La descendencia de Clío.

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"La descendencia de Clío".

Estaba realmente cansada de la vida como docente en Hogwarts. Los temarios, realizar actividades, pruebas, revisar y convivir con uno que otro padre de familia malencarado me llevaban a un colapso inimaginable.

Hace un momento pensé que ir a despejar mis pensamientos a la Sala de Menesteres iba a ser una gran idea, pero ahora que veo entrar a Hermione Granger y a Ron Weasley no creo que sea un buen lugar, acabaría siendo un mal tercio.

Espera...eres la maestra.

Puedes regañar a Granger y a Weasley, correrlos y quedarte en la sala sola.

Jaaa, ¿con qué cara regañaré a mis alumnos si cuando yo era estudiante del colegio también me iba con...? ¡Basta! No puedo pensar más en ese patán.

Me apetece nadar un poco. No es de mi agrado ir a las mazmorras pero al menos hay una piscina más grande y sin Myrtle la llorona.

Bajo unas largas escaleras y paso por la oficina del nuevo director de Hogwarts: Severus Snape.

"¡Ugh, cómo lo detesto! Si existiera una lista de personas que más odio, él estaría en primer lugar! ¡Lo hubiera matado la maldita serpiente de Voldemort! Ya pensaré qué hacer para quitarle su puesto...

Por ahora solo quiero nadar en lo más profundo de la piscina y para mi fortuna está completamente vacía. Agite mi varita y pude ponerme mi bikini negro que me combinaba perfecto con mi pálida piel.

Ahora tendría que aplicar un método infalible para checar si el agua estaba fría o caliente: metí el dedo pequeño del pie. "Mm, tibia"

-Ok, ahora sí podré meterme completa-.

Si Salazar Slytherin viera esto, definitivamente me mandaría a Gryffindor por temerle al agua fría.

Me metí a la piscina y empecé a sumergirme. Al fondo de la alberca podía ver el logo del colegio y yo trataba de nadar de un lado a otro. Mi cabello rubio estaba empapado y estaba disfrutando bastante este momento.

-No, definitivamente yo soy una Slytherin...la mejor de todas.-dije en voz alta.

-Hay ocasiones donde uno debe de estar reafirmando lo que piensa para creérselo, aunque sean meras falacias- me respondió una fría voz.

Estaba paralizada del coraje.

¡¿cómo se atreve?!

Volteo a la puerta y escucho como el agua de la piscina se mueve detrás de mí, alzo la vista y me encuentro con el peor ser del mundo mágico, y no, no era Voldemort.

-Buenas noches, profesor Snape...como siempre usted tan amable-dije entre dientes.

-Los horarios de la piscina vienen en el reglamento principal, los alumnos deberán hacer uso del lugar en las tardes y los maestros en la mañana, me temo que es una pésima hora para que siga jugando a ser sirena-embolsó una sonrisa burlona.

-No sabía nada respecto a ese reglamento, pero tal vez mañana pueda seguirlo...hoy me quedaré aquí a seguir nadando-dije muy decidida.

Traté de ignorarlo y empecé a nadar de dorso, amaba nadar en esa posición era como acostarse en el agu...¡AAAAGH!

Caí en el piso de la piscina.

El agua había desaparecido por completo, volteó a ver a Snape y tenía su varita en mano.

-¿ESTÁS DEMENTE? ¿CÓMO SE TE OCURRE DESAPARECER EL AGUA?- le grité furiosa.

-Las reglas son reglas-contestó y caminó hacia la puerta.

Ojos de noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora