoció, risueño—. Mmmm ... Por lo que tengo entendido, es algo que querías mucho de pequeña.

Aquella pista, en lugar de orientarme, me desconcertó más. Arqueando las cejas, seguí bombárdeandole con nuevas preguntas.

—¿De pequeña? ¿Y cómo sabes eso, Jungkookie?

Tae soltó graves risotadas.

—Namjoon-hyung me lo dijo —me comunicó, orgulloso de que mi hermano le hubiera contado algo así.

—¿Namjoon? —me mordisqueé el labio, cayendo en esa tonta manía mientras elucubraba acerca de lo que podía ser—. ¿Estás seguro de que Nam conoce ese tipo de información? De niña quería muchas cosas y casi nunca lo decía.

Expresar mis deseos en esa casa era impensable para aquella niña. Además, ni siquiera recordaba haber añorado algo más una estabilidad que nunca conseguí.

En absoluto silencio, examiné el tono plateado de sus anillos gracias a la potente luz de un farol que nos amparaba en la oscuridad del parque. Había una suave brisa que removía mi cabello, logrando que recordara aquella triste época de mi vida una vez más.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGOWhere stories live. Discover now