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Al día siguiente amanecí aturdido con unas sirvientas a mi alrededor, aunque me sorprendí en el momento, todo trascurrió bien, me ducharon, peinaron y me vistieron con trajes elegantes sin decir ni una sola palabra, al rato después me llevaron a un comedor inmenso, ahi se encontraban esos adultos llenos de elegancia, me saludaron y sonrieron cariñosamente, pero.

Yo carecía de cariño para dar y por lo que entendí ayer, ellos se presentaron como mis padres, entonces. . , ¿Quién era la sacerdotisa que decía ser mi madre?, ¿Quién esta mintiendo?, ¿en un momento?, así todos mis pensamientos se acumularon intensamente, no podía con el dolor, pero tenia que comportarme con esas personas, aun no sabia de lo que podían ser capaces de hacer, no importa que, aunque quizás si estoy mas tiempo con ellos pueda aclarar estos pensamientos no tan precisos...

el momento que pase en esa mesa fue silencioso, cuando terminamos cada un se retiro y yo pues no tenia nada que hacer o mejor dicho no sabia que hacer.
De repente un sirviente se hacerco.

-Joven maestro- me dijo con una vos calida- el emperador lo espera


Una futura ventajaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora