10

45 5 40
                                    


Sigues en mí.

Y me quedó pensando en tí por horas.

Lejos de aquí.

Para ver si me extrañarás ahora.

Yo sigo aquí.

Aferrado de esperanzas tontas.

No mires así.

Que el color de tu mirada, se clava en mi pobre corazón.

Y no puedo más.

No puedo más.

Sí no es contigo

Yo no puedo más.

(...)

La luz azulada de la noche entraba por su ventana, la brisa fría de plena de madrugada mecía la cortina.

Chuuya a veces hacia eso. Despertaba en medió de la madrugada, abría la ventana de par en par, se sentaba a la orilla de la ventana a ver las estrellas, tomaba una manta y se tapaba por completo, dejando tan solo su rostro inexpresivo a la vista de la luna.

El viento acariciaba melosa mente su rostro de porcelana. Por su interior no comprendía el porque despertó, hace tanto que no lo hacía.

Un cosquilleo paso por su estómago, al pensar en alguna teoría que consistía en el sentimiento de rechazo vívido en la tarde anterior.

Todo lo llevaba a ello.

Pero tampoco comprendía porque se sintió de esa manera. No entendía nada.

O la verdadera razón era que no quería aceptarlo.

Un escalofrío recorrío su espalda.

Por su mente pasaron los recuerdos al lado de él, como una película, uno tras otro, el corazón se le estrujó, por instinto de aliviar el dolor, se apretó justo en donde estaba su corazón y aquella presión.

La sonrisa de Osamu no paraba de repetirse, de todos sus recuerdos, no había otro más bonito que su sonrisa sincera dirigida tan solo a Chuuya. Lo podría comparar con su mirada, un miel intenso con toques de luz cálida de atardecer, y de esa mirada que se vuelve defensiva tiñendose a un rojo carmín, afilada y preparada para atacar.

O tal vez de su burlesca risa, debía admitir que hay pocas veces que a escuchado a Dazai reír y esas pocas han sido para burlarse de los demás.

Pero, también sabía que cuando Dazai tenía sueño se comportaba de manera melosa, sin importar donde este, y su risa en ese estado, no se puede comparar con lo anterior.

Su risa, era una melodía suave a su oído, lo trasmitía a una tarde de campo, sereno.

Y Dazai siempre lo traía a lugar con solo mencionar su nombre. Le daba tranquilidad y paz.

Abrió como platos los ojos, el color su ojos brillaron por el desconcierto. Las estrellas se reflejaban en ellos, haciendo un cielo repleto de brillo y esperanza.

Sus mejillas se tiñeron de un suave rubí. Suspiró, y sus ojos se fijaron en la resplandeciente luna llena.

Sus pies colgaban por la ventana y se mecía por el nerviosismo. Lo que haría sería vergonzoso para su orgullo, pero triste para su estado.

Dedicado a tí -Shin soukuko-Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang