Pokémon: Yo soy tu entrenador

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Pokémon: Yo soy tu entrenador.

Ash Ketchum siempre había soñado con convertirse en un maestro Pokémon. Una vez que cumplió los diez años, finalmente sus sueños parecían estar cada vez más cerca de cumplirse. Recorrió toda la región de Kanto, acompañado por los amigos que conoció en el camino, Misty y Brock, enfrentando toda clase de desafíos. Consiguió sus ocho medallas con mucho esfuerzo y algo de suerte, pero finalmente llegó a la Liga Pokémon.

Ahora se encontraba ahí, en el Estadio de la Meseta Añil, disputando lo que sería la batalla más importante de su vida. No solo era un combate en la Liga Pokémon, era un combate contra su amigo Ritchie, al cual le había prometido dar lo mejor de sí en la batalla.

Tuvo dificultades para llegar al estadio: el Equipo Rocket lo secuestró. Pero incapaz de darse por vencido, Ash usó todos sus recursos para escapar de ellos y llegar al combate. Sin embargo, esto le había costado bastante caro, la mayoría de sus Pokémon estaban demasiado cansados para combatir con Ritchie.

Cuando inició la batalla, Ash envió a su Squirtle, uno de sus pocos Pokémon que no se agotaron con el Equipo Rocket, pero este fue derrotado gracias al Butterfree de Ritchie. Justo cuando estaba en problemas, fue su Pikachu quien salto al campo de batalla y, pese a estar agotado, consiguió derrotar a Butterfree y emparejar el marcador.

Ash nuevamente se llenó de esperanza. Pikachu era su Pokémon más confiable y querido, con él podría vencer a su rival... O al menos eso pensó. Cuando el Charmander de Ritchie entró al campo de batalla, las cosas se pusieron en contra de Ash, quien veía impotente como su primer amigo esquivaba las potentes llamaradas del rival solo para salir volando con una embestida. Su Pokémon era tan confiable que incluso con el agotamiento y los golpes que había recibido, intentaba ponerse de pie, solo para fracasar inevitablemente y caer agotado en el suelo.

-¡Pikachu no puede continuar, Charmander es el ganador!

Mientras que las personas en el estadio se emocionaban ante este combate, Ash planeaba cuidadosamente su siguiente jugada, no podía permitir que el esfuerzo de Pikachu y Squirtle fuese en vano.

Bulbasaur quedaba descartado como su siguiente Pokémon, al ser Charmander un tipo fuego, podría fácilmente quemar al tipo planta. Pidgeotto por su parte estaba demasiado cansado después de llevarlo hasta el estadio. Por no mencionar que, a causa del Equipo Rocket, no pudo pedirle al profesor las Pokéball de Kingler o Muk.

Esto solo le dejaba con una opción, una MUY arriesgada opción: Charizard. Era sin duda el Pokémon más fuerte que Ash poseía en su arsenal y podría derrotar sin ningún problema al Charmander de Ritchie, pero había cierto detalle. Desde el día en que evolucionó, Charizard se negó a aceptar a Ash como su entrenador, se la pasaba ignorando sus órdenes o arrojándole Lanzallamas cada que intentaba hablar con él. Charizard era un Pokémon desobediente y rebelde, por lo que Ash ya se había dado por vencido con él, no le había pedido ayuda desde que regresó a Pueblo Paleta para hacer su entrenamiento, y eso había sido hacía ya dos meses. Aun así, no tenía opción.

-¡Sé que es arriesgado, pero es mi única esperanza! ¡Charizard yo te elijó!

-¡¿Charizard?!

Mientras su Pokémon se materializaba, Ash llegó a escuchar a sus amigos, Misty y Brock, dar un grito de sorpresa. No podía culparlos, él reaccionaría igual, pero ahora tenía que depositar toda su esperanza en Charizard.

-¡Bien Charizard, todo depende de ti ahora!- Dijo Ash intentando animar a su Pokémon.

-¡No te rindas Zippo! ¡Tú solo sigue peleando!- Dijo Ritchie, quien pese a esas palabras, parecía preocupado en cuanto Ash le reveló a Charizard.

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