Prólogo

805 55 2
                                    

—Así que, ¿has oído? Naruto está de vuelta—. Karui miraba con una
sonrisa amable mientras Hinata cuidadosamente envolvía sus compras.
Hinata sintió que su corazón daba un saltito con la noticia, aunque no
era la primera vez que la había oído. Saber que el apuesto Dr. Uzumaki
se había mudado de regreso a su casa para siempre, después de diez
años, lejos tenía a los chismes calientes de todas las mujeres en tropel a través de su tienda.

Karui Tanaka estaba allí para recoger un espejo de mano con hermosos azulejos pintados a mano. Ino estaba allí, a pesar de que odiaba tanto a Hinata como a Sakura, porque era amiga de Karui. En lo que a Ino se
refería, ellas eran directamente responsables de su ruptura con Naruto.

Ino Yamanaka era una de las bellezas de la ciudad y lo sabía.
De huesos finos, con piel de alabastro, tenía la cantidad correcta de
colorete rosado en sus mejillas para hacer estallar su perfección de
rubia  pálida. Añade ojos azules del color de los no-me-olvides, y una
acumulación de alta, tenue constitución, y era la personificación de la rubia frágil. La mujer podía pelear como linebacker (posición defensiva en fútbol americano) cuando llegara el momento, podía gritar, y los murciélagos en kilómetros a la redonda caían muertos al suelo, pero hombre si no funcionaba toda la cosa de Penélope Pitstop (personaje de dibujo animado de damisela en peligro) y, los hombres caían en la trampa. Les encantaba toda esa basura de la flor delicada de la feminidad que ella se las arreglaba para conseguir de forma tan impecable.

No era que Hinata tuviera envidia ni nada.
En realidad no.
Los hombres miraban a Hinata y veían feminidad resistente. Sus
caderas estaban hechas para dar a luz, con ojos perlados claros y
cabello azulado, con cinco pies y dos pulgadas Hinata nunca, literalmente, sería capaz de hacerle frente a Ino. Añade el hecho de que la mayoría de la población pensaba que estaba en una relación homosexual con Sakura y su calendario social se quedaba
tristemente vacío.

—Al parecer, Naruto está pensando en hacerse cargo de la práctica del Dr.
Sarutobi, él y Neji serán socios—, susurró Ino.
—Así que ¿Ya hablaste con él?— La expresión de Karui de cortés
curiosidad no cuadraba con su tono de voz. Hinata no se atrevió a
mirarla muy de cerca, pero pensó que Karui casi se estaba exasperando
con su amiga. Todo el mundo sabía lo duro que Ino había perseguido
una vez a Naruto. ¿Tal vez pensaba que podía encender ese viejo fuego
quemante una vez más?

—Sí, Naruto acaba de comprar la vieja casa de sus padres. No puedo
esperar a llegar allí y re-decorar—. Hinata prácticamente podía ver a
Ino frotándose las manos con anticipación. —Por supuesto, nada de
esta tienda pegaría. No hay cosas verdaderamente artesanales. Quiero
antigüedades genuinas, no imitaciones—. La mirada despectiva de Ino recorrió la tienda, y a su propietaria, con igual burla.
Cuando la espalda de Ino se volvió, Hinata en un ataque de infantilismo, imitó a la rubia lo más cerca posible.

Karui terminó ahogándose con un sorbo de té mientras Hinata ponía la mano en su cadera y decía las mismas palabras de Ino. —Por supuesto, todo el mundo sabe que Naruto nunca pondría un pie dentro de Wallflowers.
¿Acaso siquiera sabe que existes, Hinata?
Hinata golpeó el dedo en su barbilla, pensativa, mientras Ino se volvía
hacia ella.
—Sí, de hecho, creo que lo hace. Algo... algo que ver con... ponche. Con
ponche de cereza, si no recuerdo mal—. Ese había sido el incidente que
había hecho romper a Naruto e Ino; Sakura había derramado ponche de
cereza en todo el blanco vestido de fiesta de Ino, en represalia por
algún comentario de Ino sobre Hinata. Naruto había, al parecer, tomado el lado de Hinata y de Sakura y había roto su relación con Ino. Ino
había odiado a Hinata y a Sakura desde entonces.

Hinata estaba bastante segura de que Ino era la que mantenía vivo el rumor de que ellas eran una pareja gay.
La mirada en el rostro de la rubia estaba llena de odio hasta que lo
suavizó, una vez más siendo la fresca y delicada mujer que la mayoría
en Halle conocía. Le sonrió a Hinata con lástima. —Oí que Shino dejó
la ciudad recientemente. Qué pasa, Hinata, ¿No le gustaba compartirte
con Sakura? O tal vez ¿No pudo aceptar meterse en un ménage a trois?

Hinata le devolvió la sonrisa, ocultando el dolor por Shino con práctica facilidad. Ellos habían sabido antes de que él se fuera que su relación no estaba yendo a ninguna parte, y no había sido culpa de Shino. — Así que ¿Has sido invitada a la fiesta de inauguración de la casa de
Naruto?— A veces ayudaba tener amigos en lugares extraños; el mejor
amigo de Naruto se había convertido en uno de sus mejores artesanos y
amigo más cercano. Él había hecho el espejo de Karui y había suministrado parte de las artesanías en vidrio que estaban en la pared de la tienda.

Los ojos de Ino parpadearon; ella no sabía nada sobre la fiesta. Hinata
mentalmente apuntó un tanto en su marcador mental. En el lado
negativo, Hinata no había sido invitada tampoco, no era que hubiera
esperado estarlo.
—Esa fiesta se supone que es una sorpresa—. Ino movió su mano
alegremente. Hinata simplemente levantó una ceja divertida, sin dejarse
engañar en lo más mínimo. —Oh, bien, esperemos que no le derrames
los granos a Naruto. Oh, espera. ¿Cuándo fue precisamente la última vez que hablaste con Naruto?— Ino sonrió fríamente.
Hinata dio un aplauso en fingida aprobación. —Wow, Ino. Qué forma
de expresar tu yo interior de doce años.

Rechinando sus dientes en una sonrisa falsa, Ino se dirigió a Karui. —
Te esperaré afuera. La atmósfera aquí es tan empalagosa y dulce.
Realmente no sé cómo puedes soportarla—. Salió afuera y se sentó en el banco que Hinata y Sakura habían puesto al frente, viéndose delicada y dulce mientras saludaba a sus amigos y conocidos.
—Lo siento, Hinata. Olvidé lo mucho que ella te disgusta.
Hinata se volvió y miró a la cara de disculpa de Karui. Sonrió. —No hay
problema, Karui. Si en realidad ella viniera aquí a comprar algo me
tomaría el gran placer de cobrarle el doble.

Karui se echó a reír mientras Sakura asomaba la cabeza fuera a través
de las cortinas de la habitación del fondo. — ¿Se ha montado la
malvada bruja en su escoba ya?
Hinata hizo señas hacia el ventanal. —No del todo. Está volando en
nuestro banco en este momento.
Sakura cargó el espejo con un suspiro. —Aquí tienes, Karui. Esperemos
que a ti y a Choji les guste.
—Oh, estoy segura que lo hará—, dijo Karui, con los ojos pegados a la
caja del espejo. Pagó, charlando tranquilamente con Sakura y Hinata, y luego salió de la tienda con gesto alegre. Las dos mujeres podían verla
dándole a Ino un momento difícil mientras cruzaban la calle, pero
rápidamente se perdieron de vista.
—Así que Naruto está de vuelta en la ciudad—. Sakura se apoyó contra el
mostrador, obviamente, ocultando una sonrisa.
—Sí.

— ¿Harás una jugada por el Dr. Delicioso? Quiero decir, tuviste un
flechazo con él, desde que, ¿la escuela primaria?
— ¿Darle una mínima oportunidad? Tal veeeeez.
Las dos mujeres se miraron y rieron, ambas sabían que Hinata no tenía
ninguna posibilidad en el infierno de captar la atención de Naruto Uzumaki.
No lo había hecho en la escuela secundaria, y desde luego no había
cambiado mucho desde entonces.
¿Qué haría que un hombre como Naruto deseara a alguien como ella?

EL WALLFLOWER (Libro 1 Naruhina)Where stories live. Discover now