Día 5

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Hinata desde que las nacionales empezaron no había parado de votar como si fuese un niño pequeño.

Haberse reencontrado con sus rivales del campamento de entrenamiento de Tokio había sido más que emocionante. Sobretodo ver a su maestro Bokuto.

Ahora, que se iba a enfrentar contra Inarizaki la emoción que sentía estaba flor de piel. No entendía porqué, pero enfrentarse contra ellos era un sentimiento que deseaba. Algo le hacía querer enfrentarse cara a cara en la cancha con sus mejores armas.

Había entrenado como nunca para enfrentarse a un equipo tan fuerte como Inarizaki, y solo quería aprovechar el momento de luchar con digno rival.

—¿No necesitas ir al baño?

Hinata gruñó cuando escuchó la voz de Kageyama a sus espaldas.

—No me hace falta... Fui hace un rato.

—... ¿Tampoco necesitas ir a lanzar flechas como un loco?

El pelinaranja se tensó como una cuerda al escuchar aquello.

Desde el día que hizo aquella videollamada con Kageyama, algo en él había cambiado. Lo sentía. Y no sabía si para bien o para mal.

Cuando despertó a la mañana siguiente, lo había hecho con lágrimas en los ojos y con ganas de coger un arco y lanzar flechas, algo que nunca en la vida había hecho. Por eso, no entiende como es que acabó en el club de tiro con arco.

No pudo reaccionar hasta que Suga le había tocado el hombro.

Nada más verle, algo se removió en su interior y una profunda tristeza llegó a él haciéndole llorar como un niño.

Después de ese día, después de cada práctica iba hasta el club de tiro con arco y le dejaban lanzar todas las flechas que quisiera siempre y cuando cerrase y dejase todo como lo había encontrado. También había hecho aquello en el partido del día anterior. Pensaba en eso como un ritual antes de un partido.

Cada uno tenía sus cosas raras antes de cualquier partido, y para él parecía ser el tiro con arco.

Pero en cada disparo, en cada flecha, sentía un sentimiento de tristeza que parecía querer ahogarle.

—Tobio-kun, no nos veíamos desde el campamento del sub-19.

—Miya-san, hola.

La respiración de Hinata se quedó atascada en su garganta al ver al chico rubio que hablaba con Kageyama.

Él no le había mirado, pero sentía la necesidad de que lo hiciese. 

Su interior gritaba por aquello.

—Espero que tengamos un buen partido. Espero mucho de ti.

—No es de mi de quien deberías de preocuparte.

Atsumu miró en la dirección en la que se giró el pelinegro y allí pudo verlo.

A la persona que había esperado por ver durante mucho tiempo sin saber el porqué.

Su pelo naranja y revoltoso, de estatura baja, piel blanca, y lo más llamativo, sus ojos de color miel que no dejaban de brillar en su dirección.

Algo en su interior, se sintió aliviado al verle allí, pero se negaba a acercarse, ni siquiera parecía que su voz quisiese salir y decir algo. Podía leer el lenguaje corporal del contrario y podía asegurar que estaba temeroso de tenerle ahí al ver sus manos recogidas en su pecho.

Había esperado tanto por aquel inexplicable encuentro, que ahora se sentía desconcertado por no poder hacer nada.

Había esperado tanto por aquel inexplicable encuentro, que ahora se sentía desconcertado por no poder hacer nada

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⏰ Last updated: Aug 11, 2022 ⏰

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